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La guerra por la millonaria herencia de los Ybarra acaba en un tribunal de arbitraje
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120 MILLONES EN JUEGO

La guerra por la millonaria herencia de los Ybarra acaba en un tribunal de arbitraje

Los cuatro hijos herederos del que fuera presidente de BBVA y su hermano piden amparo a la justicia para solucionar un legado que afecta a Vocento ('ABC') y a las élites de Neguri

Foto: Santiago Ybarra. (EFE/Luis Tejido)
Santiago Ybarra. (EFE/Luis Tejido)

Neguri, el barrio residencial de Getxo (Vizcaya) donde reside la burguesía empresarial vasca, está más que nunca pendiente de la justicia, algo poco usual entre los ricos de Bilbao, a los que le gusta resolver sus diferencias, cuando las hay, con un buen apretón de manos. Sin embargo, los Ybarra, accionistas relevantes de BBVA, de Vocento (ABC y El Correo), o de Tubos Reunidos, entre otras, no han sido capaces de entenderse tras el fallecimiento de Emilio Ybarra, el que fuera presidente del segundo banco español, timonel de toda una estirpe mal avenida.

Según aseguran fuentes próximas al caso, el legado de Emilio Ybarra, fallecido en julio de 2019, lo va a decidir un tribunal de arbitraje, institución al que han tenido que recurrir las partes ante la falta absoluta de entendimiento sobre un testamento que fue modificado en hasta 11 ocasiones por Maria Dolores Churruca y Zubiria, doña Lola, la matriarca del clan, que expiró en abril de 2018, con 104 años de edad. La muerte de la condesa y la posterior de Emilio provocó una pelea entre los cuatro hijos del banquero y Santiago Ybarra, hermano del que fuera presidente de BBVA, por un patrimonio próximo a los 120 millones.

El que fuera editor de 'ABC' acusó a su hermano de haber falsificado, informe pericial mediante y en hasta tres ocasiones, la firma de su madre para modificar el último legado en una cuestión trascendental: la propiedad de Mezouna, sociedad limitada en la que duerme la participación del 11% de Vocento y el 7,1% de Tubos Reunidos, una de las antiguas joyas industriales vascas, hoy en graves problemas financieros. Según aseguran fuentes conocedoras del caso, la titularidad de esa sociedad se la repartían a partes iguales los dos hermanos. Pero, a propuesta de Emilio, ambos acordaron darle un 0,1% cada uno a su madre.

Foto: Josep Mar'a Echarri, 'managing partner' de Inveready.

Un movimiento poco relevante hasta la muerte de doña Dolores, que en su testamento, dejó su aparentemente irrelevante paquete al banquero. Al fallecer Emilio, sus cuatro hijos se quedaron por separado con hasta el 50,01% de Mezouna, y Santiago con el 49,99% restante. Los vástagos de Emilio —María, Lucía, Emilio e Ignacio— le pidieron a su tío que, por lo que pudiera pasar dados sus más de 80 años y siguiendo los designios de la abuela, dejara su herencia a la familia directa y no a su mujer, Mercedes Baptista, una venezolana, veinte años más joven que él, a la que Neguri nunca aceptó por su origen latinoamericano.

Tras varios intentos fallidos por ponerse de acuerdo entre los abogados, Santiago Ybarra solicitó en la pasada junta general de accionistas de Mezouna la disolución de la sociedad y el reparto al 50% de los bienes. Además, pidió expulsar a Eduardo Barrilero, dueño del bufete Barrilero y Asociados, un bufete de la máxima confianza de Emilio, que ganó mucho dinero con BBVA.

Un abogado que ahora defiende a los descendientes del banquero, al tiempo que ejerce de contador partidor de la herencia, así como abogado de Mezouna. Situación que para el editor de periódicos es un flagrante conflicto de interés. Por ello, pide al juez que aparte del caso a este letrado, que años atrás dirigió la estructura fiscal de Luis García Cereceda, el millonario dueño de La Finca, cuyo patrimonio viajó desde España a Panamá y desde el país centroamericano a Suiza, hasta la posterior repatriación a España. Barrilero no ha respondido a las llamadas de El Confidencial para dar su versión de los hechos.

Foto: Santiago Ybarra. (EFE)

Esta guerra por la herencia ya ha tenido una primera sentencia. El juzgado de primera instancia número 70 de Madrid ordenó recientemente a los cuatro hijos de Emilio de Ybarra a pagar cerca de un millón de euros por haber ocultado a Santiago parte del legado. Según este auto, María, Lucía, Emilio e Ignacio de Ybarra Aznar, nietos de doña Lola, tienen que abonar a su tío la citada cantidad que los partidores contadores del testamento ocultaron a uno de los hermanos. Una cantidad reclamada entre palabras gruesas enviadas en varias cartas como "maquinación para quedarte con todo", engaños, falsificaciones de firmas y reproches por actuar sin caballerosidad y elegancia, como corresponde a las personas ilustres de Neguri.

La resolución del laudo arbitral, que se conocerá en un par de meses, tendrá mucha incidencia en el futuro de Vocento, que desde que salió a bolsa ha perdido el 93% de su valor y que ha vivido una lucha accionarial sin cuartel.

Neguri, el barrio residencial de Getxo (Vizcaya) donde reside la burguesía empresarial vasca, está más que nunca pendiente de la justicia, algo poco usual entre los ricos de Bilbao, a los que le gusta resolver sus diferencias, cuando las hay, con un buen apretón de manos. Sin embargo, los Ybarra, accionistas relevantes de BBVA, de Vocento (ABC y El Correo), o de Tubos Reunidos, entre otras, no han sido capaces de entenderse tras el fallecimiento de Emilio Ybarra, el que fuera presidente del segundo banco español, timonel de toda una estirpe mal avenida.

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