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Rato, el 'sucesor natural' que Aznar rechazó como heredero y Rajoy desvió a Bankia
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Rato, el 'sucesor natural' que Aznar rechazó como heredero y Rajoy desvió a Bankia

Los pocos amigos que le quedan a Rato en el PP dicen que su exjefe y excompañero tenía asumido el ingreso en la cárcel desde antes del verano y que afronta el trance con entereza

Foto: Rodrigo Rato ingresa en la prisión madrileña de Soto del Real. (EFE)
Rodrigo Rato ingresa en la prisión madrileña de Soto del Real. (EFE)

Cuentan los pocos amigos que le quedan a Rodrigo Rato (Madrid, 1949) en el Congreso que su antiguo jefe tenía perfectamente asumido el ingreso en la cárcel desde antes del verano y que le venían preparado para hacerlo por su "fortaleza mental", entrenada hasta con sesiones de yoga. El exvicepresidente económico del Gobierno (1996-2004) y exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (2004-2007) tuvo en su etapa de político tal peso y carisma personal que arrastró a una legión de incondicionales dentro del Partido Popular que sólo acabó de diluirse en 2011, cuando Mariano Rajoy formó Gobierno y él aterrizó en Caja Madrid. De todo ese auténtico sector de 'ratistas' del PP apenas tres diputados medio en activo y de salida, dos de Madrid y una andaluza, confiesan con mucha discreción que mantienen aún relaciones con su antiguo jefe. "Pido perdón a la sociedad y las personas que se hayan podido sentir decepcionadas o afectadas", ha asegurado a su entrada en Soto del Real sobre su gestión al frente de Caja Madrid y, más tarde, de Bankia, momentos antes de ingresar este mediodía en la cárcel madrileña.

Rodrigo Rato entra en prisión

Rato dejó muestras de esa entereza con la que dicen que ahora afronta la entrada en prisión, y también de sus tablas como parlamentario, cuando acudió en enero pasado a la comisión del Congreso que investiga la crisis bancaria (de cajas) a dar cuentas de su gestión en Bankia. El presunto culpable se revolvió hasta convertirse en denunciante de la inexperiencia o ignorancia de los portavoces de la oposición. No le sacaron nada y además el exministro se sirvió de la sesión para despotricar contra quien considera origen de toda su desgracia y antiguo hombre de confianza como secretario de Estado, Luis de Guindos.

El hoy encarcelado por el caso de las tarjetas black tiene un pasado político dentro de las filas del PP que le llevó desde 1982 a estar presente como protagonista en todos los conflictos internos, traumas de sucesión y formación de equipos de gestión y Gobierno durante 22 años.

El expresidente de Bankia estuvo en la pelea entre Antonio Hernández Mancha y Miguel Herrero para heredar a Manuel Fraga y lo hizo en el bando perdedor, pero ya junto a Aznar. Luego empezó formar su equipo de diputados y asesores en el Grupo Popular del Congreso que sería su feudo hasta convertirse después, con el PP en el poder, en el 'sucesor natural' de un presidente del partido que prefirió nombrar heredero a Mariano Rajoy.

Cuando Aznar presumía de ser el mejor a la hora de rodearse de los mejores en su partido todos pensaban en Rato, su mano derecha, primero para organizar la oposición desde el Congreso y después para la política económica cuando llegó al Palacio de la Moncloa. Su vicepresidente pasaba por ser el artífice del 'milagro económico' del Gobierno del PP en las legislaturas de 1996 y 2000, aunque cuando el protagonista de esa etapa empezó a ser cuestionado por su espantada del FMI y su gestión al frente de Bankia la versión cambió para dar más importancia a las directrices en la materia del jefe del Ejecutivo y a la labor al frente de las cuentas de Cristóbal Montoro, tanto como secretario de Estado como de ministro de Hacienda.

Rato mostró entereza, con la que dicen que ahora afronta la entrada en prisión, en la comisión del Congreso que investiga la crisis bancaria

Las carreras políticas de Rato y Aznar son conjuntas durante casi dos décadas. El exvicepresidente, entonces de la joven guardia de Alianza Popular, formó parte del grupo de dirigentes del partido que se presentó en Perbes, en casa de Fraga, en agosto de 1989, con el fin de presionar a su jefe para que pusiera a Aznar al frente de las listas del partido.

Felipe González estaba a punto de adelantar las elecciones y AP no tenía candidato. El secretario general, Francisco Álvarez-Cascos, encabezaba aquella comitiva acompañado de sus adjuntos: Juan José Lucas, Federico Trillo y Rodrigo Rato. Fraga se decidió por el entonces presidente de la Junta de Castilla y Léon y convocó a los órganos del partido para que sancionaran su elección.

placeholder Rato, en la Comisión de investigación de la crisis financiera y rescate bancario del Congreso de los Diputados. (EFE)
Rato, en la Comisión de investigación de la crisis financiera y rescate bancario del Congreso de los Diputados. (EFE)

Fue el mismo proceder seguido por Aznar 12 años después para nombrar heredero a Mariano Rajoy. Y aunque después el presidente del Gobierno saliente dijo que Rato había dicho que no quería sucederle, los fieles del exvicepresidente creyeron lo contrario: que fue Aznar quien asesorado por su gabinete y el aparato del partido en la época, descartó a su 'segundo' para la política económica desde mediados de la legislatura de 2000 porque tenía mucha 'camarilla' y suponía un borrón y cuenta nueva en la dirección del PP. Rajoy, por el contrario, era la continuidad hecha persona.

Después de preparar durante décadas su llegada a la presidencia del PP y del Gobierno, Rato se fue al FMI gracias al prestigio alcanzado como ingeniero del 'milagro español' de los ocho años anteriores, pero también por las gestiones a su favor que hicieron Aznar y el nuevo jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero.

[Lea aquí toda la información de las 'tarjetas black']

Aunque ahora reconocen que su líder no superó el trauma de no poder seguir su carrera política, los 'ratistas' siguieron fieles a su jefe, antes y después de su etapa en el Fondo Monetario Internacional. Se reunían y agasajaban en Madrid, desde Luis de Guindos hasta el último exalto cargo de su antiguo equipo económico y los diputados por Madrid, su feudo 'territorial' en el partido. Incluso le promovían para ministro de Asuntos Exteriores.

El número de partidarios se fue reduciendo en la medida que se aproximaba el triunfo electoral de Rajoy ante el desastre de gestión de Zapatero. Entre las elecciones de 2008 y el naufragio socialista frente a la crisis económica seguían pensando en Rato como alternativa al presidente del PP. Los marianistas no se inquietaron en esa etapa, Montoro era ya el elegido para tomar las riendas de la economía. Guindos se postuló mucho después para entrar en el primer gabinete de Rajoy.

Foto: Sede central de Bankia en Madrid. (EFE)

Con su antiguo compañero de escaño, de Consejo de Ministros y de despacho en la sede de Génova con mucho tiempo libre, Rajoy jugó desde la presidencia del PP a favor de Rato para evitar que Esperanza Aguirre colocara a uno de los peones (como Ignacio González) en Caja Madrid. Era 2009 y el futuro presidente del Gobierno mató dos pájaros de un tiro al parar a la 'lideresa' y dar ocupación a Rato pero la operación de fusión de las cajas, el nacimiento de Bankia, se volvió después en contra de los intereses de la imagen del Ejecutivo y del PP.

El exvicepresidente económico causó baja como militante del PP en 2014, cuando creció el caso Bankia y en especial el escándalo de las tarjetas black, demoledor para el frustrado sucesor de Aznar que acabó por avergonzar a sus incondicionales. Sólo los más íntimos todavía se refieren a "Rodrigo" para confirmar en voz baja que sí, que le han llamado y le ven "muy entero" pese a todo.

Cuentan los pocos amigos que le quedan a Rodrigo Rato (Madrid, 1949) en el Congreso que su antiguo jefe tenía perfectamente asumido el ingreso en la cárcel desde antes del verano y que le venían preparado para hacerlo por su "fortaleza mental", entrenada hasta con sesiones de yoga. El exvicepresidente económico del Gobierno (1996-2004) y exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (2004-2007) tuvo en su etapa de político tal peso y carisma personal que arrastró a una legión de incondicionales dentro del Partido Popular que sólo acabó de diluirse en 2011, cuando Mariano Rajoy formó Gobierno y él aterrizó en Caja Madrid. De todo ese auténtico sector de 'ratistas' del PP apenas tres diputados medio en activo y de salida, dos de Madrid y una andaluza, confiesan con mucha discreción que mantienen aún relaciones con su antiguo jefe. "Pido perdón a la sociedad y las personas que se hayan podido sentir decepcionadas o afectadas", ha asegurado a su entrada en Soto del Real sobre su gestión al frente de Caja Madrid y, más tarde, de Bankia, momentos antes de ingresar este mediodía en la cárcel madrileña.

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