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Sito Miñanco reinventa su vida ante el juez: ni colombianos ni vis a vis con su mujer
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hasta 1991 "no toqué nada que no fuera tabaco"

Sito Miñanco reinventa su vida ante el juez: ni colombianos ni vis a vis con su mujer

El narco sostiene en el juicio por blanqueo que hasta 1991 “no tocó nada que no fuera tabaco”, repasa sus relaciones sentimentales y asegura que hizo fortuna en Bélgica en los 80

Foto: El narcotraficante gallego José Ramón Prado Bugallo, conocido como Sito Miñanco, presta declaración en la Audiencia de Pontevedra. (EFE)
El narcotraficante gallego José Ramón Prado Bugallo, conocido como Sito Miñanco, presta declaración en la Audiencia de Pontevedra. (EFE)

Con Sito Miñanco ya se sabe que la ficción es incapaz de alcanzar los límites de la realidad. Todo es novelesco en la vida del más famoso de los narcos gallegos, un personaje que ha multiplicado su popularidad desde el éxito de la serie 'Fariña', basada en el libro de Nacho Carretero. El juicio que se celebra estos días en la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde se le juzga por presunto blanqueo de 10 millones de euros, no defraudaría a los seguidores del culebrón televisivo. En su afán por desvincularse de la inmobiliaria que actuaba de supuesta tapadera, José Ramón Prado Bugallo –su verdadero nombre– reinventó su historia respecto a las “mentiras de la prensa”; relaciones sentimentales y vínculos con el mundo del delito incluidos.

La etapa biográfica que se ventila ante el tribunal es la de los últimos años 80 y los primeros 90. Se trata de una época en la que fue detenido en una operación de tabaco e ingresó en la cárcel, donde conocería a miembros del Cartel de Medellín como Jorge Luis Ochoa. Así se gestó el salto a la cocaína, origen de su detención en 1994 por introducir 2,5 toneladas de dicha droga, lo que le costaría una pena de 20 años de prisión. Eso dice al menos el relato oficial, porque el que este lunes narró ante la Audiencia Nacional sostiene que no hubo colombianos ni nada parecido en Carabanchel y que “hasta 1991” no tocó “nada que no fuera tabaco”.

Sito Miñanco, de nuevo en el banquillo acusado de blanquear casi 10 millones

Eran años en los que, según sostiene, residía y cotizaba en Amberes, donde asegura que dirigía una lucrativa empresa absolutamente legal de distribución de tabaco. “Yo no conocí a ningún miembro de ningún cartel en la cárcel, eso lo inventó la prensa y es una mentira tan grande como esta Audiencia”, manifestó Miñanco ante los miembros del jurado. Con el pelo largo, el bigote canoso y una bufanda roja para protegerse del frío, Prado Bugallo llegó esposado a la sede judicial, donde durante una hora trató de desmarcarse de su exmujer, Rosa Pouso, y la hermana de esta, a cuyo nombre estaba la inmobiliaria San Saturnino. Por ahí vinieron las historias del corazón que no tuvo reparos en detallar a los miembros del jurado. Por ejemplo, la de la ruptura con su ex, que data de 1982. “En realidad, desde antes, desde que se murió su hermano, porque hizo un luto de dos años que me pareció exagerado”, relató.

Distanciado de Rosa Pouso, con la que tuvo dos hijas –“Nunca tuve un vis a vis íntimo con mi mujer en ninguna prisión”, llegó a confesar–, empezó a salir solo y a rehacer su vida. Así fue como se emparejó en 1982 con una dominicana de nombre Alejandrina. Y de ahí dio un salto en el tiempo hasta su noviazgo con la panameña Odalys Rivera, con la que tuvo una hija. Un buen día, relató, fue descubierto en compañía de ambas por una de las hijas de su primer matrimonio, también imputada, lo que provocó su distanciamiento. Corría el año 1999, y dejó de hablar con su padre. De ahí que nunca le transfiriera dinero a su exmujer ni a sus hijas, señaló. Todo eso lo relató aparentemente afligido. “Es muy duro exponer la vida de una familia aquí”, se dolió.

Foto: Fotografía de archivo del narcotraficante Laureano Oubiña (d) abandonando la prisión de Navalcarnero. (EFE)

La Audiencia juzga a Prado Bugallo, su exmujer, su hija, su excuñada y un empresario –considerado un testaferro por la Fiscalía– por un supuesto delito de blanqueo de capitales. El fiscal pide seis años de cárcel para cada uno de los acusados y una multa de 10 millones de euros, además de la clausura definitiva de la inmobiliaria y el comiso de todos los bienes incluidos en el escrito judicial. San Saturnino, aún activa, fue objeto de un exhaustivo registro el pasado 5 de febrero, cuando se desplegó la Operación Mito, por la que Miñanco volvió a prisión. El ministerio público atribuye la totalidad de los bienes de esta empresa a dinero supuestamente procedente del narcotráfico.

Sito Miñanco fue durante unos años administrador de San Saturnino, pero en su declaración de este lunes se desvinculó por completo de la actividad de la inmobiliaria: “Nunca tomé decisión alguna, solo firmaba”. Si en algo participó fue por deseo de su excuñada. “Me presté para ayudarla y ella confió en mí”, relató. Pero negó haber aportado cantidad alguna o firmado documentos para comprar patrimonio, entre ellos los casi 5.000 metros cuadrados que sirvieron para levantar el Astillero O Facho, donde se sospecha que construía las planeadoras y lanzaderas con las que realizaba las descargas ilegales. “No me acuerdo de nada, pero si aparece mi nombre ahí será que firmé, ahora veo que mis abogados no sacaron mi nombre de ahí cuando me desvinculé legalmente de esa empresa”, declaró Prado Bugallo.

Altruista presidente del club de Cambados

La actividad que entonces ocupaba al conocido narco era, según su relato, esa supuesta comercialización de tabaco realizada desde Bélgica. En ese país, aseguró, vivía en los años en los se produjeron los hechos por los que está siendo juzgado. Trabajaba en una empresa dedicada a la comercialización de tabaco para su venta en África y a barcos portugueses, y más tarde se dedicaría a la “importación y exportación de ropas y géneros”. El éxito de estos supuestos negocios habría que considerarlo excepcional, porque en aquellos años fue cuando Miñanco compra el Juventud de Cambados e inyecta cantidades de dinero impropias de un modesto club de fútbol de Tercera división. Ahora ofrece otra versión: “Les ayudé porque iba a desaparecer, pero los que lo llevaban eran otros”.

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El acusado no dio muchos más datos, pero ya los había adelantado su abogado la pasada semana, cuando se plantearon las cuestiones previas. Según su defensor, el popular capo residió, cotizó y dirigió desde Amberes la empresa legal de distribución de tabaco Melina Trading entre 1987 y 1992, tributando ya en el país flamenco desde 1986. En ese país, según su abogado, declaró activos de entre 8,5 y 10,3 millones de francos suizos (hasta 9,1 millones de euros al cambio actual) en 1986 y 1987, respectivamente. “Con los cigarrillos se ganaba mucho dinero”, se justificó Miñanco.

La mala prensa

Eso sí, viajaba a Galicia con cierta frecuencia, “cada semana o cada 15 días”, pero no para ver a su mujer e hijas, sino porque su padre estaba en fase terminal. Aprovechando esas visitas, le daban “cosas a firmar”, sin que el empresario Prado Bugallo tuviese “ni idea” del tipo de operaciones que realizaba la inmobiliaria con su nombre. “Yo vivía en Bélgica, donde me dedicaba a llevar tabaco desde Amberes a África. Luego fui a Panamá porque los portes eran más baratos”, aseguró. “Hasta el año 91 no toqué nada que no fuese tabaco”, insistió este lunes ante el tribunal. “Lo que pasa es que los periodistas, la mayoría, no contrastan las noticias”.

En la sesión de este lunes también declararon su exmujer y una de sus hijas, ambas acusadas, para avalar la versión de que Miñanco abandonó la casa familiar y no vivía en Galicia, por lo que la inyección de dinero de la inmobiliaria no procedía del narcotráfico. Rosa Pouso aseguró que la actividad de San Saturnino “no tiene nada de particular” y los ingresos de la agencia procedían de alquileres, ventas y seguros. La hija y la excuñada negaron irregularidades en la gestión de la inmobiliaria, en tanto que el presunto testaferro descartó que el conocido capo arousano realizara “gestión alguna” con sus empresas.

Con Sito Miñanco ya se sabe que la ficción es incapaz de alcanzar los límites de la realidad. Todo es novelesco en la vida del más famoso de los narcos gallegos, un personaje que ha multiplicado su popularidad desde el éxito de la serie 'Fariña', basada en el libro de Nacho Carretero. El juicio que se celebra estos días en la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde se le juzga por presunto blanqueo de 10 millones de euros, no defraudaría a los seguidores del culebrón televisivo. En su afán por desvincularse de la inmobiliaria que actuaba de supuesta tapadera, José Ramón Prado Bugallo –su verdadero nombre– reinventó su historia respecto a las “mentiras de la prensa”; relaciones sentimentales y vínculos con el mundo del delito incluidos.

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