La tibia defensa de La Moncloa y el silencio del PSOE evidencian la soledad de Montón
Oficialmente, el Gobierno apoya sus "explicaciones claras, amplias y transparentes", pero en privado crecen las voces pidiendo zanjar un caso que ata a los socialistas en el máster de Casado
Ni un tuit de apoyo. El Gobierno y su presidente se han puesto hasta ahora prácticamente de perfil ante las supuestas irregularidades en el máster de la titular de Sanidad, Carmen Montón. El único comentario que salió este lunes de La Moncloa fue de manual: "La ministra ha dado explicaciones claras, amplias y transparentes". Pero en privado iban creciendo las voces en el PSOE y en el Ejecutivo que ven incompatible que siga en el cargo y que piden su cabeza. Su comparecencia reveló que hizo algunos trabajos y fue a algunas clases —no es, pues, como Cristina Cifuentes—, pero hizo a distancia un máster que es presencial y lo hizo porque la directora del curso, su amiga Laura Nuño, la eximió de hacerlo en un correo electrónico. Políticamente, apoyar a Montón supone para el PSOE apoyar a Pablo Casado, y una cosa es que el bipartidismo recobre vigor y otra renunciar a esa baza.
La comparecencia de Montón de este lunes no disipó las irregularidades del máster que obtuvo en el curso 2010/2011 en el Instituto de Derecho Público de la Universidad Rey Juan Carlos, el mismo que dio títulos a Cristina Cifuentes y Pablo Casado. La ministra afirmó que cursó el Máster en Estudios Interdisciplinares de Género a distancia, pese a que oficialmente era presencial. Esgrimió que la directora del curso, Laura Nuño, un referente en cuestiones de género y amiga de Montón, se lo había trasladado por correo electrónico [aquí en PDF]. Nuño era la mano derecha de Enrique Álvarez Conde, el catedrático suspendido por la Rey Juan Carlos, y está investigada en el caso máster.
Por la mañana, cuando 'eldiario.es' desveló la noticia, en el PSOE comenzó el runrún sobre Montón. "Esperemos sus explicaciones, pero no pinta bien". Tras su comparecencia, no hubo mensajes de apoyo en público. El silencio fue atronador, mientras en privado se mantenía el escepticismo. "Le puede pasar a cualquiera, pero no a un ministro". "La tiene que cesar, yo no veo las diferencias con otros casos". "Esto no ha acabado", se escuchaba por boca de dirigentes del PSOE. Otros cuadros esquivaban las preguntas y preferían no contestar, manifestando incomodidad. La preocupación era evidente. Otra vez un asunto turbio planeando sobre un ministro, otra vez la URJC y el Instituto de Derecho Público de Álvarez Conde, una asociación tóxica que eclipsa todos los matices.
La secuencia de hechos recordaba al caso de Màxim Huerta. Cuando este diario desveló el contencioso que había perdido con Hacienda, Moncloa salió con una tibia defensa por la mañana y por la noche acabó forzando la dimisión. Entre los socialistas había quien temía una espiral de noticias sobre irregularidades en el máster similar a la de Cifuentes y Casado. Y aunque no esperaban que el PP fuera a hacer sangre, consideraban que el daño estaba hecho.
Si relevar a Huerta fue sencillo, al ser un recién llegado a la política, en el caso de Montón es más complicado: ella sí es una mujer de partido
Pero si relevar a Huerta fue sencillo —al fin y al cabo era un recién llegado a la política, un nombramiento casi excéntrico—, Montón es otra cosa. Es una mujer del partido, y un referente del PSOE en la Comunidad Valenciana. Allí fue uno de los grandes apoyos de Pedro Sánchez frente a Ximo Puig antes de la defenestración del hoy jefe del Ejecutivo. Además, el pasado jueves, el Congreso convalidó el real decreto ley para devolver la sanidad a los inmigrantes sin papeles. La medida, de impacto práctico limitado porque la mayoría de las autonomías ya habían sorteado el veto que impuso el PP, es una iniciativa que se ajusta al perfil de las que busca el presidente: una medida barata con un buen titular que arrincona al PP y que hace hincapié en la idea de reconstrucción del Estado del bienestar que Mariano Rajoy, a juicio del PSOE, desmanteló. El viernes, Montón salía en rueda de prensa junto a la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, para presentar otra medida estrella: un informe del anteproyecto de ley de protección integral frente a la violencia contra la infancia.
No obstante, Montón tiene en su contra su escaso poder orgánico actual. Lo tuvo en la primera ejecutiva de Sánchez, y antes en la de Alfredo Pérez Rubalcaba, pero no hoy día. Ni tiene más padrino que el propio presidente.
El PP aleja el foco
Montón, visiblemente molesta, insistió en alejarse de Casado y Cifuentes durante su rueda de prensa de media hora en la sede de su ministerio: "No todos somos iguales". Pero sus explicaciones sonaban como las del líder del PP, cuyo caso está en el Supremo a la espera de que el tribunal decida. "Seguí en todo momento las indicaciones que se me dieron desde el centro", tanto en lo referente a la matriculación como a la presentación de ejercicios y prácticas académicas, y también en lo relativo al trabajo de fin de máster (TFM), "y cada uno de estos pasos está acreditado", se defendió. "No he cometido ninguna irregularidad".
"Hay atención y espera. Es la foto real del momento", señalan en La Moncloa. Si hay caída de la ministra, puede no ser tan rápida
En La Moncloa, la procesión seguía por dentro. Se percibía un silencio espeso. "Hay atención y espera. Es la foto real del momento", indicaba uno de los colaboradores del presidente. "El día [por este lunes] parece de momento solventado. Encarrilado. Pero habrá que ver". La clave es si en las próximas horas y días siguen apareciendo más datos que salpiquen a la ministra y hagan su defensa menos resistente o si la oposición, y especialmente Unidos Podemos, el socio fundamental del PSOE, sube el tono y la hostilidad contra ella. Esta semana, Sánchez tiene que afrontar sesión de control en el Senado —este martes— y en el Congreso —mañana—.
Las miradas estarán muy encima de él. En otras ocasiones, cuando La Moncloa quiere explicitar el respaldo a un miembro del Gabinete, lo hace, y ostensiblemente. Cuando hace menos de dos semanas la titular de Trabajo, Magdalena Valerio, reconoció que le habían metido "un gol por la escuadra" al inscribirse el sindicato de trabajadoras sexuales, Sánchez le dio cobertura inmediata en redes sociales y en declaraciones públicas. Hasta el momento, Montón no ha recibido ese espaldarazo. Ni un mensaje público de cariño del presidente o de su número dos, Carmen Calvo, con quienes habló sobre este asunto, según ella misma confesó.
Por ahora, la defensa se basa, en consecuencia, en resaltar las diferencias con la actitud de Casado y Cifuentes y en cómo la responsable de Sanidad ha ofrecido explicaciones "muy claras y transparentes", y también "rápidas". El ministerio, no obstante, no permitió hojear a los medios el TFM, ni se lo remitió, pese a que le fue requerido. Sí rebotó los 'e-mails' intercambiados con la universidad, la certificación de notas y la petición de corrección de la fecha del título oficial.
El Partido Popular alejó el foco de Casado —en cualquier momento, el asunto de su máster se le puede volver en contra— y dejó que fuese el secretario general el que cargara contra Montón. “El PSOE tiene la oportunidad de aplicarse la misma medicina y de exigir las mismas explicaciones que a otras personas en situación similar. Veremos si esa coherencia se utiliza con la ministra", afirmó Teodoro García en RNE.
Muchas dudas no han sido aún aclaradas y la Ministra ha cambiado radicalmente de versión entre lo que dijo hace una semana a tres periodistas de @eldiarioes y lo que ha dicho hoy. Hemos solicitado que comparezca en el Congreso para dar explicaciones. https://t.co/hEQ38K8zzX
— Pablo Echenique (@pnique) 10 de septiembre de 2018
📡 @Albert_Rivera”Parece que no solo hay caso Casado; también hay caso Montón. Estamos ante las corruptelas del bipartidismo #PPSOE en la Universidad” #ActualidadCs pic.twitter.com/KQy2zDbVQN
— Ciudadanos (@CiudadanosCs) 10 de septiembre de 2018
Ciudadanos pidió la comparecencia urgente de la ministra en el Congreso y reclamó que asuma responsabilidades si lo publicado es cierto, porque refleja "corruptelas del bipartidismo en la universidad". Unidos Podemos, por ahora, demanda que se explique ante la comisión que corresponda para "dar cuenta de las presuntas irregularidades" y aclarar todas las dudas que planean sobre ella.
Ni un tuit de apoyo. El Gobierno y su presidente se han puesto hasta ahora prácticamente de perfil ante las supuestas irregularidades en el máster de la titular de Sanidad, Carmen Montón. El único comentario que salió este lunes de La Moncloa fue de manual: "La ministra ha dado explicaciones claras, amplias y transparentes". Pero en privado iban creciendo las voces en el PSOE y en el Ejecutivo que ven incompatible que siga en el cargo y que piden su cabeza. Su comparecencia reveló que hizo algunos trabajos y fue a algunas clases —no es, pues, como Cristina Cifuentes—, pero hizo a distancia un máster que es presencial y lo hizo porque la directora del curso, su amiga Laura Nuño, la eximió de hacerlo en un correo electrónico. Políticamente, apoyar a Montón supone para el PSOE apoyar a Pablo Casado, y una cosa es que el bipartidismo recobre vigor y otra renunciar a esa baza.
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