El CEO y el CFO de Ferrovial se trasladarán a Países Bajos, pero los Del Pino se quedan

En medio del ruido, Ferrovial sigue trabajando con la hoja de ruta que ha dibujado para llevarse su sede social a Países Bajos y, desde ahí, cotizar en Estados Unidos. Un viaje que implicará la mudanza del grueso del comité de dirección, tanto por razones legales (la normativa exige que al menos la mitad de la cúpula esté en el país) como operativas, ya que las reuniones deberán celebrarse en el nuevo domicilio.

A la espera de terminar de definir todos los perfiles afectados, quien encabezará esta mudanza a los Países Bajos será el consejero delegado, Ignacio Madridejos. Junto a él, como una de las figuras clave de este plan, estará el director general económico-financiero, Ernesto López Mozo, la persona que el pasado diciembre trasladó al consejo de administración del grupo que había llegado el momento de activar el plan que llevaban años analizando.

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El desconocido horizonte al que se enfrentan los mercados, con unos bancos centrales reduciendo sus balances, hace que la macro sea más importante que nunca. Una lección que el grupo de infraestructuras, como todas las grandes compañías españolas, aprendió con lágrimas y sobreesfuerzos financieros durante la crisis inmobiliaria que amenazó con sacar España del euro.

En cambio, quien seguirá viviendo en España y tributando en nuestro país será Rafael del Pino. A pesar de ser el presidente y principal accionista del grupo, con un 20% del capital, el empresario no forma parte del comité de dirección de Ferrovial. El traslado, en su caso, sería opcional, y fuentes cercanas al empresario han asegurado que ahora mismo esa posibilidad no entra en sus escenarios futuros.

Quien tampoco está previsto que se traslade a Holanda es su hijo, Ignacio del Pino, número dos de López Mozo, que acaba de volver a Madrid para ocupar la dirección general corporativa de Ferrovial, tras 15 años en Estados Unidos, donde se ha formado en universidades punteras, como el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y Stanford, y ha trabajado en JP Morgan, Oaktree y Cintra, filial de Ferrovial.

En total, el grupo de infraestructuras prevé desplazar a Holanda a una veintena de profesionales, de los 5.500 empleados que tiene en España, fundamentalmente, el comité de dirección y unos pocos perfiles más. Sin embargo, de cara a futuro, la compañía sí confía en que Países Bajos sea un imán para poder atraer talento internacional, ya que Ámsterdam se está convirtiendo en el relevo de la City londinense tras el Brexit.

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De hecho, si Reino Unido no hubiera votado divorciarse de Europa, Ferrovial Internacional SE seguiría teniendo su domicilio en las islas británicas, en Oxford, y la fusión inversa que va a llevar a cabo el grupo de infraestructuras lo habría convertido en una empresa británica, no holandesa. El mercado londinense también facilita la cotización directamente en Estados Unidos con acciones, no a través de ADR, como ocurre en España. Esto último tiene un hándicap importante: cotizar vía ADR impide ser incorporado a los índices de referencia (S&P, Dow, Russell...), a los que están vinculados muchos fondos cotizados (ETF) y de inversión pasiva.

Los directivos de Ferrovial que se trasladen a Holanda se seguirán viendo afectados por el impuesto temporal de solidaridad para las grandes fortunas, ya que este nuevo tributo tiene efectos sobre el patrimonio de 2022 y 2023, aunque se recaude hasta 2024. A la espera de que se convoque, la junta general que activará el reloj para llevarse la sede a Holanda, en el mejor de los escenarios, sería en la segunda quincena de junio..., y bastan 183 días para tener que tributar en España.

En cambio, estos ejecutivos se verán penalizados por un sistema tributario menos atractivo para sus nóminas, ya que en Países Bajos el máximo de IRPF es siete puntos superior a España, el 51,4% frente al 44%. La ventaja que puede tener para estos profesionales la denominada ley Beckham holandesa, que permite a los extranjeros reducirse en un 30% la base imponible de los ingresos, sólo se aplica hasta el tope del sueldo del primer ministro, es decir, 230.000 euros, cifra que dista mucho de las retribuciones de la cúpula de Ferrovial.

La retribución de Madridejos parte de un fijo de 1,15 millones de euros y, con variables, puede llegar a 4,6 millones; mientras que los 13 ejecutivos considerados por la compañía miembros de la alta dirección del grupo se repartieron el año pasado 11,25 millones de euros, lo que arroja una media de 866.000 euros por directivo.

Dudas de futuro

No obstante, aunque ahora Ferrovial haya decidido limitar a una veintena de profesionales el traslado a Holanda, y aunque su voluntad sea mantener el corazón del grupo en Madrid, la duda de cara a futuro radica en si será posible mantener eternamente este modelo, o lo lógico es pensar que con el paso de los tiempos, si la sede está en Holanda y el negocio en Estados Unidos, España terminará siendo un mercado importante, como Polonia, pero sólo eso.

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La otra cara de la moneda tiene que ver con el toque de atención que este traslado debería ser para las instituciones y autoridades españolas. Por el momento, la vicepresidenta Nadia Calviño ha reconocido que estudiará las opciones para mejorar la conexión del parqué español con el estadounidense, para evitar que otras empresas sigan los pasos del grupo de infraestructuras.

En el supuesto de que llegara un día en que España reuniera las condiciones como para poder saltar al parqué estadounidense desde Madrid, quizás, las dudas de futuro respecto al futuro de Ferrovial no serían si podrá mantener su corazón en Madrid, sino si podría volver a casa y cotizar sólo en la Plaza de la Lealtad y en Wall Street.