La banca realiza la mayor expansión del crédito desde la burbuja a golpe de avales

Los bancos abrieron las compuertas del crédito en el inicio de la crisis del coronavirus. Aunque ahora se plantean cerrarlo, endureciendo criterios y condiciones, durante el peor momento de la pandemia realizaron la mayor expansión crediticia desde antes de la Gran Crisis Financiera, principalmente por los préstamos a empresas con aval público a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO).

Así lo muestran los datos del Banco de España (BdE). Entre febrero y mayo aumentó el volumen de créditos vivos en 43.391,5 millones, lo que supone el mayor incremento desde los tres meses transcurridos entre abril y junio de 2008. En porcentaje, el crecimiento en los primeros meses de la crisis del coronavirus fue del 3,7%, hasta los 1,227 billones —millones de millones—. En este caso hay que remontarse al verano de 2007 para encontrar una expansión mayor en términos relativos.

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El crecimiento se produce por el segmento de empresas, gracias a las garantías públicas desplegadas de 100.000 millones, que cubren un 80% de las pérdidas en préstamos a pymes y autónomos, un 70% en nuevas operaciones con grandes empresas y un 60% si son renovaciones. El Gobierno ha aprobado otros 40.000 millones con foco en impulsar la actividad inversora en sostenibilidad medioambiental y digitalización, y aprobó también un fondo de 10.000 millones para apoyar la solvencia de empresas consideradas estratégicas.

Entre febrero y mayo, según los últimos datos del BdE, el saldo de préstamos a las empresas se disparó un 10% o 46.822 millones, hasta los 514.028 millones de euros. Por su parte, el volumen del crédito vivo por hipotecas y préstamos al consumo bajó de los 700.000 millones de euros por primera vez desde abril de 2006.

Sin repunte de la mora

Los resultados de Bankinter en la primera mitad del año, primer banco en 'confesarse' ante el mercado, apuntan en esta dirección. La entidad, al contrario que el conjunto del sector, incrementó el saldo hipotecario en un 3,2% interanual, tomando como referencia los promedios semestrales. Pero en empresas elevó el saldo en un 16,9% respecto al ejercicio anterior.

La ratio de morosidad se mantuvo controlada en el 2,5%. Las moratorias o los expedientes temporales de regulación de empleo —ERTE— retrasan el previsible efecto de la crisis en los préstamos, que entra en dudosos tras 90 días de impago. En el caso de Bankinter, las moratorias alcanzan al 4% de la cartera hipotecaria, con 922 millones de euros en créditos, y el 3% en consumo, con 55 millones.

En el conjunto del sector tampoco repunta la morosidad. En mayo se situó en el 4,7%, igual que en abril y una décima menos que en marzo. Es el nivel más bajo desde junio de 2009. En aquel momento, empezó a repuntar por los primeros estragos de la Gran Crisis Financiera, y alcanzó su máximo en el 13,6% en diciembre de 2013. Solo en febrero de 2016 volvió a bajar de los dos dígitos. Esta vez, el sector apunta a ratios menores, aunque la incertidumbre es radical y dependerá de la evolución del virus. Es decir, si los rebrotes paralizan la actividad económica como ocurrió con el confinamiento.

En el segundo trimestre, la banca española fue una excepción a lo largo de la eurozona, según la 'Encuesta sobre préstamos bancarios' del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de España (BdE). Las entidades españolas explican en el sondeo del supervisor que suavizaron tanto los criterios de concesión como las condiciones, al contrario que la tendencia de endurecimiento en la zona euro.

El coste de la financiación se situó en el 2,1% en pymes y en el 2,2% en grandes empresas cuando hubo aval del ICO, según el informe anual de 2019 del BdE, que supone un monográfico sobre el coronavirus. En operaciones a empresas sin garantías, los costes oscilaron entre el 2,6% y el 2,8%, según los datos de la institución que gobierna Pablo Hernández de Cos.

La expansión del crédito no parece que continuará en el tercer trimestre. Las entidades esperan que la demanda de préstamos ya no sea tan intensa en las empresas, que se han cargado de liquidez llevando sus depósitos a niveles récord, y sí anticipan una recuperación en las solicitudes de las familias, tanto en hipotecas como en consumo. Pero endurecerán criterios en ambos casos.

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Es decir, la banca planea cerrar parcialmente el grifo del crédito en el tercer trimestre. No es una contracción —'credit crunch'— al estilo de anteriores crisis, sino que las entidades ponen el foco ahora en evaluar y ordenar su balance. De hecho, banqueros de inversión y abogados creen que las entidades inician ahora un proceso de evaluación de daños antes de posibles operaciones corporativas, como las fusiones que piden los supervisores, en 2021.

Los bancos se enfrentan a sus peores resultados desde la crisis del euro. Bankinter, por ejemplo, entró en pérdidas en el segundo trimestre, con números rojos de 22,1 millones, debido a las provisiones extraordinarias contra el coronavirus de 177 millones. María Dolores Dancausa, consejera delegada, aseguró que no esperan tener que dotar más provisiones contra el covid, aunque dependerá de que el escenario no sea peor al que espera el Banco de España con sus previsiones económicas.

El conjunto de la banca española dotó casi 4.000 millones en provisiones en el segundo trimestre, tradicionalmente el mejor del año y el que marca el resultado anual por la comercialización de productos, y se prevé que las provisiones sean incluso mayores en este trimestre. Por ahora, el BCE ha dado oxígeno con financiación de hasta 3 billones —millones de millones— a tipos negativos a lo largo de los bancos de la eurozona. Las entidades españolas lo están aprovechando para asegurar su liquidez, haber expandido la oferta crediticia y, también, comprar deuda pública para generar ingresos por la diferencia de tipos de interés, lo que se conoce en la jerga como 'carry trade'.