Todas las preguntas incómodas que acechan a Carlos Torres en su declaración ante el juez

Pronto se cumplirán dos años desde que Carlos Torres, presidente de BBVA, pronunciara unas sorprendentes palabras sobre el caso Villarejo: "Se ha prolongado demasiado, esperemos que sea ya la última prórroga [...]. Es muy cansino esto". Lejos de cumplirse sus deseos, la Audiencia Nacional decidió este lunes que el banquero salmantino acuda como testigo al tribunal el próximo 16 de octubre. Toda una prueba de fuego para el presidente del segundo mayor banco de España, que se juega mucho en esta declaración.

La sombra de Torres ha rozado en más de una ocasión al caso Villarejo desde que se empezó a investigar a finales de 2018. El fiscal Ignacio Stampa estuvo cerca de llamarle a declarar en 2020 ante la "falta de colaboración" del banco con la Audiencia. Tras ser apartado de sus causas, esta medida quedó en standby hasta que han vuelto a desenterrarla los fiscales Alejandro Cabaleiro y Miguel Serrano.

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Tal y como explica Anticorrupción en sus escritos, Torres tendrá que responder sobre el conocimiento que tenía BBVA de Cenyt, la empresa de Villarejo, durante los años de contrataciones (2004-2017, en los que el comisario facturó al banco más de 10 millones) "y la fase de investigación interna abierta en junio de 2018". Las explicaciones de Torres serán determinantes para el banco, ya que tanto el juez como los fiscales han afirmado en una ocasión que BBVA "ha aparentado" investigar y colaborar con la Justicia. Y, de ser así, el banco se expone a sentarse en el banquillo y a una condena que podría afectar a su reputación y a la de sus responsables frente a supervisores y accionistas.

"La necesidad de conocer lo sucedido internamente en el BBVA en la fase posterior a junio de 2018 resulta de especial importancia a efectos de la persona jurídica como sujeto pasivo del presente procedimiento, por cuanto, de la documentación aportada por la defensa del BBVA, no solo pone de manifiesto que se advirtieron debilidades de control, sino que resulta aparentemente incongruente en las decisiones de investigación, tanto de qué fue lo sucedido como de por qué pudo suceder", exponen los fiscales en sus escritos.

Esta aparente incongruencia apunta directamente a Torres, que como consejero delegado (2015-18) y como presidente (desde finales de 2018) ha liderado en todo momento la investigación interna. En un primer momento (junio de 2018), lo hizo de la mano del entonces responsable de los Servicios Jurídicos, Eduardo Arbizu, hasta que unos meses después le quitó la batuta para dársela a su sucesora, María Jesús Arribas (que no quiso declarar en julio en la Audiencia) y a Juan Asúa, asesor directo suyo que está imputado en el caso.

Como testigo, Torres tendrá que responder a todas las partes del caso (juez, fiscales, defensas y acusaciones) y a todas las preguntas, salvo que el magistrado ponga algún tipo de límite. Por ello, el presidente de BBVA afrontará cuestiones como por qué el forensic de PwC decidió no analizar sus correos, los de su mano derecha Asúa y los de su ex número dos, Ricardo Forcano, que durante varios años fue jefe directo de Julio Corrochano, jefe de Seguridad y contacto de Villarejo en el banco. También podría tener que responder a cuestiones de directivos cesados tras el forensic como el propio Arbizu y el exjefe de Riesgos en España Antonio Béjar, muy molesto con la estrategia del banco. ¿Por qué se priorizó a unos directivos frente a otros en las investigaciones? ¿Se buscaron cabezas de turco para agilizar el caso? ¿Por qué la entidad no amplió la investigación a Torres y a otros ejecutivos de su círculo?

¿Fuego amigo?

Torres podría encontrarse incluso con un adversario peor en su declaración, bajo la figura de la defensa de su predecesor, Francisco González (FG), contra el que BBVA ha cargado como beneficiario directo de las contrataciones de Villarejo. FG ya culpó al banco de un "error lamentable" que le costó la imputación, y la declaración de Torres podría reabrir viejas heridas.

Más allá de su papel en la investigación interna, el presidente de BBVA se enfrenta a varias preguntas incómodas por su papel en el caso mientras era consejero delegado. Durante esta etapa, a comienzos de 2018, Corrochano fue indemnizado con casi un millón de euros (tres años de sueldo más extras) en un despido disciplinario que se produjo cuando Villarejo ya estaba en prisión. Y el jefe de Seguridad reportaba a Forcano, quien a su vez lo hacía a Torres. ¿Supo el entonces CEO algo del despido de Corrochano? ¿Por qué se echó con un finiquito millonario al jefe de Seguridad responsable de contratar a Villarejo? ¿Tuvo algo que ver con la sorprendente salida del banco de Forcano dos años después?

También hay otras referencias indirectas al banquero salmantino que podrían aflorar en su declaración. Así, en septiembre de 2016, Corrochano envió un correo electrónico al socio de Villarejo, Rafael Redondo, en el que decía: "Rafa, los informes de Turquía no tienen nada de sustancia. No se habla nada de Estambul, que es el objetivo, ni las movilizaciones ciudadanas por sus calles. Se lo estoy mandando estos días al CO que está allí". Los fiscales creen que ese "CO" podría ser una errata de CEO, por lo que el exjefe de Seguridad podría estar haciendo referencia a informes de Cenyt que habría recibido Torres o su equipo.

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También apunta al entorno de Torres la decisión que tomó el banco de contratar a la empresa Anbycol, de un exsocio de Villarejo, Antonio Bonilla, cuando el primero entró en prisión a finales de 2017. Seguridad dependía de Forcano y este de Torres, y ya hay varios empleados de su equipo imputados en el caso por las presuntas irregularidades que cometió Anbycol para el banco.

El presidente de BBVA tendrá que aclarar muchos de estos extremos y todo el trabajo que hizo el comité de Corporate Assurance para investigar el caso desde mediados de 2018. Torres estuvo al frente de este comité desde el principio como CEO, y cuando ascendió a presidente se cambió su composición para que el banquero pudiera seguir coordinándolo, por "su grado de conocimiento de las actuaciones", algo que le recordarán el 16 de octubre.

En los últimos dos años, Torres ha pasado de definir el caso como "cansino" a afirmar este lunes que, "dado que el juez ha considerado pertinente mi citación como testigo, por supuesto que acudiré con total normalidad". Aunque la pregunta que se hace el sector financiero no es cómo acudirá a su declaración, sino cómo saldrá de ella.