Juego de tronos en BBVA con un Torres en horas bajas y el comodín de Telefónica

Tensión por todo lo alto en las plantas nobles de La Vela, la sede de BBVA en Madrid. Tras meses de viento a favor por los buenos resultados del banco, la entidad se enfrenta a un temporal que amenaza la figura de su presidente, Carlos Torres. El banquero salmantino está a un paso de ser citado en la Audiencia Nacional por el caso Villarejo, lo que podría golpear su figura reputacionalmente y dejarle en una situación delicada frente al Banco Central Europeo (BCE).

Esta amenaza coincide con varios movimientos tectónicos que ha habido en la cúpula directiva del banco que han dejado ganadores y perdedores en clave sucesoria. Luisa Gómez Bravo, una de las figuras ascendentes del banco, es la nueva directora financiera, y Javier Rodríguez Soler, uno de los directivos de confianza de Torres, ha asumido Banca Corporativa y de Inversión junto a sus actuales responsabilidades en Sostenibilidad.

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Los damnificados han sido el hasta ahora responsable financiero, Rafael Salinas, que deja la entidad para retirarse con 60 años, y el director de Riesgos, Jaime Sáenz de Tejada, el favorito de los supervisores ante posibles movimientos, pero alejado del presidente, que se ve cada vez más eclipsado en esta carrera. Cambios que parecen apuntalar la cúpula de la entidad ante posibles imprevistos.

Por si fueran pocos los factores de inestabilidad, se suma que hay tres de los 20 miembros del comité de dirección todavía imputados en la Audiencia (Juan Asúa, asesor de Torres, Joaquín Gortari, de Auditoría Interna, y Paul G. Tobin, de Comunicación) y que la directora legal, María Jesús Arribas, se negó a declarar ante el juez en su citación del pasado mes de julio. "Si un responsable de este nivel se negara a testificar ante un magistrado en Estados Unidos, rodarían cabezas", señala un banquero de primera fila.

Este contexto debería reforzar la figura del consejero delegado, el turco Onur Genç. Sin embargo, el CEO podría haber estado en el aire en el último año por distintos movimientos para relevarle a finales de 2022, como adelantó este medio. Fuentes financieras afirman que Torres llegó a plantear a una persona de confianza, el consejero Raúl Galamba, como sustituto.

Resuelta la crisis interna de Unicaja Banco, no hay ningún otro banco español en el que la continuidad de sus responsables haya estado tan en cuestión. En este contexto, los acontecimientos procedentes de la Audiencia Nacional pueden ser determinantes.

Punto crítico

¿Cómo ha llegado a este punto tan incómodo la segunda entidad financiera del país en un entorno de beneficios y dividendos históricos? Las fuentes consultadas lo atribuyen al caso Villarejo y ven dos opciones: "Que el banco se haya equivocado de pleno en su estrategia legal o que esté intentando ocultar cosas al juzgado".

Sea cual sea la respuesta, las certezas respecto a Torres reflejan que no han surgido pruebas que le conecten con el polémico comisario. Pero la estrategia legal del banco y su colaboración, que dependen de él, han sido repetidamente cuestionadas por el juez y los fiscales, lo que podría repercutir legalmente contra el banco. Y recientemente se ha conocido que el consejo de BBVA no analizó su exclusión en la investigación interna, un posible conflicto de interés que podría aflorar en su declaración.

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Frente a estas circunstancias, la estrategia del banco, asesorado por Garrigues y Uría Menéndez, está siendo presentar decenas de recursos para archivar el caso y que el juez deje de pedir nuevas pruebas. BBVA recibió un varapalo en este sentido la semana pasada, con la inadmisión de su recurso para que las acusaciones NO puedan acceder a los millones de archivos de su investigación interna.

La posible declaración de Torres queda pendiente de lo que decidan pedir finalmente los fiscales. Alejandro Cabaleiro y Miguel Serrano avisaron de que si no testificaba Arribas, como así ocurrió, el siguiente en ser citado podría ser Torres.

En este entorno desafiante, a BBVA le ha caído del cielo un comodín: la entrada de Saudi Telecom Company (STC) en el capital de Telefónica, donde el banco vasco era hasta ahora el tercer mayor accionista tras CaixaBank/Criteria y BlackRock. Si el Gobierno necesita el apoyo de los grandes inversores de la operadora, recurrirá a BBVA. Y en el pasado hay precedentes del Ibex en que la Audiencia ha dado un trato vip. Aunque tenga malas cartas, este comodín puede ser importante para Torres.