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Trabajadores en la miseria por el impago de los ERTE: "No tengo ya para comer"
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EL SEPE NO LES COGE EL TELÉFONO

Trabajadores en la miseria por el impago de los ERTE: "No tengo ya para comer"

Miles de empleados acogidos al ERTE viven en la pobreza por falta de ingresos desde marzo. El Gobierno dice que hay 60.000 casos pendientes, gestores y sindicatos lo suben a 400.000

Foto: De derecha izquierda: Mariluz Alcántara, Engels Genao y Lucía Collantes.
De derecha izquierda: Mariluz Alcántara, Engels Genao y Lucía Collantes.

Miles de trabajadores están al borde de la miseria debido al retraso en el pago de los ERTE por covid-19. Desde que dejaron a la fuerza su puesto de trabajo el 14 de marzo hasta el día de hoy, han ingresado cero euros en sus cuentas. Y han pasado ya tres meses. Entre 60.000 trabajadores, según cifras del Gobierno, y más de 400.000, según los gestores y el sindicato CSIF, están con el agua al cuello, privados de su derecho a cobrar el paro. No pueden acudir a las colas de los bancos de alimentos porque tienen un empleo. Tampoco pueden acogerse al recién aprobado ingreso mínimo vital por no cumplir los requisitos. Su única alternativa es esperar. Pero los días pasan, la comida escasea y muchos ya han dejado de pagar las facturas, entrando en el agujero negro de las listas de morosos, de las llamadas amenazantes de los bancos y la desesperación.

"Debería estar cobrando el ERTE, y sin embargo vivo de la caridad que le dan a mi madre"

“Llevo dos meses pasando penurias”, narra Engels Genao, camarero de 35 años. “Vivo con mi hijo de 16 años y comemos una vez al día. Pasta con tomate, arroz, ensalada con un huevo, un filete de pollo… Mucha de la comida es del banco de alimentos. Acompaño a mi madre a recoger la comida, porque ella sí tiene derecho a recibirla, y me da una parte. En la despensa tengo pasta y unas latas de atún. Debería estar cobrando el ERTE, y sin embargo vivo de la caridad que le dan a mi madre”.

placeholder Una de las cientos de colas diarias esperando el reparto de comida solidaria. (EFE)
Una de las cientos de colas diarias esperando el reparto de comida solidaria. (EFE)

Acosados por el banco

Genao ni recuerda las veces que ha llamado al Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para saber qué pasa con su expediente. “La gestoría de la empresa donde trabajo dice que está todo bien presentado, que ellos no pueden hacer más. Llamo al SEPE y no me lo cogen. Es imposible que te atiendan. Mando correos cada pocos días. Me han dicho que cobraré en julio. También me dijeron que cobraría en abril, luego en mayo y luego en junio. Yo no puedo aguantar más, estoy al límite, no me veo capaz de seguir así otro mes”.

A Genao ya le está cayendo el acoso de las entidades financieras, que no detienen sus advertencias telefónicas ni en el estado de alarma. Las amenazas comenzaron en mayo. “En marzo, tenía un pequeño ahorro de 400 euros, que junto a los 500 euros de los 15 días trabajados me sirvió para cubrir gastos. Pero desde final de abril, mi cuenta está en negativo. No he pagado agua, luz y gas porque no puedo. Mis amigos me dejan 100 o 200 euros al mes para comprar comida. Ahora no paran de llamarme desde el banco con amenazas. Te llama un abogado y te dice que pagues porque si no las consecuencias van a ser peor, y también que tu cuenta ya está generando recargos que tendrás que pagar. Así varias veces al día, ya ni cojo el teléfono si no sé quién llama. Mi único alivio es mi casero, en marzo, me dijo que tranquilo, que pague cuando pueda, pero llevamos así tres meses ya”.

"Es una situación intolerable que está generando situaciones muy delicadas", denuncia la asociación Hostelería Madrid

La Comunidad de Madrid es una de las más afectadas por los impagos. La asociación Hostelería Madrid cifra en 28.160 los trabajadores que, solo en hostelería en esa comunidad, no han cobrado el ERTE. "Es fundamental que la administración tome medidas urgentes. Es una situación intolerable que está generando situaciones muy delicadas en miles de familias", expresó días atrás el director de la asociación, Juan José Blardony.

Mariluz Alcántara es una de las afectadas. Trabaja en un bar junto a su hermano. Ha contabilizado las llamadas al SEPE: 101 hasta este jueves. Esta semana, en uno de los incontables correos que ha enviado al SEPE fruto de la desesperación, casi le suplicó a un funcionario que le ingresen lo que le adeudan: "No tengo ya para comer por favor", respondió al ser informada de que el cobro se posponía un mes más.

placeholder Hilo de correos solicitando información al SEPE.
Hilo de correos solicitando información al SEPE.

“Cada vez que llamas, te ponen en lista de espera y cuando llega tu turno cuelgan. Es una vergüenza. Me siento decepcionada, engañada, muchas promesas pero es todo mentira”, estalla Alcántara. "El viernes pasado, me dijeron por correo que no me preocupe, que el 10 de junio iba a cobrar. Una vez más no cobré. Y luego en otro correo me dicen que mi solicitud se presentó en junio, que me pagarán en julio y que si quiero pida un anticipo al banco. Es mentira, lo presenté todo el 21 de marzo. Yo no tengo que pedir nada al banco, me he pasado la vida trabajando y ahora que me obligan a cobrar el paro resulta que la Seguridad Social lleva tres meses sin pagarme. Me parece muy bien que aprueben un ingreso mínimo vital, pero que no se olviden de los miles de personas que llevan media vida dejándose la piel y que ahora han dejado abandonadas".

"Que no se olviden de los miles de personas que llevan media vida dejándose la piel y ahora han dejado abandonadas"

Pedro Yáñez, 59 años, es otro de esos cientos de miles de españoles en el limbo de los ERTE. “A veces me levanto y me río de todo esto, a veces me entran ganas de llorar, a veces de echarme una soga al cuello… Pero intento ser optimista”, confiesa. Lleva toda la vida en la hostelería y este lunes reabrirá el bar que regenta su hermana en el barrio de Ventilla, Madrid. Él atiende la barra y ella gestiona la cocina. Así ha sido desde 2007. “Estoy comiendo porque mis sobrinas me prestan dinero. Cada una me ha prestado 500 euros, más otros 150 hace pocos días para poder comprar en el supermercado. Me dicen que no me preocupe, que cuando pueda, pero a mí ya empieza a darme vergüenza. Sin ellas, estaría en las colas del hambre en mi barrio”.

placeholder Pedro Yáñez, en el bar que gestiona junto a su hermana en Madrid.
Pedro Yáñez, en el bar que gestiona junto a su hermana en Madrid.

“En marzo tenía 2.000 euros en la cuenta. Ahora tengo 140. No he cobrado un céntimo desde entonces. Me pongo muy nervioso algunos días, lo veo todo negro, en febrero me dio un ictus y he pasado por dos infartos. No me convienen estas fatigas que estoy pasando. En el SEPE no me cogen el teléfono nunca y yo con internet no me aclaro mucho. Me dicen que no me preocupe, que voy a cobrar. ¿Cuándo, cuando me muera? Llevan diciéndome que estoy ya a punto de cobrar desde abril. Igual lo de julio es otro engaño y así seguimos un mes más. No puedo pedir una moratoria en el pago del piso porque se supone que estoy cobrando. Eso sí te digo: de mi casa me sacan con los pies por delante, me atrinchero como un okupa”.

Yáñez y su hermana reabrirán el bar el lunes “arriesgándolo todo”. “Tenemos que abrir, necesitamos ingresar algo de dinero ya. Esperamos que nuestros clientes respondan, aunque con las limitaciones de aforo, ya veremos. Hemos comprado el mínimo de provisiones para abrir y ya iremos viendo, ¡si sobra comida nos la comeremos entre los dos! [ríe] Estos meses nos han dejado muy tocados de dinero pero nos la tenemos que jugar. Qué hacemos si no, ¿robar?”.

Garamendi: ''Es muy difícil que el acuerdo de los ERTE esté el 15 de junio''

Lucía Collantes, 46 años y un hijo, también ha chocado contra el muro de pedir una ayuda y no recibirla porque tiene un empleo y oficialmente está cobrando el paro. “Pregunté al banco para una moratoria en la hipoteca pero al aparecer en un ERTE ya era todo mucho más complicado. Me pedían un papel del SEPE y otros documentos que no he sido capaz de conseguir. Tampoco puedo ir al banco de alimentos, lo pregunté a una ONG y mis datos salen como que cobro el paro. Terminaré yendo un día a por comida a Cruz Roja y les explicaré mi situación, tengo que darle de comer a mi hijo y ando muy justa ya. Solo en hipoteca, son 500 euros que ni siquiera tengo, he podido pagar hasta hoy gracias a la ayuda de familiares”.

Foto: Fernando Santiago, presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos. (Alberto Martín Escudero)

Collantes ha tenido que unificar todas sus deudas en el banco y pedir un préstamo personal que, en condiciones normales, no hubiera pedido. “Eso me generará más intereses y una deuda que no tenía, pero es esto o dejar de pagarlo todo. Yo esperaba cobrar este 10 de junio, me dijeron que ya estaba, pero un mes más no he cobrado. Ahora a esperar a julio. Espero empezar a trabajar antes de esa fecha y cobrar algo a final de este mes, lo que sea. Lo estoy pasando muy mal”.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, reconoció este jueves en una comparecencia en el Congreso que solamente un 2% de los ERTE por causa covid-19 no se han abonado debido a “pequeñas incidencias”. Unos 60.000 expedientes. Los gestores advierten de que hay que multiplicar esa cifra por seis o siete. Tal como indicó a este periódico el presidente del Consejo General de Gestores Administrativos de España, Fernando Santiago, si el Gobierno y el SEPE aseguran que ya han abonado el 98% de los ERTE contabilizados, “significa que cientos de miles de personas están en un limbo administrativo” y nadie sabe cuándo van a cobrar.

Miles de trabajadores están al borde de la miseria debido al retraso en el pago de los ERTE por covid-19. Desde que dejaron a la fuerza su puesto de trabajo el 14 de marzo hasta el día de hoy, han ingresado cero euros en sus cuentas. Y han pasado ya tres meses. Entre 60.000 trabajadores, según cifras del Gobierno, y más de 400.000, según los gestores y el sindicato CSIF, están con el agua al cuello, privados de su derecho a cobrar el paro. No pueden acudir a las colas de los bancos de alimentos porque tienen un empleo. Tampoco pueden acogerse al recién aprobado ingreso mínimo vital por no cumplir los requisitos. Su única alternativa es esperar. Pero los días pasan, la comida escasea y muchos ya han dejado de pagar las facturas, entrando en el agujero negro de las listas de morosos, de las llamadas amenazantes de los bancos y la desesperación.

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