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Sentencia por la herencia de los Ybarra, con el ADN vasco de Neguri y Vocento en juego
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LAUDO A FAVOR DE LOS SOBRINOS

Sentencia por la herencia de los Ybarra, con el ADN vasco de Neguri y Vocento en juego

Los hijos de Emilio Ybarra, el expresidente de BBVA, han ganado el arbitraje por el que su tío Santiago reclamaba la disolución de la sociedad que aglutina la fortuna familiar

Foto: Emilio Ybarra, expresidente de BBVA. (EFE/José Huesca)
Emilio Ybarra, expresidente de BBVA. (EFE/José Huesca)
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La disputa por el legado de los Ybarra, una de las familias de mayor linaje de la burguesía vasca, ya tiene su primera sentencia. Que no la última. Según ha dictaminado la Cámara de Comercio de Bilbao, el tribunal de arbitraje que dirimía el reparto de la herencia de Emilio Ybarra, el que fuera presidente de BBVA, ha dictaminado a favor de los hijos del que fuera uno de los grandes banqueros de España. En definitiva, en contra de las pretensiones de su hermano Santiago y de su mujer, una venezolana a la que el clan de Neguri nunca ha aceptado por su origen latinoamericano.

Según un auto fechado el pasado 14 de octubre, el tribunal de arbitraje formado por Pedro Learreta, socio de Garrigues y presidente de la corte arbitral, Emilio Jiménez (en representación de los demandantes) y Rafael Gimeno-Bayón (en nombre de los demandados) ha resuelto desestimar la petición de Santiago Ybarra y de Mercedes Baptista, su mujer, de disolver la sociedad patrimonial que aglutinaba parte del patrimonio legado por la madre, María Dolores Churruca y Zubiría, una aristócrata fallecida en 2018 a los 104 años de edad.

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Santiago, de 87 años, y Mercedes, mucho más joven que él, reclamaban la disolución y el reparto equitativo de Mezouna, la empresa de la que los cuatro hijos del banquero —Ignacio, Emilio, María y Lucía— tienen el 50,01% del capital, frente al 49,99% de los demandantes. Especialmente porque ese 0,01% que da la mayoría a los herederos frente al hermano fue, según su relato, otorgado por la matriarca mediante falsificación de firmas y cambios constantes del testamento cuando doña Lola, como se la conocía, ya superaba los 95 años de edad.

Una serie de documentos acreditaban que doña Lola le pidió a Santiago que la parte de su fortuna personal nunca fuera legada a Mercedes Baptista, con la que se casó bien avanzados los 50, y con la que no tenía descendientes. Solo la podía traspasar a hijos que fueran consanguíneos y en ningún caso adoptados. Al no tener familia natural, la madre le requirió que su herencia fuera puesta a nombre de sus sobrinos, los hijos de Emilio, que se hicieron con la gestión de Mezouna cuando el expresidente de BBVA expiró en 2020. En otras palabras, que el apellido Ybarra Churruca se mantuviese intacto por los siglos de los siglos.

Foto: Santiago Ybarra. (EFE)

El tribunal de arbitraje no ha entrado en las posibles irregularidades denunciadas por Santiago contra su hermano Emilio, con el que se intercambió numerosas cartas en las que se dijeron palabras poco amistosas y muy alejadas de su educación aristócrata. Se ha limitado a dirimir sobre unos “patentes enfrentamiento y animadversión entre las partes, con carácter insuperable” por los que el hermano y su mujer pedían el reparto de los 75 millones que tiene Mezouna para el uso y disfrute de la parte correspondiente a su 49,99% del capital. "Una solución consensuada", para una "división patrimonial del modo más favorable posible para todos los socios", que Ignacio, Emilio, Maria y Lucía rechazaron en la juntas generales de accionistas celebradas en 2020 y 2021.

La Cámara de Comercio ha resuelto en favor de los cuatro herederos del expresidente de BBVA, que desde 2017 se quedaron como administradores principales de la empresa tras un cambio en la gestión adoptado por mayoría, por esa acción diferencial que la abuela les cedió y que les dio la propiedad del 50,01% del capital. No ha accedido a las pretensiones de Santiago y su esposa, quienes denunciaron que “el rosario de desencuentros judiciales y personales se viene prolongando desde hace muchos años y ha llegado el momento de concluir con esta farsa mercantil que es Mezouna”.

Una situación que, según su postura, les provocó "pérdidas patrimoniales abultadísimas, a la vez que se ha abusado de su credibilidad y buena fe, llegando a la situación actual de práctica incomunicación y animadversión personal y patrimonial". Especialmente porque Mezouna llegó a tener un patrimonio de casi 400 millones de euros cuando Vocento cotizaba a 15 euros, frente a los 0,61 euros actuales.

Foto: Vocento.

Los árbitros han concluido que "no consta que haya tenido lugar ninguna limitación de los derechos políticos y económicos de los demandantes en su calidad de socios", ni se ha probado que sus sobrinos "hayan utilizado su posición mayoritaria en beneficio propio de una forma inicua o exorbitante con respecto a los demandantes sin que conste ni se haya denunciado ningún trato de favor especial o diferente en cuanto a socios de Mezouna".

La decisión tiene gran trascendencia para los Ybarra Aznar, ya que el próximo año Ignacio deberá someter a la junta general de Vocento su renovación como presidente. Al ganar el laudo, podrá actuar en representación del 11% del grupo de medios de comunicación que tiene Mezouna y no en el del 5,5% que hubiera mantenido si el arbitraje hubiera sido a favor de su tío Santiago. Un asunto clave, dados los intereses de las distintas familias de 'ABC' y 'El Correo'.

No obstante, el octogenario empresario quiere seguir dando guerra. Según fuentes judiciales, al estar en desacuerdo con el arbitraje, su siguiente paso es acudir a la Justicia ordinaria.

La disputa por el legado de los Ybarra, una de las familias de mayor linaje de la burguesía vasca, ya tiene su primera sentencia. Que no la última. Según ha dictaminado la Cámara de Comercio de Bilbao, el tribunal de arbitraje que dirimía el reparto de la herencia de Emilio Ybarra, el que fuera presidente de BBVA, ha dictaminado a favor de los hijos del que fuera uno de los grandes banqueros de España. En definitiva, en contra de las pretensiones de su hermano Santiago y de su mujer, una venezolana a la que el clan de Neguri nunca ha aceptado por su origen latinoamericano.

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