Es noticia
Has visto su logotipo en todas partes, ahora conocerás al hombre: "Soy el misterioso Pascu"
  1. Empresas
ES LA PRIMERA ENTREVISTA QUE CONCEDE

Has visto su logotipo en todas partes, ahora conocerás al hombre: "Soy el misterioso Pascu"

Es el gran mecenas del deporte español, dueño del Eldense y de la operadora Finetwork, pero solo un puñado de personas de su entorno es capaz de ponerle cara

Foto: Foto: F. G.
Foto: F. G.

La escena tuvo lugar el pasado jueves. A las 11 de la mañana, un número desconocido llamó a mi móvil.

—Hola. ¿Eres Alfredo? Soy Pascu, el de Finetwork.
—Hombre, buenos días.
He leído tu reportaje. Dices cosas de mí que no son ciertas. ¡Y encima en negrita! ¿Por qué no me llamaste?
—Envié un correo a tu jefe de comunicación, pero nadie me contestó.
—Pues hay que contrastar las cosas, porque puedes hacer daño a la gente.
—¿Qué partes del texto no son ciertas?
—Por teléfono no te lo diré, ha de ser en persona.
—Puedo estar mañana en Elda a las nueve de la mañana.
—Mañana no, que me voy al cumpleaños del Turronero. El lunes.
—Allí estaré. ¿Me dejarás entrevistarte?
—Ya veremos. No he dado una entrevista en mi vida.

Foto: Pascual Pérez, a la derecha, junto al piloto Fernando Alonso. (Finetwork)

Elda, nueve de la mañana del lunes. En la terraza de la cafetería Fontana, avenida Chapí, cinco trabajadores de una fábrica de zapatos se arremolinan en torno a un móvil. Ven una escena en la que un grupo de jóvenes franceses detienen un coche de la Gendarmerie, bajan a los policías y prenden fuego al vehículo. "¡Madre mía! ¡Hay que llamar a estos la próxima vez que hagamos huelga!", dice uno. "Calla, calla, que estos arramblan con todo. Cuando acabe la huelga, nos vacían la fábrica de zapatos antes de irse", le responde otro entre risas.

Este pueblo alicantino, de 55.000 habitantes, compite con Arnedo, en La Rioja, por el honor de ser la capital del zapato. Del eje que conforma con Elche sale la mitad del calzado y los accesorios de cuero que se venden en España. Por eso sigue siendo una ciudad industrial al uso, con sus polígonos agolpándose en los accesos y su constante tránsito de camiones. "Esto es un secarral, en esta zona no se cultiva nada como ahí abajo (Novelda, el siguiente pueblo, conocido por su viticultura). Aquí, el que no vive del calzado tiene un bar o está jubilado", dice Juanjo, uno de los trabajadores. "Nuestras familias se han dedicado al calzado desde hace generaciones, pero nosotros vivimos mucho peor desde que llegaron Shein y todos esos chinos. Se vende menos, hay menos empresas y ya no puedes montar una cooperativa tan fácil como antes".

Interrumpe nuestra conversación un wasap de Pascu. "¿Ya estás por aquí? Ve desayunando, llego en 35 minutos". El nombre en la pantalla del móvil no parece decirle nada a los trabajadores, pese a que a que regenta una de las mayores operadoras del país y que ha conseguido tres ascensos con el equipo del pueblo en tres temporadas. "Ah, coño, el del Eldense. Un puto máquina, el tío. Ha devuelto la ilusión al pueblo. Venimos de 60 años de descontrol, con apuestas y amaño de partidos, embargos, jugadores que no cobraban... y ahora va todo de la leche. ¡El Eldense no jugaba en Segunda División desde los años de Franco!", explica un compañero de Juanjo.

"¿Pascu, el del Eldense? ¡Ese tío es un máquina, ha devuelto la ilusión a todo el pueblo!"

No saben nada más de Pascu. Aunque compartió actividad con ellos durante más de una década, los trabajadores no le ponen cara ni son capaces de decir dónde vive. En el partido final por el ascenso, contra el Real Madrid Castilla, Pascu apareció en un fugaz plano junto a Florentino Pérez en el palco del estadio. Minutos más tarde, cuando la realización volvió a fijarse en los presidentes, Pérez ya estaba sentado solo. Pascu no volvería en todo el partido, que terminó con una de las mayores fiestas que recuerdan los eldenses.

"Y, si no sabes cómo es físicamente..., ¿cómo vas a saber a quién saludar?", me preguntan los trabajadores.

Con la cuestión rebotándome en la cabeza, espero la llegada de Pascu. Las entrevistas para el anterior reportaje me pintaron al empresario como un rico extraño, que se ha construido una réplica de Neverland en los montes alicantinos y solo se deja ver por el pueblo para echar una mano a alguien. Un visionario autodidacta que siempre viste de negro, se alimenta a base de bocatas y elige mucho con quién trata. Con la prensa, por alusiones, nunca ha querido nada: no hay una entrevista ni una foto suya publicadas. Tan solo hay una imagen en la que sale junto a Fernando Alonso tras la firma de un patrocinio: Pascu dice que es un montaje.

"Las entrevistas para el anterior reportaje me pintaron al empresario como un rico extraño, que se ha construido una réplica de Neverland"

Mientras miro los coches que pasan por la calle, veo en el móvil que Alicante es la provincia española con más Pascuales per cápita. Hay 2.000 en la región, la mayoría entre los 45 y los 60 años, como Pascu, que acaba de cumplir 47. ¿Cómo distinguiré a mi Pascual?

Lo comprendo de golpe: porque este no es como los demás. Al fin y al cabo, ¿cuántos Pascuales conducen un Lamborghini Urus starting 230.000 euros por las avenidas de una decadente capital del calzado?

El mastodonte con corazón deportivo se detiene ante mí y entro. El interior es otro mundo. Forrado en cuero rojo, en el habitáculo hay 25 grados menos que en la calle, está lleno de pantallas y por los altavoces Julio Iglesias chapurrea una versión lacónica de And I love her, de los Beatles, en una brillante síntesis de la sofisticación noventera. A mí lado, de riguroso luto tras unas gafas Armani, está Pascual Pérez Castillo, Pascu para los conocidos.

PREGUNTA. Pascu, supongo.
RESPUESTA. Supones bien.
P. Es el coche más impresionante que he visto. Por dentro parece una nave espacial.
R. Es la leche. 760 caballos, personalizado, cómodo de conducir. Conozco a gente en Italia, en Lamborghini, me lo hicieron a medida. Es único, no hay otro igual.
P. Debe ser carísimo. Me habían dicho que no eras muy de lujos.
R. No lo soy. No bebo, voy poco a restaurantes, no me gustan las grandes vacaciones. Pero los coches sí, ese vicio sí lo tengo, aunque solo tengo tres. Y este no es el más caro (ríe).
P. ¿Dónde vamos?
R. Al estadio.

placeholder Foto: F. G.
Foto: F. G.

Pascu dice que no le gusta el fútbol, pero es el dueño del 100% del Eldense. En tres temporadas, ha conseguido tres ascensos o, lo que es lo mismo, ha llevado a un equipo de aficionados al fútbol profesional. Los Migthy Ducks del valle del Vinalopó. Y lo ha hecho con uno de los presupuestos más humildes de 2.ª B, torciéndole la muñeca a los cachorros del Real Madrid delante todo el pueblo. "Lo que hemos conseguido este año ha sido por la unidad tremenda que ha habido en el vestuario. Hemos hecho muchos arroces con los jugadores y sus familias, y al final todos se dejaban la vida por el compañero", afirma.

Pascu tiene que modular la voz a medida que se acerca un tractor a la zona de la grada en la que estamos sentados. Están resembrando el césped de cara a la próxima temporada, un sistema anacrónico toda vez que los clubes prefieren comprar rollos de césped ya sembrados. "Sí, ya sé que eso es lo que se lleva, pero ¿sabes cuánto cuesta cada rollo de portería a portería? 90.000 euros. Una pasada. Luego le da mucho sol un par de días y tienes que cambiarlos. No, no, en este club no estamos para esos lujos", dice el presidente.

"No, no, en este club no estamos para esos lujos", dice el presidente

P. Tres ascensos en 30 meses. ¿Cuál es el secreto?
R. Pues no lo sé, si yo ni siquiera veo los partidos. A mí lo que me gusta es la Fórmula 1, sobre todo la parte de ingeniería.
P. ¿No viste el partido del ascenso?
R. Qué va. Me quedé un rato en el palco por acompañar a Florentino, pero después me bajé al vestuario visitante y allí me quedé.
P. ¿Por qué compraste entonces el Eldense?
R. Me lo pidió Alfonso, un amigo de la infancia. El equipo estaba a punto de desaparecer y me dio pena dejarlo caer, aunque solo fuese por el pueblo.
P. Tuviste que pagar la deuda de tu bolsillo.
R. ¡Claro! Fueron 273.000 euros más dos nóminas de jugadores y otros 200.000 euros para acabar la temporada. Estábamos embargados por Hacienda y por la Seguridad Social.

"Compré el club porque me lo pidió Alfonso, un amigo de la infancia. El equipo estaba a punto de desaparecer y me dio pena dejarlo caer"

P. ¿Qué pasó con la anterior directiva? Estuvo implicada en amaño de partidos.
R. Todos fuera. Me he juntado con cinco amigos de mi total confianza, gente que sé que no va a meter la mano en la caja.
P. ¿Quiénes son?
R. No son expertos en nada. Alfonso trabaja con nosotros en Finetwork, José Antonio era director de Carrefour, Vicente es albañil y lleva los temas de infraestructura y logísticos... Ninguno cobra un solo euro, porque el club no genera beneficios.
P. Hablando de beneficios..., ¿de dónde vas a sacar el dinero para construir un nuevo estadio para 18.000 espectadores?
R. Eso lo escribiste así, sin contexto, sin saber cuál es mi visión del proyecto.
P. Para eso estamos aquí. ¿Cuál es tu visión?
R. Mira, aquí en Elda no hay nada. Solo hay zapatos, zapatos y zapatos. No hay discotecas, no hay cines, los pubs cierran pronto... Se necesita un centro de ocio, de conciertos, de convenciones...

"Mira, aquí en Elda no hay nada. Solo hay zapatos, zapatos y zapatos. No hay discotecas, no hay cines... Se necesita un centro de ocio"

P. ¿Pero no es muy exagerado un estadio de 18.000 personas para un pueblo de 50.000?
R. No, porque a 10 minutos en coche hay seis pueblos entre los que sumamos medio millón de personas.
P. ¿Cuánto va a costar el proyecto?
R. Entre 20 y 25 millones de euros, pero no todo lo pondremos nosotros. Tiene que ayudar la Diputación, el Ayuntamiento, la comunidad... y también algún patrocinador.

placeholder Rénder el proyecto de estadio que propone el Eldense. (Eldense)
Rénder el proyecto de estadio que propone el Eldense. (Eldense)

La actitud de Pascu va cambiando a medida que avanza la entrevista. De la frialdad inicial pasa a un discurso campechano, muy pegado al terreno. Es amable, drástico en sus juicios, muy capaz de leer la intención de su interlocutor. Se le ilumina la mirada al hablar de sus nietas. No hay rastro de idealismo en sus palabras, pero sí de pasión por los proyectos. Pascu dice que, a veces, se involucra en empresas solo porque se lo piden sus amigos, aunque sepa que no tienen mucho futuro. De ahí que algunos de sus proyectos, como decíamos en el anterior reportaje, hayan fracasado. "A lo mejor me estoy equivocando, pero, cuando viene un amigo a venderme su idea ilusionado, me implico. Es lo que me hubiera gustado que hubieran hecho conmigo cuando era joven".

El niño que no jugaba al fútbol

Desde pequeño, a Pascu le fascinan los negocios y la tecnología. Con 10 años, cobraba a sus vecinos 25 pesetas por ir a su casa a jugar al Fernando Martín: Basket Master (1987) del Spectrum. "Mis amigos salían del colegio y se iban a jugar al fútbol. Yo me iba con mis ordenadores. Tenía un Commodore Amiga, un Amstrad, un Spectrum... y me dedicaba a conseguir libros fotocopiados para aprender a programar", explica. "Después, los fines de semana, me ganaba otro sobresueldo programando los vídeos de mis vecinos. Todos querían irse a cenar el viernes, pero no querían perderse el Un, dos, tres, así que yo iba programando los vídeos de mi edificio y cada uno me daban 50 o 100 pesetas".

En la adolescencia, Pascu fue uno más de los eldenses que trabajan en las fábricas de zapatos de la zona. Al salir del instituto, iba a la cooperativa familiar para aprender hacer tacones para zapatos. Apretaba la necesidad; fue padre con solo 15 años. "Yo era un chavalillo y ya estaba casado y con una hija. Intentaba ganarme la vida, pero no me llegaba. Ganaba 40.000 pesetas y pagaba 45.000 de alquiler. Mi madre nos hacía la compra y, de vez en cuando, me dejaba un billetito dentro de la tableta de chocolate, que me encanta. Sin esa ayuda, no creo que hubiera podido sacar adelante a mi familia", recuerda el empresario.

placeholder Foto: F. G.
Foto: F. G.

Pascu ve un punto de inflexión en la muerte de su madre. "Yo era el más pequeño de la familia, y también el pobrecillo. Mis primos y mis hermanos vivían todos mejor que yo. Con 18 años recién cumplidos, me llamaron a las cuatro de la mañana para decirme que mi madre no va a aguantar más. Tenía un cáncer de hígado terminal. Llegué al hospital y me encontré a toda mi familia en la puerta. Subí a la habitación a despedirme, antes de que entrase en coma, y recuerdo que mi madre me dijo: '¿Ves todos los que están abajo?', refiriéndose al resto de la familia. 'Algún día, todo esos vivirán de ti, no te preocupes por nada'. Cerró los ojos y falleció".

P. ¿Y ahora viven de ti?
R. Pues casi todos. Algunos viven en mis pisos, otros trabajan en mis empresas, a otros les ayudo con los problemas que tienen...
P. ¿Cómo te cambió la muerte de tu madre?
R. Me cambió por completo. Por pura necesidad, por no tener a nadie que cuidase de mí. De repente, me vi capaz de hacer cosas que antes nunca habría valorado. Me venían ideas a la cabeza y conseguía llevarlas a cabo, ahora no sé ni cómo. Tiré pa'lante y hasta hoy. Creo que me ha ido bien.

Su salto de fe empresarial llegaría un año después. Durante la visita a una feria de maquinaria para calzado en Italia, Pascu descubrió por dónde iba a ir el futuro técnico del sector. "Había una máquina de inyección de plástico italiana, de la marca Plasta, que costaba 20 millones de pesetas y la necesitaban todas las empresas de Elda. Compré una, la desmonté, hice un esquema de su funcionamiento y me puse a hablar con chatarreros, electricistas, fontaneros... para hacer una réplica. La vendía por cinco millones y me ganaba dos con cada una".

El amigo de los famosos

Dejamos el estadio y volvemos al Lamborghini para trasladarnos a la sede de Finetwork. Es el momento de hablar de dinero. Pascu fundó la teleoperadora en 2015, junto a otro grupo de amigos del pueblo, y hoy presume de tener un millón de clientes. La sede se encuentra en un edificio industrial de Elda que antes pertenecía a una empresa de comidas preparadas, de modo que entre el call center y los despachos jalonan el espacio enormes cámaras frigoríficas y zonas de envasado. El plan de Pascu, que ha comprado el edificio a nivel personal, es concentrar aquí todas las sedes del negocio. Solo quedará, por motivos de representación, la sede de Madrid.

El empresario ha logrado que Finetwork tenga una visibilidad notable en solo siete años. Para conseguirlo, está patrocinando a la flor y la nata del deporte español. Las selecciones de fútbol y baloncesto, el Betis, la Real Sociedad, Fernando Alonso, Mireia Belmonte o Saúl Craviotto lucen el logo de Pascu cuando compiten. "Mira, esas son las televisiones que regalamos en El hormiguero", dice, señalando una montaña de cajas enorme. También les ha regalado iPhones a todo el público de programa, más de 140 personas. Haga cuentas. "Es caro, sí, pero es una buena publicidad".

Esta ingente inversión en promociones escama al resto de operadoras. No comprenden cómo una recién llegada puede acceder a partnerships premium que solo están a al alcance de gigantes como Movistar o Iberdrola.

P. No es que tengas un patrocinio premium, es que los tienes casi todos.
R. La gente está muy equivocada con esto. No son tan caros.
P. ¿No es caro patrocinar a la Selección?
R. Te sorprendería la cantidad. De todos modos, a la Selección ya hemos dejado de patrocinarla, porque por normativa UEFA solo se puede mostrar publicidad en los entrenamientos. ¿Eso para qué nos vale? No nos salía rentable.
P. Pero la Selección sigue llevando el chándal de Finetwork.
R. Lo sé. Porque no tienen otro patrocinador.
P. ¿Qué ha pasado con la Liga Femenina?
R. Nada. Firmamos un contrato de intenciones con la condición de que se cumpliesen unos objetivos de impacto. No se cumplieron y no firmamos el contrato. El fútbol femenino, hoy por hoy, no ha terminado de arrancar.
P. Le acusan de haber dejado tiradas a las jugadoras.
R. No es así. Ya le he dicho a Javier Tebas que, si quiere, enseñamos los contratos. Pero, claro, él no quiere que se vean.
P. ¿Por qué?
R. Sus motivos tendrá.

placeholder Foto: F. G.
Foto: F. G.

Si estamos hoy aquí es, en parte, por la leyenda underground que se ha creado en torno a Pascu. Dicen que es un outsider que tiene muchos amigos famosos, que trabajó en Apple a pesar de no hablar inglés o que tiene registradas miles de patentes de su faceta como inventor.

P. Pascu, háblame de tus relaciones con la societé. ¿Quiénes son tus mejores amigos?
R. Hmm... pues muchos. A mi casa han venido Mario Conde, Felipe González, Jorge Garbajosa... A Albert Luque, de la Federación, lo quiero como un hermano. Después tengo mucha relación con Fernando Alonso, Joaquín el del Betis, Alejandro Sanz, Luis Figo, el Turronero...
P. Es verdad, no te he preguntado. ¿Qué tal en el cumpleaños del Turronero? ¿Actuó Jennifer Lopez, como se especulaba?
R. ¡Qué va! Por allí solo apareció Camela. Esas fiestas tienen glamur, pero no es para tanto: a la mayoría de los invitados los pones bocabajo y no cae nada (ríe).
P. Da la sensación de que todos los famosos os conocéis.
R. Al final nos conocemos todos, sí. ¿Sabes dónde vi los penaltis de la final de la Copa del Rey que ganó el Betis? En un váter, con Carlos Herrera. Estaba nerviosísimo y me encerró en el baño, el tío.

"Neve Campbell me dijo que su mierda olía fatal, como la de cualquier otro"

P. He de decirte que los famosos que has mencionado los has tenido, o los tienes, en nómina. ¿Eres un mitómano?
R. Para nada. Yo paso por Madrid y me acerco a la casa de Alejandro Sanz a ver un partido y tomar una Coca-Cola. De hecho, él me ha dicho alguna vez que cómo nunca le pido nada. ¿Y qué le voy a pedir? Yo respeto mucho a la gente, no les pregunto nada, ni siquiera me hago fotos con ellos. Los famosos están muy sobrevalorados. ¿Sabes lo que me dijo Neve Campbell?
P. ¿La actriz de la saga Scream?
R. Esa. Me dijo una vez en Los Ángeles que todos la tenían idealizada, pero que, cuando iba a cagar, su mierda olía tan mal como la de cualquiera.
P. [En shock] ¿Pero de qué conoces a Neve Campbell? ¿De la época de Apple?
R. Sí, de después. Tengo muchos amigos allí, he seguido yendo a California.

La cuestión californiana

El asunto de Apple es el más espinoso de su pasado. Según la versión de Pascu, trabajó durante cuatro años en Cupertino, Silicon Valley, sin conocimientos de inglés ni estudios de ingeniería de software. Este periódico ha intentado comprobar esta circunstancia sin éxito. Tampoco el empresario ha aportado ningún tipo de prueba ni de contacto. Algunas personas de su entorno consideran que esta parte de su vida es una "licencia de emprendedor", una fabulación del pasado que sirve para dar lustre a su presente empresarial. Sea como fuere, es innegable que Pascu tiene cierta fijación con Apple: en la oficina de Finetwork hay varios carteles con citas de Steve Jobs y el eldense presume de haber tenido contacto con Steve Wozniak.

P. ¿Cuándo trabajaste para Apple?
R. Fue durante la creación de iTunes. Ese programa no se hizo en Apple, sino que lo programó una empresa llamada SoundJam MP. Apple compró la empresa y lo incorporó. Entonces, yo tenía un amigo en SoundJam al que habíamos ofrecido un software que servía para cortar las canciones de un disco y así poder venderlas por separado.
P. ¿Quién hizo ese software?
R. Un socio y yo.
P. ¿Pero sabes programar?
R. Sé código máquina. Unos y ceros. De lenguajes de programación no me preguntes porque no sé nada.
P. ¿Y por qué estuviste allí?
R. Porque había que implementarlo en iTunes. Estuve cuatro años viviendo en California, con Jobs, Wozniak, Ive... Iba 90 días y volvía 17. Me fui pesando 49 kilos y volví con 109 y 900 de triglicéridos, al borde de la embolia, de toda la mierda que comí por el estrés.

Foto: (Reuters / Mike Segar)
TE PUEDE INTERESAR
Apple se está convirtiendo en un banco, pero es solo una parte de su gran plan
Mario Escribano Michael Mcloughlin

P. ¿Puedes demostrarlo de alguna manera? Por teléfono me hablaste de documentos.
R. No lo sé, hace mucho tiempo. Tendré los correos en algún ordenador antiguo. Tú es que no te lo crees.
P. Me cuesta.
R. Es que te crees que es necesario tener un título universitario para ir a Silicon Valley, y eso no es verdad. Ahora Apple, Google y Facebook no quieren ingenieros.
P. Hmmm...
R. En serio te lo digo. Además, ¿para qué vale la universidad? ¿O el colegio? ¿Para que te cuenten nosequé de qué Papa fue el primero de nosequé? ¿Que el verde del monte es por la clorofila? ¡A mi todo eso me importa una mierda!
P. ¿No crees en la educación?
R. No. Yo tengo amigos que no han ido al colegio y tienen 200 millones de euros en el banco. Y otros, con carrera, son camareros. Y no soy nada materialista.
P. Algo materialista sí suenas.
R. No, es que me da pena. Gente que ha estudiado tanto para nada.
P. Pero valoras el éxito en función de los ingresos.
R. Fíjate si valoro el dinero que hace nada he rechazado una oferta de 800 millones más 400 en variables por mi 80% de Finetwork. A mí me da igual: vienes al mundo sin nada y te vas igual, somos gestores temporales del dinero.

placeholder Foto: F. G.
Foto: F. G.

Es la hora de comer. Para acabar la entrevista, Pascu me lleva a una pequeña tasca de carretera, el Peter Ribes, donde pide un bocadillo de tortilla y una caña. "Yo soy un tío muy sencillo, no necesito comer nada más. Hay otros que se pasan el día en restaurantes caros, pero a mí me da igual. Almuerzo aquí casi todos los días, y tan a gusto".

No parece ver la contradicción en el hecho de que hayamos llegado al garito en un SUV que cuesta más que una casa o que su reloj sea suficiente para pagar el almuerzo de todos los presentes. Para cumplir con el estereotipo, lo único que no tiene, en realidad, es un yate: "Prefiero comprar horas de vuelo en un avión privado, me hace más servicio", afirma mientras se arranca con el bocadillo.

Ha llegado el momento de preguntar lo que tengo en mente hace horas:

P. Pascu, ¿de dónde sale tanta pasta? Porque Finetwork y el Eldense no parecen dar para tanto.
R. Está bien que me lo preguntes, porque aquí en el pueblo me han acusado de todo. Me vieron con el Ferrari y dijeron que yo era narcotraficante, luego que vendía armas... Incluso mi mujer tuvo que aguantar, en la peluquería, que le dijesen que teníamos los mayores puticlubes de La Junquera.
P. ¿Es verdad?
R. ¡Qué va! Yo no he hecho mal a nadie en mi vida. Ni drogas, ni armas, ni pollas. Te reto a que encuentres a un tío que te diga que le he jodido. Bueno, esta mañana ha venido uno a casa a pedirme dinero para pagar seis meses de alquiler, le he dicho que no y se ha ido insultándome. Ese sí puede que te hable mal.
P. ¿Vienen a tu casa a menudo a pedirte dinero?
R. Sí, todos los días.

"Creo que mi dispositivo va a cambiarlo todo, cualquier persona querrá tener uno"

P. Tu casa también ha generado cierto mito...
R. Para mí es la mejor casa del mundo, pero es mi vida privada.
P. Volvamos, pues, al origen del dinero.
R. Mira [enseña la foto de un cheque de Citibank al portador por valor de 50 millones de dólares], esto es lo que me pagaron en Apple.
P. Un cheque al portador no desmuestra nada.
R. Aparte, mi familia y yo tenemos inmuebles. Tengo como 40 pisos en Elda y otros 20 locales comerciales. Los alquilo. También he hecho inversiones en bolsa que han ido bien.
P. ¿Es verdad que tienes cientos de patentes registradas?
R. Sí, pero no están a mi nombre.
P. ¿Por qué?
R. Porque a mí me miran, como a Apple. Me las copian. ¿Sabes que Apple registra sus ideas en Malasia y países así? Hasta que no ha desarrollado el producto, no las mueve a Estados Unidos. Yo hago igual. Ahora tengo un proyecto para el que hemos solicitado 127 patentes.
P. ¿Qué es?
R. Un dispositivo que ideé hace siete años. Fue el origen de Finetwork. Cuando salga, será una revolución, ni te imaginas la de horas de trabajo que tiene detrás.
P. ¿Piensas lanzar hardware desde Elda?
R. Claro que sí. Estoy hablando con Foxconn para fabricarlo. Cuando lo pensé, no existía aún la tecnología para llevarlo a cabo. He tenido que esperar al avance tecnológico.
P. ¿Cuándo piensas lanzarlo?
R. En 2025. Cuando salga, me retiro. (ríe)

La escena tuvo lugar el pasado jueves. A las 11 de la mañana, un número desconocido llamó a mi móvil.

Empresas Lo mejor de EC
El redactor recomienda