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Fainé y la lección de un banquero de 79 años a un aspirante de 36 sobrado de millones
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EL PRECIO DE LA OPA DE NATURGY

Fainé y la lección de un banquero de 79 años a un aspirante de 36 sobrado de millones

El final de la OPA no solicitada sobre Naturgy por IFM evidencia errores técnicos de bulto y el coste de querer saltarse las reglas no escritas de lo que se conoce como el Sistema

Foto:  El presidente de la Fundación "la Caixa", Isidre Fainé. (EFE)
El presidente de la Fundación "la Caixa", Isidre Fainé. (EFE)
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"Si lo hubieras planteado, nosotros no hubiéramos imaginado un escenario mejor, más favorable". Así definía Jaime Siles (Gran Canaria, 36 años) la coyuntura con la que IFM, el fondo australiano que ha intentado comprar hasta un 22,65% del capital de Naturgy, se había encontrado en septiembre después de que en enero lanzase una Oferta Pública de Adquisición (OPA) parcial por 5.000 millones de euros. Una operación a la que se había opuesto 'la Caixa', dueño histórico de la compañía, con un protagonismo inusual de su presidente Isidro Fainé, y el rechazo de Francisco Reynés, un gestor duro e impuesto por la antigua caja catalana en marzo de 2018.

Se refería el 'vicepresident', que no vicepresidente, de IFM a la coyuntura derivada del hachazo de Pedro Sánchez a las eléctricas por la subida del precio de la luz. Una amenaza, después suavizada por Moncloa ante el riesgo de perder en los tribunales una medida populista de miles de millones, amén del apoyo necesario del PNV para gobernar, que provocó una fuerte caída en bolsa de todas las compañías energéticas. Mientras Iberdrola y Endesa se llegaron a dejar cerca de un 20% en una semana, Naturgy ni se inmutaba en bolsa porque la OPA, con una prima inicial del 19%, mantenía el precio al alza. Una vez acabada la operación, la caída, para igualarse a sus competidores, se daba por descontada. Si los inversores querían ganar dinero, lo racional era vender las acciones a IFM para no sufrir un desplome como el de las dos primeras.

Pero, los accionistas de Naturgy no le hicieron mucho caso, incluida la advertencia de que propondría una reducción del dividendo ante el real decreto que iba a imponer la ministra de Transición Energética para hacer creer a los ciudadanos que con Sánchez no pagarían una factura desmedida por la luz. Solo la mitad de los inversores han aceptado la OPA, un 10,83%, cuando el objetivo era acercarse al 20% para tener dos miembros en el consejo de administración desde donde influir en una gestión que Siles calificaba de personalista y orientada a los intereses de 'la Caixa', dueña histórica de la compañía gasística.

Foto: Sede de Naturgy en Barcelona. (Reuters)

El resultado ha sido decepcionante para IFM por mucho que consiguiese al menos la aceptación mínima para tomar una posición en el capital y que el jueves la vistiesen de "exitosa". Tan decepcionante como los fallos técnicos de Siles y Credit Suisse, el banco que le ha asesorado en la OPA y que se ha encargado de peinar el mercado para convencer a los inversores de que les vendieran sus acciones. El error, de bulto por básico, ya publicado por El Confidencial el pasado mes de mayo, era el porcentaje del capital que estaba en manos de los fondos indexados, cerca de un 8% de los títulos, un dinero que solo replica el Ibex y que, por tanto, no podía ir a la OPA.

Siles consideraba que, si ese era el argumento de los banqueros amigos de Paco Reynés, como Citi y Société Générale, para neutralizar su intento de sentarse con poderes en el consejo de Naturgy, el éxito estaba garantizado. Nada más lejos de la realidad. Estos fondos indexados, efectivamente, no han vendido sus acciones y han echado por tierra las pretensiones del joven de 36 años, que ya contaba con la maniobra del 'hijo financiero' de Fainé, que le hizo ganar mucho dinero ya en Abertis, de ponerle todos los obstáculos posibles. Como el de vetar el acceso al registro de los 70.000 accionistas minoritarios, en cuyas manos está otro 8% del capital, y a los que el aspirante les quería enviar una carta para convencerles de la gran oportunidad que tenían al venderle.

Otra equivocación de primero de banquero de inversión porque cualquier primer ejecutivo de cualquier compañía sabe cómo orientar la decisión de los inversores particulares a la hora de votar en una junta o una OPA, como días atrás reconocía el presidente de una gran institución financiera. Si no fuera así, si el voto de los pequeños ahorradores hubiera estado basado en conocimientos bursátiles profesionales, grandes prohombres del Ibex no hubieran dirigido bancos o empresas de telecomunicaciones durante décadas a tenor del pésimo comportamiento de la cotización.

Foto: EC.

Estaban tan seguros Siles y sus colegas de Credit Suisse (Gonzalo Durán y Javier Vela) que rechazaron la opción de subir el precio de la OPA y el plazo para su aceptación. "No es necesario, está hecho", les dijo a sus jefes australianos, en un ejercicio de mitad soberbia y mitad honradez, ya que lo fácil hubiera sido pagar un poco más para atraer a todos los inversores con el dinero que gestionan de los más de 11 millones de pensionistas del país oceánico.

Pero más allá del resultado de la operación, que no deja contentos a ninguno, porque IFM ha conseguido menos de lo que pensaba, pero más de lo que le gustaría al consejo de Naturgy, la lección que han dado Fainé y Reynés a Siles y a Wesceslano Bunje, el jefe de Credit Suisse en España, es que en este país las cosas no se hacen así. No se presenta una OPA sin avisar de sus intenciones con la antelación suficiente a un banquero de casi 80 años que domina como nadie lo que se conoce como el Sistema. Es decir, unas normas de funcionamiento no escritas donde se respetan las canas y se tienen en consideración, no solo los factores financieros, sino también los políticos. Los de país, los del poder real, como ha demostrado esta semana el PNV al defender los intereses de Iberdrola en el Congreso al decirle a Pedro Sánchez que el real hachazo a las eléctricas no conjugaba bien con la cuenta de resultados de una multinacional que paga los impuestos de sus beneficios a la hacienda vasca.

Fainé ha sido el maestro de este Sistema y el único del antiguo grupo de los Botín, Alierta o Isidoro Álvarez que queda en pie. El llamado Ibex que entraba y salía de Moncloa como si estuviera en su casa, con el respeto debido al presidente de turno, al que le hacían saber la foto completa del mapa político y financiero de un país con muchas presuntas naciones. Aquello lo instauró el Rey emérito, lo enhebró Felipe González con los Albertos, Mario Conde, Abelló y De la Rosa; lo perfeccionó Aznar con Villalonga, Alierta, Pizarro y Paco González y lo entendió hasta Zapatero, cuando aceptó una foto con Emilio Botín en tirantes para decir que España, con el volcán de la burbuja inmobiliaria a punto de erupcionar, tenía una salud de hierro. Nada que ver con la quiebra que estalló apenas un año después.

Siles, con su educación alemana, ha intentado saltarse esta diplomacia, al pensar de forma racional que esos elementos no deben influir en una operación financiera del siglo XXI. La lección de Fainé y Reynés ha sido elemental, como vitales van a ser los metaneros que Naturgy va a enviar a Argelia en breve para traer el gas con el que permitir que este invierno las industrias puedan funcionar y las casas ser calentadas en medio de una guerra geopolítica entre Rusia y la Unión Europa en la que España es una víctima sin poder decisión. Eso también juega en una OPA en la que hasta Vox ha metido el hocico.

"Si lo hubieras planteado, nosotros no hubiéramos imaginado un escenario mejor, más favorable". Así definía Jaime Siles (Gran Canaria, 36 años) la coyuntura con la que IFM, el fondo australiano que ha intentado comprar hasta un 22,65% del capital de Naturgy, se había encontrado en septiembre después de que en enero lanzase una Oferta Pública de Adquisición (OPA) parcial por 5.000 millones de euros. Una operación a la que se había opuesto 'la Caixa', dueño histórico de la compañía, con un protagonismo inusual de su presidente Isidro Fainé, y el rechazo de Francisco Reynés, un gestor duro e impuesto por la antigua caja catalana en marzo de 2018.

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