LATAM se recupera en España pese a los retrasos en las entregas de aviones de Boeing

Las aerolíneas necesitan aviones para crecer. Por este motivo, desde LATAM Airlines lamentan el retraso en las entregas de dos aeronaves que encargaron a Boeing y que todavía no han salido de fábrica. "Ojalá estén para 2024, porque necesitamos cada avión que podamos obtener", ha señalado el vicepresidente de Ventas y Marketing de la compañía, Andreas Schek, en un encuentro con periodistas en el contexto de Fitur. "Casi cada aerolínea tiene el mismo problema con Boeing", añade.

Tras los dos años y medio que estuvo inmersa en un proceso de reestructuración financiera, evitando finalmente la bancarrota, la aerolínea chilena está ahora centrada en potenciar su crecimiento. Para conseguirlo, ha puesto el foco en España, donde ya ha recuperado la totalidad de su capacidad previa a la pandemia, a falta de la ruta Lima-Barcelona. Ahora, el objetivo es reforzar el trayecto Madrid-Santiago de Chile con ocho frecuencias desde abril, frente a las siete actuales, y alcanzar las 10 en verano. Además, en la Ciudad Condal quiere utilizar un avión más grande, que está pendiente de entrega por parte de Airbus, para duplicar el número de asientos que ofrece ahora mismo.

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La ambición de la compañía es ampliar las conexiones de Sudamérica con el resto del mundo, ya que solo representan el 5% de los vuelos mundiales. No obstante, por el momento no tiene la intención de ampliar el número de frecuencias con el centro de Europa, aunque sí ha ganado un 50% de oferta en países como Portugal o Italia al cambiar a un avión más grande. Y, en los destinos de Francia, Reino Unido y Alemania, asegura que ha recuperado las frecuencias precovid. Actualmente, conecta más de 120 destinos, la mayoría de ellos entre América Latina y Estados Unidos.

Para conseguir sus objetivos de crecimiento, necesita ampliar la flota de 300 aviones con la que cuenta ahora mismo. Más allá del retraso en la entrega de los dos Boeing, sus planes pasan por adquirir otros 80 aviones de medio alcance antes de 2030. Tal y como ha informado Schek, van a encargárselos a Airbus, con quien no tienen pedidos pendientes, aunque el fabricante aeronáutico sí tiene problemas con la producción para otras aerolíneas.

Los retrasos en las entregas de aeronaves son un problema común para el sector, que quiere volver a despegar después de tres años en los que sus cuentas se vieron perjudicadas por la crisis del covid. Tanto Airbus como Boeing, los dos principales fabricantes del mundo, se han defendido al asegurar que recuperar la producción normal tras la paralización por la pandemia no es un proceso sencillo. "Acabamos de salir de una recesión sin precedentes a la que ha seguido una recuperación sin precedentes, seguida de una guerra, además de un bloqueo de China", apuntaba el responsable de Leasing y Marketing para inversores de Airbus, Mark Pearman-Wright, en unas declaraciones recogidas por Reuters.

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En cualquier caso, las aerolíneas demandan más aviones porque el tráfico aéreo prácticamente se ha recuperado. "La ocupación de nuestros vuelos es del 80%", remarcaba el vicepresidente Comercial de LATAM, Marty St. George. A la aerolínea le ha sorprendido, sobre todo, la recuperación de los pasajeros corporativos, que se encuentra cerca de los niveles previos a la pandemia, cuando parecía que el teletrabajo iba a terminar con este tipo de viajes. "Decían que el 15% no iba a volver a volar, y la verdad es que estamos casi recuperando los niveles precovid", apunta.

Respecto a los conflictos políticos que podrían lastrar la demanda hacia algunos países de Sudamérica, desde la compañía no se muestran muy alarmados. En Brasil, donde los seguidores de Bolsonaro asaltaron las instituciones de los tres poderes del Estado, consideran que se trató de un hecho aislado y aseguran que no han notado un descenso en las reservas de viajes. Algo más complicada es la situación en Perú, donde cada día se recrudecen las protestas contra el Gobierno, pero advierten de que solo afecta a una parte del país. "Vivimos en un continente que siempre tiene algún desafío político", reconoce Schek, que muestra su "confianza en el mundo nuevo".

Además de la falta de aviones, otra preocupación para la aerolínea chilena es el combustible, que se han encarecido desde que comenzó la guerra de Ucrania. "En épocas normales, supone alrededor del 30% del coste de un vuelo, pero hoy representa alrededor del 50%", lamenta Schek, que señala a la volatilidad de los precios del crudo como uno de los principales inconvenientes de esta crisis energética.