La intrahistoria del adiós de Ferrovial: una década preparándose para salir de España y acabar en EEUU

El terremoto desatado este miércoles por el anuncio de Ferrovial de llevarse la sede a Holanda es la traca final de un movimiento que, en realidad, lleva cociéndose cerca de una década. Según ha podido confirmar El Confidencial con varias fuentes conocedoras, hace años que la visión del grupo es ser una entidad internacional, centrada en crecer en Estados Unidos e, incluso, se diseñó un plan para llevar al otro lado del Atlántico el cuartel general.

Por qué ahora y por qué Holanda, cuando el objetivo es Norteamérica, son dos preguntas cuyas respuestas enlazan más de lo que a primera vista podría parecer con esa hoja ruta dirigida a convertir Ferrovial en un grupo cada vez más estadounidense, a pesar de los giros de guion a los que ha tenido que ir adaptándose, como el Brexit.

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El ejemplo más claro del largo camino que lleva ya recorrido fue la decisión de constituir Ferrovial Internacional SE en 2015, colgar de ella el 85% del negocio y llevar su sede fuera de España, dejando en Madrid la actividad nacional. La familia Del Pino acababa de crear un cortafuegos contra inestabilidades políticas, como era entonces el desafío catalán o la política fiscal de Cristóbal Montoro.

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Esta entidad, Ferrovial Internacional, es la misma que ahora vuelve a utilizar el grupo presidido por Rafael del Pino para mudarse definitivamente a Holanda mediante una fusión inversa. La figura de sociedad anónima europea (SE) se reguló hace casi dos décadas en el Viejo Continente con el objetivo, precisamente, de facilitar el traslado de sede dentro de los países miembros y facilitar las fusiones internacionales.

Cuando Ferrovial empezó a tejer toda esta telaraña societaria, Reino Unido era el primer mercado del grupo, con el 36% de los ingresos, por delante de España (28%) y Norteamérica (16%). Este peso inclinó la balanza en favor de Oxford para ser la sede de Ferrovial Internacional. Pero, tras el Brexit, la compañía comprendió que tenía que volver a moverse y, en 2019, se llevó esta sede a Holanda, dentro del generalizado movimiento de entidades que han apostado por este país como relevo de la City.

En el caso del grupo español, además, este país es un trampolín en su visión de ser cada vez más estadounidense, ya que, tras el divorcio de Reino Unido, la bolsa de Ámsterdam logró desbancar en 2021 a Londres como principal parqué europeo y, por tanto, es un escaparate de referencia para los grandes inversores internacionales especializados en infraestructura a los que Ferrovial quiere atraer a los dos lados del Atlántico.

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De hecho, la compañía ha explicado que, cuando se complete la fusión inversa con Ferrovial Internacional, cotizará en Países Bajos y en España, y solicitará hacerlo también en Estados Unidos, destino último de este viaje. Si a esto se suma una fiscalidad más favorable en la tributación de dividendos de filiales, la jugada se endulza, pero dista mucho de ser lo determinante, teniendo en cuenta que se trata de un ahorro de 35-40 millones de euros, según las estimaciones de Sabadell, cuando el coste de los trámites asciende a 20 millones.

Sin apenas negocio en España

Actualmente, el 79% del valor de Ferrovial se concentra en Norteamérica (Canadá y Estados Unidos), mientras que Reino Unido ya solo representa el 7%, España un 5% y Polonia el 3%. Este nuevo peso ayuda a entender por qué ahora. Tras cerrar la venta de Ferrovial Servicios a Portobello y de Ausol a Meridiam, apenas tiene negocio en nuestro país, ni visos de que vaya a haberlo, con el discurso que se ha instalado entre la clase política, contraria a todo lo que huela a pago por uso, concesión o privatización.

Además, de las pocas concesiones que le quedan a Ferrovial en España, Emesa/Calle 30 vence en 2025 y Aravia en 2026, de manera que solo contará con los 48,3 kilómetros de Autema, que vencen en 2036, y los 49 kilómetros de la A-66, que llegan hasta 2042, junto a las 3.297 plazas de aparcamiento de SerranoPark y una menguante cartera de obra pública, donde la familia Del Pino dista mucho de alcanzar las cifras de sus principales comparables.

En cambio, al otro lado del Atlántico, está todo por hacer, con el decidido apoyo administrativo a los modelos de pago por uso en un país plagado de infraestructuras caducas. Ya a cierre de 2022, el 78,3% de los ingresos de la división de autopistas procedieron de Estados Unidos y el 84% del negocio de construcción correspondió a la actividad internacional.

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Además, en aeropuertos, aunque Reino Unido sigue concentrando todo el negocio por los aeródromos de Heathrow, Glasgow, Southampton y Aberdeen, Ferrovial ha empezado a coger vuelo en Estados Unidos con el proyecto que se adjudicó el pasado junio para diseñar, construir y operar la Nueva Terminal Uno del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York.

Autopistas, agua, alta velocidad..., el grupo español está pujando y ganando todo tipo de contratos en el país de las oportunidades. Pero le falta conocimiento de marca, le falta ser más americano, a pesar de que el 93% de sus inversores sean internacionales. Y en esa dirección van todos los pasos que la compañía ha ido dando en la última década.