Mário Vaz llega a Vodafone España para frenar la fuga de clientes y volver a la rentabilidad

Vodafone ya ha elegido a su nuevo consejero delegado para España. Será el portugués Mário Vaz, que ocupará el cargo a partir del 1 de abril, pero ya tiene la mente puesta en encauzar la compañía por el camino de la rentabilidad. Para conseguirlo, tendrá que atajar la continua fuga de clientes que viene sufriendo desde hace años, además de aprovechar las oportunidades de compra de pequeños teleoperadores y acelerar el despliegue de fibra óptica. Ninguno de estos retos es nuevo para Vaz, que hasta ahora desarrollaba las funciones de consejero delegado de Vodafone Portugal, logrando aumentar la cuota de mercado e incrementar los ingresos de la filial lusa.

Cuando llegue a su nuevo despacho en España, Vaz tendrá sobre la mesa una retahíla de informes que le mostrarán la persistente pérdida de clientes. Los últimos datos que se conocen apuntan un descenso de 21.800 líneas móviles en enero de 2023, según las cifras publicadas la semana pasada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). También registró la salida de 9.600 líneas de banda ancha, siendo el único operador que retrocedió en este segmento durante el primer mes del año.

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Ver cómo mengua el número de clientes no es un problema exclusivo de Vodafone, ya que Movistar y Orange perdieron 17.700 y 6.700 líneas móviles en enero, respectivamente. La crisis inflacionaria ha decantado la balanza en favor de los operadores low cost, como Digi y Avatel, que ofrecen precios más competitivos. Aun así, el nuevo consejero delegado tiene razones para preocuparse, porque Vodafone representó el 45% de las líneas perdidas mediante portabilidad, Movistar el 36% y Orange el 14%. Uno de sus principales aliados para dar la vuelta a esta situación es Lowi, la marca de bajo coste de Vodafone que se escabulle de la sangría de usuarios.

Si el reto con las líneas móviles se augura complicado, igual de laborioso es el trabajo que tendrá que realizar para reflotar el negocio de la banda ancha. Vodafone tomó la decisión de suprimir el fútbol de su catálogo televisivo, apostando por el cine y las series. Esta estrategia, adoptada ante los desorbitados precios que debía desembolsar para pagar los derechos del fútbol, le ha hecho perder a una buena parte de los clientes de más valor. Internet y la televisión se contratan habitualmente de forma conjunta y muchos de sus abonados han ido migrando para seguir viendo LaLiga, pagando a la competencia los cuantiosos precios que fija para estos servicios.

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Pero la caída general en la base de clientes no es nueva, sino que viene lastrando los resultados de la compañía desde hace tiempo. Las últimas cuentas que presentó se corresponden con su tercer trimestre fiscal (octubre-diciembre de 2022), periodo en el que sus ingresos por servicios disminuyeron un 8,7%, hasta los 858 millones de euros. Lo hizo después de registrar unos 6.000 contratos menos, que lo situaron como el tercer operador del territorio nacional con 2,2 millones de abonados. Si se observa el último ejercicio fiscal completo (abril de 2021-marzo de 2022), la facturación por servicios se redujo en un 2%, hasta los 3.714 millones.

Una buena manera de conseguir más clientes es comprar algún operador más pequeño. Pese al desembolso inicial, realizar una buena operación podría dar un impulso a las cuentas. El sector de las telecomunicaciones está inmerso en un proceso de consolidación en España, por lo que las oportunidades terminarán apareciendo. Durante la etapa de Colman Deegan, el predecesor de Vaz, Vodafone ya estuvo negociando una fusión con MásMóvil, pero las conversaciones se terminaron rompiendo y fue Orange quien aprovechó la ocasión. Y ahora Vodafone ve desde la lejanía cómo Orange y MásMóvil se juntarán —si Bruselas da el visto bueno— para convertirse en la primera teleco del territorio nacional por número de clientes.

El nuevo consejero delegado no es novato en estas lides. En Portugal, efectuó la compra de Nowo, el cuarto mayor operador luso, que contaba con 250.000 líneas móviles y 140.000 abonados de banda ancha y televisión. Le pagó a MásMóvil una cantidad cercana a los 150 millones de euros con el objetivo de ser más competitivo al aumentar su base de clientes y la cobertura de red fija de banda ancha, cumpliendo en el país vecino dos de los hitos que ahora va a perseguir en España.

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De hecho, uno de los mayores quebraderos de cabeza para Vodafone España en los últimos años ha sido rentabilizar su red fija de banda ancha. El problema es que buena parte de esta red está obsoleta, porque utiliza cable HFC, mientras que sus principales competidores están mucho más avanzados en el desarrollo de la fibra óptica. Las causas del atraso en este despliegue frente al resto de las telecos se puede datar en 2014, cuando efectuó la compra de Ono por 7.200 millones, haciéndose con su red de cable HFC y minando la liquidez para desarrollar la fibra óptica. Fue una apuesta que salió mal y que ahora, nueve años después, Mário Vaz intentará revertir.

Su pasado en Portugal le avala. La filial lusa de Vodafone cerró su último ejercicio fiscal (abril de 2021-marzo de 2022) con un incremento de los ingresos del 7%. Lo consiguió gracias a un aumento de 97.000 clientes de línea móvil y 27.000 de banda ancha, alcanzando una cuota de mercado del 20% en el negocio móvil y del 19% en la televisión de pago. Además, impulsó la creación de una red de fibra que cubre 4,3 millones de hogares. Si consigue trasladar estas cifras a España, será todo un éxito.