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Menú del día, ropa barata, coches viejos... La falsa vida de Sito Miñanco
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Menú del día, ropa barata, coches viejos... La falsa vida de Sito Miñanco

El narco que más droga mueve de toda Europa volvió a liderar la organización que dirigía con su socio colombiano en cuanto la Audiencia Nacional le concedió el régimen de semilibertad

Foto: Inmobiliaria registrada por la Policía Nacional en el marco de la operación contra Sito Miñanco. (EFE)
Inmobiliaria registrada por la Policía Nacional en el marco de la operación contra Sito Miñanco. (EFE)

José Ramón Prado Bugallo, alias Sito Miñanco, era lo más alejado del concepto de nuevo rico. Primero porque ya había tenido los bolsillos llenos de billetes antes y, segundo, porque ya solo quería pasar desapercibido. Después de haber sido detenido tres veces —la última el pasado lunes—, lo único que tenía en la cabeza es que la Policía no volviera a fijarse en él. Sabía que llamar la atención era como ponerse los grilletes a uno mismo, colocarse una diana en la cabeza o levantar la mano ante el profesor que pregunta quién ha sido. Por eso evitaba los restaurantes caros. El nuevo Sito era más de almorzar menú del día, bocadillos e incluso comida para llevar dentro del mismo coche.

Lejos quedaban los tiempos de ostentación en los que el narco más poderoso del país presumía de mansión, conducía un Ferrari Testarrosa y alojaba a las prostitutas más caras de Galicia. Ahora dormía en un modesto piso de Madrid junto a su socio colombiano durante los fines de semana, ya que a diario tenía que ir a pasar la noche al centro de reinserción de Algeciras (Cádiz). La Audiencia Nacional acordó pasarle a este régimen de semilibertad en 2015 —tres años antes de cumplir su última condena— después de que el narco lo solicitara. Miñanco argumentó que tenía un trabajo como vigilante en un garaje y que eso le ayudaría a reinsertarse. Posteriormente, la Policía descubrió que la cochera estaba a nombre de una persona vinculada con el gallego y que este solo iba a 'trabajar' de vez en cuando.

Miñanco conducía ahora coches de segunda mano y sus trajes ya no eran 'premium', sino de 'outlet'. Era un obrero de cara a la Justicia... con 15 millones de euros en patrimonio

Miñanco conducía ahora coches de segunda mano y sus trajes ya no eran 'premium', sino de 'outlet'. Era un obrero de cara a la Justicia, al público y a la Policía, que no podían sospechar que en realidad ese hombre de zapatos baratos tenía 15 millones de euros en patrimonio, que es la cifra que los investigadores de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) de la Policía Nacional calculan a bote pronto que acumula el narco. Estos agentes, en colaboración con los de la Brigada de Estupefacientes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco), comenzaron pronto a detectar que Miñanco estaba aprovechando sus salidas diarias del centro de reinserción para volver a dirigir la trama delictiva que había capitaneado siempre.

Los investigadores antidroga, que además eran los mismos que habían encarcelado en otras ocasiones a este narco, descubrieron al poco tiempo de pasar a semilibertad que Miñanco se estaba reuniendo con sus antiguos colaboradores. Se veían en lugares públicos como bares, restaurantes, hoteles o cafeterías. Esto les permitía libertad de movimientos y tener una justificación si eran sorprendidos por la Policía, ya que no es delito estar tomando algo con colegas. "Se ponían junto a cristales, porque aunque así eran más visibles también podían ellos ver si alguien les seguía", explica un responsable de la investigación que ha permitido desarticular a la organización completa con más de una treintena de detenciones.

Foto: El capo Sito Miñanco durante el juicio celebrado en 2004 (EFE)

Para los investigadores, estas reuniones no podían servir de prueba, pero sí eran un indicio de que el narco estaba volviendo a coger el bastón de mando de su organización. A diario iba a Marbella u otros sitios de la zona para tomar contacto con sus colaboradores. A veces estos viajaban desde lejos para verle. En otras ocasiones quedaban en Madrid el fin de semana. Algunos días incluso se veían en Galicia, comunidad a la que el narco tenía prohibido viajar sin permiso judicial. Cuando la Audiencia Nacional se lo concedía, este subía a ver a su familia y a otros miembros de la trama. Allí la Policía reducía ligeramente la vigilancia, dado que se trata de una zona donde los agentes podían ser fácilmente identificados.

placeholder Sito Miñanco durante su detención. (EFE)
Sito Miñanco durante su detención. (EFE)

Los seguimientos de los miembros de la Brigada de Estupefacientes duraron dos años hasta que los agentes pudieron recopilar pruebas suficientes para detener a uno de los narcos que más cocaína ha introducido en Europa. El pasado lunes detuvieron a más de 40 componentes de la banda, aunque el núcleo duro estaba formado por seis personas de nacionalidad colombiana, un holandés y un grupo de españoles (algunos de origen colombiano también), entre los que estaba el lugarteniente de Miñanco y el propio gallego.

La nueva organización desmantelada tenía muchas similitudes con la anterior, aunque algunos aspectos habían cambiado. Durante años, estos narcotraficantes fueron los principales proveedores de cocaína de toda Europa, ya que Galicia era la puerta de entrada de esta sustancia para el continente. Los delincuentes de origen colombiano eran quienes distribuían el producto. Hoy este último punto sigue siendo igual, pero el primero ha evolucionado. Según fuentes policiales, la comunidad autónoma sigue albergando a narcos que introducen droga por mar, pero las cantidades se han reducido sustancialmente debido a la enorme presión de las autoridades que ha castigado la zona en los últimos años. Esto último ha provocado que los traficantes opten por acceder a través de puertos del norte de Europa, como Róterdam, Ámsterdam o San Petersburgo, lo cual ha descargado la cantidad que entra por Galicia.

La Policía ha descubierto asimismo diversos modos de blanqueo utilizados por la organización de Miñanco para reingresar el dinero en la vía legal. Entre estos métodos, ha descubierto un astillero que los narcos utilizaban para mandar lanchas a recoger la coca en alta mar, así como para blanquear. Esto último aún está por acreditar, al igual que el resto de sistemas utilizados para devolver el dinero a su curso, entre los que habría inmobiliarias y otros negocios. La UDEF es la encargada de indagar este último delito y aún tiene que analizar una ingente cantidad de documentación.

En paralelo, la desarticulación de la trama de Miñanco ha puesto sobre la mesa media docena de procedimientos judiciales que estaban iniciados tanto en la Audiencia Nacional como en otros juzgados de instrucción por ilícitos vinculados al narcotráfico que tendrían relación con este grupo de narcos. Todas estas causas serán probablemente unificadas en la principal que dirige la jueza Carmen Lamela.

José Ramón Prado Bugallo, alias Sito Miñanco, era lo más alejado del concepto de nuevo rico. Primero porque ya había tenido los bolsillos llenos de billetes antes y, segundo, porque ya solo quería pasar desapercibido. Después de haber sido detenido tres veces —la última el pasado lunes—, lo único que tenía en la cabeza es que la Policía no volviera a fijarse en él. Sabía que llamar la atención era como ponerse los grilletes a uno mismo, colocarse una diana en la cabeza o levantar la mano ante el profesor que pregunta quién ha sido. Por eso evitaba los restaurantes caros. El nuevo Sito era más de almorzar menú del día, bocadillos e incluso comida para llevar dentro del mismo coche.

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