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Un comisario sugiere que Garzón presionó al juez Marlaska en el 'caso Faisán'
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ACUSA AL INVESTIGADOR DEL CHIVATAZO DE HABERLE PROPUESTO DESTRUIR LA PRUEBA CLAVE

Un comisario sugiere que Garzón presionó al juez Marlaska en el 'caso Faisán'

El comisario José C., jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) cuando se produjo el chivatazo a ETA, sugirió en su declaración de ayer ante

Foto: Un comisario sugiere que Garzón presionó al juez Marlaska en el 'caso Faisán'
Un comisario sugiere que Garzón presionó al juez Marlaska en el 'caso Faisán'

El comisario José C., jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) cuando se produjo el chivatazo a ETA, sugirió en su declaración de ayer ante el juez Pablo Ruz que Baltasar Garzón intentó que se aplazara la operación contra el bar Faisán, desde el que operaba una red de extorsión de la banda, según han informado a este diario personas que estuvieron presentes en la comparecencia. El alto cargo policial acusó también al inspector jefe Carlos G., responsable de la operación y posteriormente de la investigación del chivatazo, de haberle propuesto destruir la prueba clave: la cinta en la que quedó grabada la filtración.

Garzón y Marlaska desmintieron “categóricamente” el pasado 20 de diciembre “la existencia de llamada alguna el 3 de mayo de 2006 (el día previo a la operación policial), ni ningún otro día entre ambos relacionada con el llamado caso Faisán, ni existencia de presión de tipo alguno por parte de Baltasar Garzón con relación con la mencionada investigación”, en respuesta a una noticia de El Mundo que informaba de ella. En cuanto a Carlos G., el juez Marlaska le encargó que investigara el chivatazo, del que el policía y su equipo consideran autores al ex director general de la Policía, Víctor García Hidalgo; el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies, y el inspector José María Ballesteros, hasta ahora los únicos imputados.

Si me lo pide el comisario, tiro para adelante.

El comisario José C. declaró que el 3 de mayo de 2006 se encontraba con el inspector Carlos G. en el despacho del juez Fernando Grande-Marlaska preparando la operación del día siguiente cuando éste recibió la llamada de una persona a la que se refirió en varias ocasiones como “Baltasar”. En un momento de la conversación el magistrado dijo a su interlocutor que si se lo pedía el comisario (refiriéndose a José C.) iba a “tirar para adelante”. Siempre según su testimonio, acto seguido Marlaska pasó el teléfono a Carlos G.. Garzón se encontraba en ese momento en Nueva York con una excedencia por estudios.

Una filtración frustró la operación pero quedó recogida en una conversación entre Joseba Elosua, propietario del Faisán, y su yerno, Carmelo Luquin, intervenida por la Policía, en la que el primero le contaba el soplo. El comisario José C. sostuvo en su declaración de ayer que Carlos G. le ofreció a destruir la cinta en la que había quedado grabado el chivatazo, a lo que él se negó.

El testimonio del comisario añade un nuevo elemento a la enrevesada investigación del chivatazo, que el juez Ruz ha relanzado desde su llegada al juzgado central de instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional. Este algo cargo policial no había declarado hasta ayer pese a que cuando ocurrieron los hechos era el jefe de la UCI, la unidad de la que dependía el equipo que investigaba la red del Faisán. Además, tras descubrirse la filtración el comisario elaboró dos informes para el juez en los que señalaba a su subordinado Carlos G. como presunto autor de la filtración, aunque no incluyó en ellos ninguna de las revelaciones que ha hecho ahora. Pablo Ruz le preguntó la razón de ello y el testigo respondió que en aquel momento no lo consideró relevante. Varios letrados presentes en la declaración manifestaron a este diario que José C. podría ser imputado por no haber denunciado en su día los hechos que desveló ayer.

"Vamos a salir crucificados por las implicaciones políticas"

En uno de aquellos informes, fechado el 15 de mayo de 2006, José C. afirma que Carlos G. “fue reticente en diversos momentos a la realización del referido servicio (la operación contra el Faisán), argumentando que era una operación que conllevaba riesgos políticos, dado el momento de la tregua de ETA, así como la presunta implicación de un miembro destacado del PNV, Gorka Aguirre”. Un dato contradictorio porque que era precisamente el pago que Gorka Aguirre había hecho a la red de extorsión en nombre de un empresario extorsionado el que puso en marcha la operación, y era el equipo de Carlos G. el que tenía preparada su detención y el registro del domicilio y de su despacho en Sabin Etxea, la sede del PNV. El comisario escribe en otro párrafo que, tras salir de la reunión con Marlaska, Carlos G. le dijo que ambos “iban a salir crucificados por las implicaciones políticas” que tenía el caso, y que él le tranquilizó.

José C. no había sido citado a declarar hasta ayer, pese a las graves acusaciones contra su subordinado, al que Marlaska encargó la investigación del chivatazo. Sus pesquisas condujeron a la imputación del ex director general de la Policía, Víctor García Hidalgo; el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies, y el inspector José María Ballesteros como presuntos autores de la filtración. También declararon en la mañana de ayer varios policías relacionados con los hechos. En algunos lo hacían por primera vez, y otros repetían para concretar algunos datos y resolver contradicciones entre ellos.

El comisario José C., jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) cuando se produjo el chivatazo a ETA, sugirió en su declaración de ayer ante el juez Pablo Ruz que Baltasar Garzón intentó que se aplazara la operación contra el bar Faisán, desde el que operaba una red de extorsión de la banda, según han informado a este diario personas que estuvieron presentes en la comparecencia. El alto cargo policial acusó también al inspector jefe Carlos G., responsable de la operación y posteriormente de la investigación del chivatazo, de haberle propuesto destruir la prueba clave: la cinta en la que quedó grabada la filtración.

Garzón y Marlaska desmintieron “categóricamente” el pasado 20 de diciembre “la existencia de llamada alguna el 3 de mayo de 2006 (el día previo a la operación policial), ni ningún otro día entre ambos relacionada con el llamado caso Faisán, ni existencia de presión de tipo alguno por parte de Baltasar Garzón con relación con la mencionada investigación”, en respuesta a una noticia de El Mundo que informaba de ella. En cuanto a Carlos G., el juez Marlaska le encargó que investigara el chivatazo, del que el policía y su equipo consideran autores al ex director general de la Policía, Víctor García Hidalgo; el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies, y el inspector José María Ballesteros, hasta ahora los únicos imputados.

Si me lo pide el comisario, tiro para adelante.

El comisario José C. declaró que el 3 de mayo de 2006 se encontraba con el inspector Carlos G. en el despacho del juez Fernando Grande-Marlaska preparando la operación del día siguiente cuando éste recibió la llamada de una persona a la que se refirió en varias ocasiones como “Baltasar”. En un momento de la conversación el magistrado dijo a su interlocutor que si se lo pedía el comisario (refiriéndose a José C.) iba a “tirar para adelante”. Siempre según su testimonio, acto seguido Marlaska pasó el teléfono a Carlos G.. Garzón se encontraba en ese momento en Nueva York con una excedencia por estudios.

Una filtración frustró la operación pero quedó recogida en una conversación entre Joseba Elosua, propietario del Faisán, y su yerno, Carmelo Luquin, intervenida por la Policía, en la que el primero le contaba el soplo. El comisario José C. sostuvo en su declaración de ayer que Carlos G. le ofreció a destruir la cinta en la que había quedado grabado el chivatazo, a lo que él se negó.

El testimonio del comisario añade un nuevo elemento a la enrevesada investigación del chivatazo, que el juez Ruz ha relanzado desde su llegada al juzgado central de instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional. Este algo cargo policial no había declarado hasta ayer pese a que cuando ocurrieron los hechos era el jefe de la UCI, la unidad de la que dependía el equipo que investigaba la red del Faisán. Además, tras descubrirse la filtración el comisario elaboró dos informes para el juez en los que señalaba a su subordinado Carlos G. como presunto autor de la filtración, aunque no incluyó en ellos ninguna de las revelaciones que ha hecho ahora. Pablo Ruz le preguntó la razón de ello y el testigo respondió que en aquel momento no lo consideró relevante. Varios letrados presentes en la declaración manifestaron a este diario que José C. podría ser imputado por no haber denunciado en su día los hechos que desveló ayer.

Baltasar Garzón Fernando Grande-Marlaska