La banca ya sólo disimula el aumento de la morosidad en consumo con más crédito

La morosidad de la que viene advirtiendo el Banco de España (BdE) en el crédito al consumo cada vez es más palpable. Los datos muestran un incremento del 9% trimestral del volumen de dudosos, hasta superar los 5.000 millones por primera vez desde 2014. La tasa de mora, variable clave para el mercado y la supervisión, crece a menor ritmo a fuerza de seguir incrementando con intensidad el total de préstamos, pero frena el descenso general.

La ratio se calcula como porcentaje entre los dudosos y el ‘stock’ de crédito. Así, el crecimiento de la segunda variable, que actúa como denominador, disimula el incremento de la segunda, que es el numerador. Salvando las distancias en cuanto a su impacto sistémico, la banca española hace buena la cita que usaba el ex presidente de Citigroup, Charles O. Prince, antes de la crisis financiera: “Mientras la música suene seguiremos bailando”. ¿Y si deja de sonar?

El aumento de los dudosos alcanzó el 9% entre el primer trimestre y el segundo del año, según las cifras del BdE, mientras que el crédito al consumo se elevó un 5,7%, solo menos que en el segundo trimestre de 2017 en la serie histórica de estas estadísticas que arranca en el inicio de 2007. Así, el saldo vivo de préstamos al consumo rozó los 95.000 millones, máximos desde septiembre de 2009.

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El supervisor publicó el viernes nuevos datos mensuales de la tasa de morosidad general, con un 5,1%. La ratio sigue teniendo una tendencia descendente, en la que siguen reduciéndose tanto los datos de dudosos (58.487 millones en septiembre) como el crédito total (1,139 billones). El crédito al consumo, con intereses más altos que alivian la presión sobre márgenes que sufre la banca, frena esta tendencia.

De hecho, en el segundo trimestre la tasa de morosidad se habría disparado desde el 5,15% hasta el 5,6%. Con el crédito total ocurre lo contrario. En el mismo periodo, la tasa de morosidad total habría disminuido desde el 5,7% hasta el 5,3% si se hubiera mantenido constante el denominador.

¿Más provisiones?

En cualquier caso, por primera vez desde la crisis la tasa de morosidad en consumo ya supera a la general. El Banco de España ha puesto el foco en este segmento, hasta el punto de que advirtió en el informe de estabilidad financiera de otoño de 2018, publicado hace un año, de que las entidades necesitarán provisiones específicas para estos préstamos.

Los préstamos al consumo tienen tipos de interés mucho más elevados que los de hipotecas o empresas, pero se conceden sin aval y con mayor probabilidad de pérdida. El saldo vivo alcanzó un récord de 106.000 millones en junio de 2008, para hundirse después hasta los 56.000 millones de marzo de 2015, tras el intenso proceso de saneamiento del sector y de desapalancamiento de las familias.

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Desde ese momento comenzó una recuperación que se ha saldado con un incremento del 66% en cuatro años. Lo que preocupa al supervisor de este tipo de crédito es que es cíclico, aumentando la intensidad de los ciclos: en crecimiento se dispara favoreciendo el consumo y en crisis se contrae disminuyéndolo.

Por ahora, los bancos disimulan el incremento de la morosidad con más préstamos y con ventas masivas de carteras de financiaciones al consumo fallidas, con descuentos que llegan a alcanzar el 95% sobre el valor bruto. Pero la música sigue girando, con tipos de interés medios, según el Banco de España, del 6,3% en consumo. La TAE (tasa anual equivalente) se dispara hasta el 7,4% en nuevas operaciones de préstamos para el consumo y hasta el 19,7% en ‘revolving’, muy lejos del -0,304% del euríbor en octubre. La banca tiene así un buen motivo para bailar si la música sigue girando en crédito al consumo.