El Corte Inglés prepara con Accenture un plan de ajuste por la crisis del consumo

El Corte Inglés ha empezado a prepararse para una cuesta de enero que se presume empinada y prolongada en el tiempo, dadas las malas previsiones económicas. Aunque la compañía todavía no ha notado que el bolsillo de los españoles se haya resentido por el aumento de los precios, según los datos de ventas de su primer semestre, su presidenta, Marta Álvarez Guil, ha encargado a su nuevo equipo directivo un plan de ajuste de costes para hacer frente a una más que probable futura caída del consumo por la menor renta disponible de los clientes.

Según fuentes próximas al grupo de grandes almacenes, El Corte Inglés ha encargado a Accenture el diseño de un plan estratégico para reducir los costes estructurales con el objetivo de mejorar la eficiencia y los márgenes. El objetivo es robotizar determinadas tareas que hasta la fecha son realizadas por personas, especialmente en el área de logística y atención al cliente, para adaptar la maquinaria a las nuevas exigencias de los consumidores, que demandan más producto con menor tiempo de entrega en el caso de las ventas digitales.

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EP

Accenture lleva ya varios meses trabajando en este plan de la mano de José María Folache y Santiago Bau, los dos nuevos directores generales nombrados el pasado mes de marzo, tras la destitución repentina de Víctor del Pozo como consejero delegado. Pero las medidas sopesadas se han ido endureciendo debido al continuado incremento de los precios, de la alimentación, la energía y la moda, como a la subida de los tipos de interés. Un aspecto fundamental, dado que El Corte Inglés financia un porcentaje sustancial de sus ventas a crédito —cerca de un 40%— y que su deuda se ha encarecido de forma sustancial.

El holding refinanció el pasado mes de febrero su pasivo, que en mayo redujo hasta los 2.600 millones de euros, cuando ingresó los 1.000 millones aportados por la alianza con Mutua Madrileña. Lo hizo con BBVA, CaixaBank, Santander, BNP, Société Générale y Bank of America, entre otros, a un tipo de interés del euríbor que en ese momento estaba en el 0%, más un diferencial del 3,10%. Pero la escalada del indicador hasta las cercanías del 3% supone elevar el coste del capital hasta casi el 6%. El Corte Inglés firmó una cobertura de derivados para protegerse de una potencial subida del precio del dinero para limitar ese impacto.

El grupo de grandes almacenes pretende reducir costes para evitar trasladar al cliente final el encarecimiento de todo tipo de materias primas. Una coyuntura que le ha permitido obtener ventas mensuales superiores incluso a los tiempos previos a la pandemia, pero con un margen mucho más estrecho, lo que castiga la rentabilidad. Una tendencia que ha llevado a El Corte Inglés a activar promociones de descuento y bonificaciones continuas para animar el gasto de las familias, que han puesto en práctica su propio plan de ahorro ante el encarecimiento de los productos y suministros básicos.

El grupo, cuyas ventas siguen firmes y espera una Navidad con cifras robustas, busca reducir costes por la subida de la luz y de los tipos de interés

Fuentes próximas al holding aseguran que, pese a todas las revisiones a la baja del crecimiento de la economía española y el miedo generalizado por la inflación, las ventas no se han resentido, al menos hasta octubre. La compañía de grandes almacenes ya no publica resultados semestrales, al no tener bonos en circulación, pero confía en que este comportamiento del cliente se mantenga entre el Black Friday y Navidad, periodo en que se juega cerca del 50% de su beneficio operativo. Prueba de esta confianza es que volverá a contratar a unas 6.000 personas eventuales para reforzar su atención al cliente.

Estas fuentes aseguran que el plan dibujado por Accenture no incluye, de momento, ningún programa de recorte de empleo basado en bajas incentivadas, como el que llevó a cabo en 2020 y que afectó a 3.000 personas. No obstante, El Corte Inglés sí continuará con el cierre de aquellos centros comerciales que no son rentables. Córdoba, Valladolid, Sevilla y Madrid son las ciudades donde el grupo bajará la persiana de alguna de sus tiendas o las reconvertirá en outlets, medida que ya aplicó en Valencia, Bilbao, Burgos, Murcia, Marbella, Eibar, Guadalajara, Linares y A Coruña.

Al mismo tiempo, la nueva dirección de El Corte Inglés está reestructurando el mando de sus zonas territoriales. Según han confirmado fuentes internas, la compañía ha eliminado una de las dos áreas en que se dividía la Comunidad de Madrid, que genera el 35% de todo el negocio. Anteriormente, esta zona se repartía entre los grandes almacenes del centro, que recaían en José Antonio Maseda, y los del extrarradio, que dirigía Gabriel Mateos. Maseda, próximo a Víctor del Pozo, ha sido degradado a llevar únicamente el mall de la calle Princesa, mientras que Mateos asume la responsabilidad de toda la región, además de Canarias. Asimismo, Enrique Casado se pone al frente de una nueva división que agrupa País Vasco, Navarra y Aragón.

Nuevo organigrama

Marta Álvarez quiere afrontar esta compleja coyuntura con un nuevo equipo de confianza, con el fin último de preparar el grupo para una eventual salida a bolsa en 2025. Tras constituir una comisión delegada ejecutiva formada por los consejeros José Ramón de Hoces y Javier Rodríguez-Arias, creó dos direcciones generales: una de retail, con José María Folache al frente, y otra corporativa, liderada por Santiago Bau.

En septiembre, completó el organigrama con cuatro direcciones transversales dirigidas por Antonio Ortega (Transformación), Javier Catena (Operaciones), Enrique Solbes (Tecnología y Sistemas) y Alfonso Gordon (Personas y Gestión del Talento). Unos nombramientos que han supuesto la salida de personas muy vinculadas a la casa, como Óscar Fernández de Llano, director financiero y hombre de confianza de la familia, Manuel Pinardo, exjefe de Recursos Humanos, Juan Andrés Pro Dios, responsable del área digital, y Ricardo Goizueta, director de Clientes.