Sabadell da aire al Godó: el banco ultima su renovación como patrocinador del torneo

Hay una semana al año en el que las élites barcelonesas trasladan sus despachos al Real Club de Tenis de Barcelona. Los días del Godó son la mayor concentración de networking empresarial en primavera en la capital catalana, y Banco Sabadell hace años que capitaliza ese evento como patrocinador principal. Su relación se inició en 2008 y las partes ya negocian renovar el contrato de title sponsor como mínimo hasta 2022, según explican fuentes de la industria a El Confidencial y 2Playbook.

“La relación es buena, y estamos acabando de determinar si la renovación es por un año o varios; en el tenis las cosas cambian tan rápido, que quizás tenemos que ir ampliando el contrato temporada a temporada”, afirma Xavier Pujol, CEO de Ficosa y director general del denominado Barcelona Open Banc Sabadell. ¿Entre sus retos? Conseguir que el único torneo de la ATP gestionado por un club social mantenga su filón al margen de Rafa Nadal, que da nombre a la pista central.

La continuidad del Sabadell no sólo supondría un respiro financiero, pues antes de la pandemia su contrato estaba valorado en torno al millón de euros. También reforzaría su estrategia comercial tras dos años de pandemia en los que ha sumido un importante tijeretazo a su presupuesto; de los 10 millones de euros habituales hasta 2019, se ha pasado a un negocio de 6 millones, aproximadamente.

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Rubén Rodríguez

En este periodo también ha sido importante el apoyo de las administraciones catalanas. El Ayuntamiento de Barcelona, que junto al Sabadell da nombre a la cita, garantiza 825.000 euros al año. La Generalitat de Catalunya, por su parte, aportó 350.000 euros adicionales para asegurar la continuidad en un año complicado. Al margen de Emirates, un patrocinio que viene derivado de la ATP, en la lista de socios también están La Vanguardia, Cupra, Cepsa, Mapfre, Estrella Damm, Font Vella y la teleco francesa Orange.

El reto de devolver al Godó a la senda del crecimiento ahora recae en Tennium, que en 2019 se adjudicó la explotación comercial del torneo en un concurso donde también participaron Kosmos, Mediapro, Octagon, RPM-Mktg e IMG, que aspiraba a retener el contrato que tuvo durante 20 años.

El cambio no ha estado exento de polémica, pues una cláusula daba al gigante estadounidense el derecho a ampliar su vínculo si alguna edición se suspendía a causa de fuerza mayor, como sucedió en 2020 con la pandemia. Ese olvido les costó una indemnización de medio millón de euros, que ahora deben recuperar con más ingresos.

Sobre todo, porque la viabilidad económica del elitista club barcelonés está muy ligada a la rentabilidad del torneo de tenis, cuyo beneficio ha cubierto históricamente el déficit que generaba la gestión ordinaria de la institución. Sin esta cita, difícilmente se podrían haber acometido las inversiones de más de 14 millones que se han ejecutado en la última década, tratando de incluir en la oferta todo lo necesario para retener a las nuevas generaciones de la clase alta barcelonesa: pádel y gimnasio, frente a más tenis, que da lustre, pero no es garantía de retención con los más jóvenes.