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Podemos acentúa el marcaje a Sánchez y se deshace de la muleta tras el aviso del CIS
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FISCALIZARÁ EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS

Podemos acentúa el marcaje a Sánchez y se deshace de la muleta tras el aviso del CIS

La paciencia se agota en Princesa 2 ante las promesas incumplidas y el aviso del CIS refuerza a quienes ya apostaron por cerrar el periodo de sesiones soltando el lastre del PSOE

Foto: La portavoz adjunta de Podemos Ione Belarra, conversa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
La portavoz adjunta de Podemos Ione Belarra, conversa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Desde la polémica del chalet para los más críticos con el pablismo hasta la autoinducida subalternidad con el Gobierno socialista para el sector más radical, pasando por la más oficialista coyuntura del 'efecto Moncloa'. Las diferentes explicaciones dentro de Podemos a su batacazo en el último barómetro del CIS -con un 15,6% en intención de voto que para encontrar una proyección tan baja hay que remontarse a octubre de 2015- son variopintas, pero casi todas ellas coinciden en la necesidad de reaccionar y dar un giro de timón. "Es una foto fija de un momento que a nosotros nos interpela para mejorar, para explicar mejor nuestro proyecto", reconocía el portavoz en el Senado, Ramón Espinar, asumiendo la portavocía en periodo estival.

La amenaza del adelanto electoral aumenta y la acelerada recuperación del PSOE a costa de Podemos -con un trasvase de 400.000 votantes desde el anterior barómetro- se conjugan para dejar fuera de juego a la formación morada. A todo ello se suman los 'golpes de realidad' que ha sufrido la dirección del partido en cuestiones como el techo de gasto o las negativas a publicar la lista de amnistiados fiscales o a investigar los audios de Corinna que implican al rey emérito en supuestos delitos de corrupción económica.

Foto: Pedro Sánchez, el pasado 27 de julio en Lisboa, en la Cumbre de Interconexiones Energéticas. (EFE)

El periodo de cortesía al nuevo Gobierno se ha acabado y la idea de ejercer una oposición más dura ya no se presenta como una simple táctica, sino como una necesidad para reducir las consecuencias del tan teorizado efecto de convertirse en muleta de la ahora fuerza hegemónica tanto en la izquierda como fuera de ella. Es por ello que se comienzan a elegir los temas de la agenda que se utilizarán en forma de ataque a partir de septiembre. En su gran mayoría girarán en torno a los presupuestos, que debido a la senda de déficit marcada por el Ejecutivo se tildan ya antes de conocerse como continuistas con los anteriores del PP y la austeridad. Una política económica "que no es la nuestra", insisten en repetir desde Podemos para remarcar su ánimo de distanciarse y evidenciar la falta de vocación de Pedro Sánchez para sacar adelante una agenda social en los términos exigidos por los de Pablo Iglesias.

placeholder Iglesias y Sánchez en una imagen del verano pasado. (EFE)
Iglesias y Sánchez en una imagen del verano pasado. (EFE)

Falta de voluntad para la transformación

La subida de las pensiones no contributivas a niveles de vida digna y la derogación de lo que Podemos denomina el "factor de empobrecimiento" (sostenibilidad); los permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles; la ley de igualdad retributiva entre hombres y mujeres; la recuperación del dinero del rescate bancario; la subida del salario mínimo a 1.000 euros; la ley de vivienda en los términos propuestos por la PAH; blindar el carácter de banca pública de la SAREB o de las cajas previamente nacionalizadas; la reducción de las jornadas laborales; la ley de rentas garantizadas; la eliminación de los copagos sanitarios y farmacéuticos; la reversión de los recortes en sanidad, educación, dependencia, servicios sociales, ciencia, I+D y cooperación internacional o la ley de lucha contra la pobreza energética que incluya una extensión y mejora efectiva del bono social eléctrico. ¿Qué hay de todo ello? Podemos espera que la respuesta no sea la convocatoria de elecciones, aunque en público y privado desde la dirección se insiste en que nunca van a temer a las urnas.

Podemos no ha obtenido ningún tipo de respuesta sobre la veintena de medidas que Pablo Iglesias llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa en una carpeta sin distintivos corporativos en señal de su vocación de buscar consensos, durante una reunión secreta que no salió a la luz pública hasta tres días después de celebrarse. Apenas ha transcurrido un mes y medio desde aquella cita, pero la ilusión y las expectativas del momento -verbalizadas con el grito de "sí se puede" tras la moción de censura- comienzan ya a diluirse dando síntomas de agotamiento. En Podemos dicen comenzar a constatar la falta de voluntad para llevar a cabo un programa de transformación social y no están dispuestos a ser la muleta de un Ejecutivo que solo se centre en los gestos y ocupar la Moncloa para coger carrerilla electoral.

En el capítulo de derechos sociales y transparencia también hay reproches. No solo en lo referente a la lista de amnistiados fiscales, sino también en la derogación de la conocida como Ley Mordaza; la reforma de la ley electoral para ajustar el voto popular a una mayor proporcionalidad en el reparto de escaños por provincias; el Cierre de los CIEs o la derogación de la reforma laboral. Ni están ni hay demasiada esperanza de que asumen. "No se va a poder derogar la reforma laboral", reconocía este viernes Pedro Sánchez en su primera rueda de prensa en solitario tras su llegada a la Moncloa, aunque añadía que esto "no quiere decir que el Gobierno de España no desmonte buena parte de los artículos más lesivos".

placeholder La diputada de Podemos Ione Belarra, durante una intervención en el Congreso. (EFE)
La diputada de Podemos Ione Belarra, durante una intervención en el Congreso. (EFE)

La ilusión de la moción

La paciencia parece agotarse en Princesa 2, la sede estatal del partido, y el aviso del CIS ha contribuido a reforzar a quienes ya apostaron por cerrar el periodo de sesiones soltando el lastre del PSOE para incrementar la presión sobre Pedro Sánchez si los compromisos no se materializaban en hechos.

Mantener un cierto equilibrio entre el posibilismo y el marcaje hombre a hombre es, sin embargo, menester porque se buscan pactos postelectorales tras las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo, aunque ya se asume una batalla de relatos y que cada partido deberá jugar sus cartas. En este sentido, Iglesias ya avanzaba en la tertulia de Fort Apache que presenta en 'HispanTv' que "en las próximas elecciones habrá una realidad de gobierno en la que o bien manda PP con Ciudadanos o mandamos nosotros con el PSOE".

El último barómetro del CIS abona esta vuelta al eje izquierda-derecha, con la suma de PSOE y Podemos cinco puntos por encima de la de PP y Cs. De ahí el mensaje lanzado por la portavoz adjunta del grupo confederal, Ione Belarra: "Este CIS revela la ola de ilusión que generó la moción de censura en nuestro país. Retroceden las derechas, se amplía el espacio progresista. Ahora toca que esa ilusión se concrete en políticas reales que mejoren la vida de la gente. Si no, el esfuerzo habrá sido en vano".

Desde la polémica del chalet para los más críticos con el pablismo hasta la autoinducida subalternidad con el Gobierno socialista para el sector más radical, pasando por la más oficialista coyuntura del 'efecto Moncloa'. Las diferentes explicaciones dentro de Podemos a su batacazo en el último barómetro del CIS -con un 15,6% en intención de voto que para encontrar una proyección tan baja hay que remontarse a octubre de 2015- son variopintas, pero casi todas ellas coinciden en la necesidad de reaccionar y dar un giro de timón. "Es una foto fija de un momento que a nosotros nos interpela para mejorar, para explicar mejor nuestro proyecto", reconocía el portavoz en el Senado, Ramón Espinar, asumiendo la portavocía en periodo estival.

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