El órdago que Pepe Hidalgo gestó en un hotel de Atocha para vender Air Europa a Iberia

International Airlines Group (IAG) y la familia Hidalgo alcanzaron finalmente este jueves un acuerdo para que el holding hispano británico propietario de Iberia compre y pague Air Europa a plazos. Una firma después de tres años y pico de disputas, provocadas en un principio por el golpe mortal del covid-19 al sector turístico y después por las reticencias del fundador, Pepe Hidalgo, a entregar a su niña bonita a un competidor participado por Qatar.

Las dos partes podrían escribir varios capítulos de un libro que debería estudiarse en las principales escuelas de negocio. Un manual de negociación entre un gigante con más de 10.000 millones de euros de deudas en las alas y una pequeña compañía con fondos propios negativos tras perder más de 700 millones en dos años. Dos aerolíneas que tuvieron que ser auxiliadas con 1.500 millones en préstamos avalados por el Estado al tener la mayoría de sus aeronaves en tierra durante muchos meses por las restricciones a la movilidad.

La clave de la operación, de marcado carácter defensivo para Iberia a corto plazo, era saber cuánto valía en realidad Air Europa en el contexto actual, de recuperación vertical del tráfico aéreo, con ingresos récord tras dos duros años de números rojos, pero con una deuda imposible de asumir a vencimiento. Y, ahí, la persuasión, la capacidad de negociación, la habilidad para poner en valor una empresa con fondos propios negativos, se convirtió en crucial para los Hidalgo.

Juan José Hidalgo, el patriarca, con los 80 años ya vencidos, jugó sus cartas como gran maestro del casino, una de sus pasiones. El día D se produjo a finales de noviembre de 2021, cuando la variante ómicron del covid amenaza con colapsar otra vez el negocio. El empresario salmantino venía de Villarreal, de ver un partido de Champions contra el Manchester United, tras sentarse en la mesa con los dueños de Mercadona en busca de ayuda económica y apoyo moral. Los Roig descartaron el negocio pese al ímpetu del comandante de Air Europa, que rechazaba a gritos los 500 millones que le ofrecía Iberia, la mitad de lo firmado en noviembre de 2019.

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Según describen distintas fuentes, a la vuelta de Villarreal, Pepe Hidalgo se reunió en el Hotel Only You de la Estación de Atocha de Madrid con representantes de Air France-KLM, un competidor real de IAG, que, tras ser rescatada también por los gobiernos de Francia y Países Bajos, veía en Air Europa una oportunidad de crecimiento futuro a bajo precio. El octogenario empresario hizo saber al Gobierno de Pedro Sánchez que, si los dueños de Iberia, no movían ficha, no tendría más remedio que casar su hija con los galos, con la repercusión que tendría en los intereses nacionales por la pérdida de Madrid como plataforma de conexión con Latinoamérica.

El mensaje caló rápido en Luis Gallego, el español que pilota IAG, quien siempre confiaba que la sensatez del hijo, Javier Hidalgo, para firmar un buen acuerdo se impusiera al impetuoso carácter del padre. Para no perder la ficha, Iberia abonó en diciembre 75 millones en forma de compensación después de que Bruselas tumbase el acuerdo por abuso de posición dominante en caso de fusión. Cuarenta millones obligados por contrato y otros 35 millones para seguir teniendo ficha principal en la partida. Al patriarca no le entraba en la cabeza que su empresa estuviese cautiva sin recibir un adelanto, "una señal como se hace cuando te compras un piso", decía, a cambio.

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Esos 35 millones le dieron a IAG el derecho a sentarse el primero con los Hidalgo, que a la par escuchaban a Air France-KLM y a Delta Airlines. Los franceses iban de la mano de Avolon, una multinacional dedicada al alquiler de aviones, y de Barclays, que financiaban la operación. Aunque los hispanobritánicos pensaban que Pepe iba de farol, lo cierto es que el temor que les transmitía Moncloa a que Air Europa acabase finalmente en manos extranjeras le daba cierta credibilidad a la carta.

Por ello, en marzo de 2022, acordaron darle un crédito de 100 millones de euros a los Hidalgo a cambio del 20% de Air Europa, dinero con el que se aseguraba la exclusividad para negociar a solas durante doce meses, hasta el 17 de marzo de 2023. Esos 100 millones eran vitales para la familia, porque dentro de su complejo entramado societario, Globalia, el holding, debía una cantidad similar a Air Europa. En otras palabras, que la filial podía reclamar impagos a la matriz, una solución cuanto menos curiosa. La opacidad es tal que Banco Santander, en un informe de esta misma semana, era incapaz de concretar las sinergias de la fusión porque no tenía datos fiables de Air Europa.

Los Hidalgo ya habían recibido 175 millones de IAG, a los que Pepe seguía presionando con declaraciones altisonantes

Entre unas cosas y otras, los Hidalgo ya habían recibido 175 millones de IAG, a los que Pepe seguía presionando con declaraciones altisonantes —"nunca venderé Air Europa"— y provocaciones —”Air Europa vale por los menos 2.000 millones—, mientras Javier negociaba desde la calma que le da vivir entre Ibiza y República Dominicana. La familia recibió en ese momento una propuesta para hacer parte del pago en papelitos, es decir, en acciones de su comprador, que en ese momento cotizaban a cerca de 1,2 euros por título. Pero el padre las rechazó porque lo consideraba una ofensa.

El pasado miércoles, Pepe Hidalgo convocó a sus hijos a un consejo de administración extraordinario para analizar la última y definitiva oferta de IAG, consistente en recibir 500 millones en total, pagaderos a plazos y parcialmente con acciones de la empresa —a 1,80 euros— con sede fiscal en Madrid y operativa en Londres. Un buen acuerdo para Iberia, que se hace con un rival a un precio de oferta y bloquea a sus competidores franceses. Bueno, también para la familia, que tras desprenderse también de Viajes Halcón por un euro podrá centrarse en disfrutar de sus hoteles y decidir qué hace con el 'handling'. Y excelente para España, que consigue mantener un 'hub' en Madrid, vital para el tráfico con Latinoamérica.