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De iluminar la Barcelona del siglo XIX a las energías renovables
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EL CAMINO HACIA LA DESCARBONIZACIÓN

De iluminar la Barcelona del siglo XIX a las energías renovables

En 1843, Charles Lebon y Pedro Gil fundan la Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas. De aquella semilla, nace Naturgy. Coincidiendo con su 180 aniversario, echamos la vista atrás para repasar algunos de sus principales hitos

Foto: Primera planta de gas manufacturado de la Sociedad Catalana de Gas. (Cortesía)
Primera planta de gas manufacturado de la Sociedad Catalana de Gas. (Cortesía)

Barcelona, siglo XIX. En plena Revolución Industrial, la ciudad pujaba por explosionar hacia la modernidad siguiendo la estela de París o Londres. En julio de 1841, Charles André Lebón firmó el primer contrato para el alumbrado público de España con el Ayuntamiento de Barcelona, en medio de las bullangues y otros movimientos de profunda transformación económica y social entre lo antiguo y lo nuevo.

Dos años más tarde, y junto al empresario Pedro Gil y Serra, el primogénito de una familia de empresarios catalanes, escrituran la Sociedad Catalana de Alumbrado por Gas para iluminar a toda la ciudad condal, que ya sumaba 150.000 vecinos. El alumbrado público era un servicio fundamental para empujar la economía y mejorar la seguridad y la calidad de vida. Todo un desafío para estos dos emprendedores que habían empujado impulsado una sociedad concesionaria para 20 años con un capital de seis millones de reales, el equivalente a unos 9.000 euros actuales.

Fue una de las ocho primeras sociedades en cotizar en la Bolsa de Barcelona cuando esta inicia su actividad en 1846. Y es la única que continúa con su actividad empresarial en la actualidad. La escritura, fechada en 1843, es una de las joyas del archivo histórico de una empresa que este 2023 celebra sus 180 años de historia. Es una doble celebración, ya que también se cumplen cinco desde el nacimiento de la marca Naturgy.

placeholder Escritura de constitución. (Archivo histórico de la Fundación Naturgy. Cedida)
Escritura de constitución. (Archivo histórico de la Fundación Naturgy. Cedida)

Hoy, Naturgy —heredera de aquella sociedad— es un gigante energético multinacional con presencia en 20 países, 16 millones de puntos de suministro y una capitalización superior a 25.500 millones de euros. Casi dos siglos de historia y 16,2 gigavatios (GW) de potencia instalada para una empresa comprometida con la transición energética, a través del impulso a las energías renovables, el gas renovable, la eficiencia energética y la economía circular.

La lucha contra el cambio climático y la búsqueda de la eficiencia energética desde la sostenibilidad ambiental requieren de soluciones innovadoras y globales, y por supuesto, de transformación, internacionalización y audacia. ¿Cómo? Rebobinemos para ver de forma gráfica esta metamorfosis. Imaginen aquellos primeros farolillos de gas de la Barcelona que alumbró los primeros pasos de Antoni Gaudí. Les siguieron las primeras cocinas domésticas, el gas ciudad y, más tarde, el gas natural hasta liderar el mercado estatal y apostar por el gas renovable (hidrógeno y biometano).

De BNC'92 al futuro verde

El salto cualitativo de la compañía se produce a partir de 1992, año olímpico en Barcelona, cuando asalta el mercado internacional de la energía como el gas como matriz, pero diversificando la cartera energética a través de fusiones y alianzas que multiplicaron el crecimiento orgánico de la empresa coincidiendo con la década en la que se liberaliza el mercado eléctrico español.

La Naturgy de 2023 impulsa los parques fotovoltaicos y aerogeneradores por todo el globo: desde Latinoamérica a las antípodas australes. La cartera de renovables del grupo suma cerca 5,7 GW en operación a nivel internacional; 195 proyectos en España, Australia y Estados Unidos, además de otros 60 proyectos para producir gas renovable. Y prevé sumar 1 GW en 2024 con las 30 plantas de viento y sol en construcción en distintas autonomías.

placeholder Parque eólico de Naturgy. (Cortesía)
Parque eólico de Naturgy. (Cortesía)

A la expansión internacional de la empresa, decidida a posicionarse a la cabeza de la transformación energética con un giro hacia un mix más verde, hay que sumarle la renovación doméstica y la apuesta por la digitalización. Lejos queda ya la instalación del primer ordenador en las oficinas de la central —un IBM 1401— para facturación, contabilidad y nóminas porque la vanguardia tecnológica se deja notar en los drones que emplean para supervisar las redes eléctricas o un proyecto pionero bioGNL— para acelerar la descarbonización del transporte.

“En 2022 registramos un descenso del 24% en las emisiones totales, directas e indirectas, con respecto a 2017”, destaca la compañía. De hecho, su desempeño en materia social, medioambiental y de buen gobierno ha sido reconocido por los principales y más importantes índices y rankings del mundo, entre los que se encuentra Ecovadis. Además, es reconocida por su gestión climática, manteniéndose desde 2011 en la banda de liderazgo del prestigioso índice Carbon Disclosure Project (CDP). Pero no se detienen ahí, en un contexto de transición energética y descarbonización, la multinacional lo tiene claro: es más necesario que nunca “encontrar nuevas soluciones que garanticen un suministro de energía sostenible, eficiente, seguro y respetuoso”. Algo que seguirán haciendo con el mismo espíritu innovador que cuando echaron a rodar en 1843.

Barcelona, siglo XIX. En plena Revolución Industrial, la ciudad pujaba por explosionar hacia la modernidad siguiendo la estela de París o Londres. En julio de 1841, Charles André Lebón firmó el primer contrato para el alumbrado público de España con el Ayuntamiento de Barcelona, en medio de las bullangues y otros movimientos de profunda transformación económica y social entre lo antiguo y lo nuevo.

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