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De Estudiantes a Valencia Basket: los clubes ACB lanzan su ofensiva inversora en el femenino
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Aún no son una prioridad

De Estudiantes a Valencia Basket: los clubes ACB lanzan su ofensiva inversora en el femenino

Tras el ascenso del Barça, en convenio con el Santfeliuenc, habrá cuatro clubes con sección en Liga Femenina Endesa en 2022-2023. En otras categorías ya están Unicaja y Joventut

Foto: El Valencia BC, campeón de la Supercopa femenina. (EFE/Ramón de la Rocha)
El Valencia BC, campeón de la Supercopa femenina. (EFE/Ramón de la Rocha)

Hace cinco años, solo un club ACB tenía presencia en la Liga Femenina de baloncesto. Movistar Estudiantes certificó su descenso en 2018, misma temporada en la que subió Valencia Basket. Hoy son estos dos mismos equipos, junto a Casademont Zaragoza, los que disputan la máxima competición nacional, pero el desembarco va más allá. El Barça ha logrado el ascenso desde LF Challenge y, por debajo, ya están Unicaja y Joventut. Otros, como Surne Bilbao Basket, empiezan a armar su propia sección femenina desde la cantera.

Lo cierto es que las secciones femeninas aún no son una prioridad para los clubes ACB, porque ya operan al límite de la sostenibilidad económica y es muy difícil que la disciplina se autofinancie a día de hoy. Aunque no hay un presupuesto mínimo, competir en la élite exige un desembolso de más de 500.000 euros anuales y el presupuesto medio supera los 700.000 euros, con clubes como Valencia Basket, Perfumerías Avenida y Uni Girona por encima del millón de euros.

Las secciones femeninas aún no son una prioridad para los clubes ACB, porque ya operan al límite de la sostenibilidad económica

Para otros equipos de Eurocup, como el Estu, Lointek Gernika o Durán Maquinaria Ensino Lugo, el gasto en 2021-2022 se sitúa justo en la media, 700.000 euros, similar a la del Zaragoza. Uno de los recién llegados será el FC Barcelona. El club blaugrana no tiene la sección integrada como sucede con el fútbol, sino que se rige por un convenio de colaboración con el CB Santfeliuenc desde hace más de una década.

El año que viene debutará en Liga Femenina Endesa y, a falta de definir el proyecto, ya se adelantó que el presupuesto mínimo sería de más de 500.000 euros. Es similar a la apuesta que realizaron los clubes que ascendieron el año pasado: Baxi Ferrol, que no logró mantener la categoría, y TSN Innova Leganés, que sí amarró la permanencia en la última jornada.

La apuesta del Barça pasa por dar continuidad al convenio y asentarse en la Liga Femenina. Es un proceso por el que ya pasó Movistar Estudiantes. Hasta la llegada de Valencia Basket, fue durante años el único club en primera división con su equipo masculino y femenino. Su apuesta viene de más atrás, pero no fue hasta 2019 cuando se dio un renovado impulso a la división de LF, que ya ha logrado volver a jugar competición europea.

Foto: El presidente de Mercadona, Juan Roig (EFE/Kai Försterling)

Estudiantes elevó el presupuesto con el objetivo de salir de la zona baja y consolidar el proyecto, un objetivo que espera compartir el Barça. Lo mismo sucedió con el Basket Zaragoza cuando absorbió el Stadium Casablanca en junio de 2020 para quedarse su plaza en la liga. El club maño aprovechó la salida de Mann Filter tras la pandemia, histórico patrocinador del equipo femenino, y que dejó en el aire el futuro del proyecto, para dar el paso y asumir la gestión.

El anuncio coincidía, a su vez, con la entrada de Grupo Costa como 'title sponsor' del Basket Zaragoza, y su posterior renovación hasta 2023. Y es que en los tres clubes ACB la presencia de un patrocinador (o mecenas para Valencia Basket) que aporte estabilidad al proyecto es el denominador común para dar el salto al básquet femenino.

A diferencia de los clubes de LaLiga, las entidades de baloncesto no disponen del mismo margen de maniobra ni volumen de ingresos. La mayoría trata de ajustar al máximo sus presupuestos para luchar por el 'playoff' o la permanencia. A esto se añade que el baloncesto femenino aún no tiene la capacidad de ser un generador de negocio y ser sostenibles como sección.

A diferencia de los clubes de LaLiga, las entidades de baloncesto no disponen del mismo margen de maniobra ni volumen de ingresos

Para clubes como Uni Girona, el patrocinio privado aporta en torno al 50% de los ingresos, mientras que para La Seu y Gernika está en un 50% y un 60% gracias al apoyo de las empresas Cadí y Lointek, respectivamente. En otros casos, como Bembibre, Ensino Lugo o Campus Promete, son las administraciones o los mecenas quienes asumen la mayor parte o la práctica totalidad del gasto al ubicarse en regiones con menor densidad de población, con la dificultad que implica a la hora de captar a otras marcas.

Aún no se ha conseguido un acuerdo audiovisual que permita monetizar estos derechos, y el dinero procedente de Endesa se utiliza, principalmente, para que los clubes costeen sus propias retransmisiones. Es el peaje que pagar para lograr emitir todos sus encuentros en abierto, un precio que la federación asume como una inversión para revalorizar el producto y llegar a una masa crítica de aficionados para en el futuro poder generar ingresos por esta vía. También porque los patrocinadores reclaman esa ventana que les dé visibilidad.

A estos dos factores se añade otro igualmente relevante: clubes como Estudiantes, Bilbao Basket o CB Breogán aún están devolviendo la deuda contraída, bien con Hacienda, entidades bancarias o sus propios accionistas. Cada año destinan una parte de su presupuesto a cumplir sus compromisos, una partida que se resta al gasto en plantilla o a otros posibles proyectos, como sería la apuesta por la mujer.

Foto: Ambas entidades firmaron otro acuerdo hace un mes. (Fuente: Endesa Basket Lover)

Bilbao Basket, de hecho, sí ha mostrado interés en estar en Liga Femenina Endesa. Incluso, ha abierto la puerta a Lointek Gernika a una posible fusión en un futuro. Por ahora, ambas partes rechazan que suceda a corto plazo, ya que la entidad femenina es sostenible con sus propios recursos y la bilbaína aún trabaja en su plan de sostenibilidad económica a tres años. Lo que sí quiere introducir ya son equipos femeninos de cantera, primer paso para construir la sección.

Precisamente por ahí empezó Unicaja en 2017. Actualmente, su equipo compite en Liga Femenina 2, la tercera categoría, sin marcar objetivos de ascenso a corto plazo. El banco ha iniciado una profunda fase de cambios en el equipo masculino, al que aspira a reducir la aportación anual para ser sostenible con sus propios recursos. Se desconoce el plan a medio plazo y si afectará en caso de no clasificarse para la BCL el año que viene. El plan con su sección femenina pasa por desarrollar su red de cantera y crecer de forma orgánica.

Foto: Derbi del fútbol femenino. (EFE/Juanjo Martín)

Lo mismo sucede con el Joventut, que compite en la LF Challenge, la nueva categoría introducida este año por la FEB. En este caso, el presupuesto para ascender se mueve en torno a los 100.000 euros, aunque Joventut ha finalizado en la zona baja y cuenta con un presupuesto muy inferior, un gasto más asumible que no pone en jaque la viabilidad del club tras ser comprado por Scranton y en una fase en la que aún no ha logrado cerrar ningún patrocinador principal que permita acometer nuevos proyectos.

Otros clubes como Breogán, que comparten ciudad con Ensino Lugo, ponen sobre la mesa otra dificultad añadida. Entidades como la gallega, Manresa, Andorra, Fuenlabrada y el grueso de la ACB apenas alcanzan las 10 personas trabajando en oficinas y crear una sección femenina supondría ampliar el gasto tanto del proyecto, como de su gestión, ya que la actual estructura no podría asumir la carga extra.

Hace cinco años, solo un club ACB tenía presencia en la Liga Femenina de baloncesto. Movistar Estudiantes certificó su descenso en 2018, misma temporada en la que subió Valencia Basket. Hoy son estos dos mismos equipos, junto a Casademont Zaragoza, los que disputan la máxima competición nacional, pero el desembarco va más allá. El Barça ha logrado el ascenso desde LF Challenge y, por debajo, ya están Unicaja y Joventut. Otros, como Surne Bilbao Basket, empiezan a armar su propia sección femenina desde la cantera.

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