El Banco de España detecta un parón en el consumo de las rentas bajas

El Banco de España ve sólido al sector financiero español, pero pide atención y cautela por los posibles efectos de la crisis en familias de rentas bajas y algunas empresas. Estas son algunas de las conclusiones del último Informe de Estabilidad Financiera, en el que supervisor español también contempla un menor impacto de la subidas del euríbor en los créditos que en 2005 y en 2010.

"La evidencia mostrada en este recuadro sugiere que, en el ciclo actual, la transmisión de la subida de los tipos de interés de mercado al coste de los nuevos préstamos bancarios está siendo más lenta que en episodios anteriores. [...] Esto significa que, para una misma variación de los tipos de interés y manteniendo el resto de las variables constantes, la capacidad de repago de la deuda se deteriora en el corto plazo en menor medida que en el pasado", expone el informe.

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Esta conclusión coincide con el discurso que vienen repitiendo los bancos frente al "alarmismo" que hay en torno a las hipotecas. Aun así, las entidades y el Gobierno ultiman medidas para paliar la subida del euríbor a las familias vulnerables.

Este grupo social es precisamente uno de los ejes del Informe de Estabilidad. El Banco de España insiste en varias ocasiones en la necesidad de centrar la política fiscal en ayudar a este colectivo, el más damnificado por la subida de precios, sin generar efectos de segunda ronda.

De hecho, el supervisor alerta de que las rentas bajas notan 2,5 veces que el resto la inflación y ya han comenzado a restringir compras para capear el temporal: "Los hogares que cuentan con una liquidez más escasa (mayoritariamente, los de rentas bajas) estarían compensado el aumento de los precios mediante la disminución de su gasto en bienes no energéticos".

Menos ahorro

Frente a estas rentas, el informe apunta que "los hogares que cuentan con un colchón de liquidez más holgado estarían absorbiendo el impacto de la inflación mediante un menor ahorro, sin modificar su gasto en otras partidas".

Junto al incremento de las cargas financieras, el supervisor también avisa de que el golpe podría ser mayor si la crisis provoca un impacto en el empleo: "Si se materializaran algunos de los escenarios de riesgo sobre la evolución económica comentados anteriormente, se podría producir una reducción de las rentas reales de los hogares a través del incremento del desempleo o de la mayor persistencia de la inflación, lo que agravaría su situación económica".

En el caso de las empresas, el Banco de España pone la atención sobre "aquellas cuya actividad sea más cíclica, las que presenten un mayor peso de los costes fijos y las que partan de una situación patrimonial más comprometida".

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El informe apunta que el Gobierno debería combinar "un uso intensivo de los fondos europeos —que no tiene efectos directos sobre el déficit público, pero sí positivos sobre la actividad económica— con el inicio del proceso de consolidación fiscal". Eso sí, desplegando ayudas temporales en los hogares de rentas bajas antes de que el panorama empeore y se limite "el espacio fiscal".

Todo este contexto lleva al Banco de España a dibujar un panorama optimista de partida pero conservador para los bancos: "Las entidades bancarias españolas afrontan este contexto con unos niveles de solvencia superiores a los existentes antes de la pandemia, así como con unas ratios de morosidad inferiores. Por su parte, la rentabilidad ha recuperado el nivel previo a la crisis sanitaria y se sitúa por encima del coste del capital. Sin embargo, el escenario actual de desaceleración económica, elevada inflación y extraordinaria incertidumbre aumenta los riesgos de un deterioro de la calidad del crédito y de un endurecimiento adicional de las condiciones de financiación. Todo ello recomienda una política prudente de planificación de provisiones y de capital".