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El buen propósito de Isidre Fainé para 2019 tiene acento aragonés
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El buen propósito de Isidre Fainé para 2019 tiene acento aragonés

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones, movimientos y desenlaces. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

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Lleva tantos meses encima de la mesa, que los posibles comensales han perdido el apetito inicial. Acaba el año 2018 y la venta del Grupo Zeta sigue sin completarse, para desesperación de CaixaBank, su primer acreedor y gerente en la sombra. Las exigencias extras de su editor Antonio Asensio Mosbah, volcado y entregado al negocio de la producción audiovisual, han descarrilado la operación cuando ha podido estar más encauzada. El heredero del viejo imperio editorial se enrocó en un planteamiento poco aceptable para las partes en juego: cobrar una prima por la venta pese a que los acreedores asuman una quita de los 100 millones de deuda que arrastra el grupo.

Sin embargo, tanto va el cántaro a la fuente que algún día habrá operación. Ese es el empeño, al menos, del clan aragonés que comanda Fernando Yarza. El presidente del Grupo Henneo (Heraldo) está decidido a mojarse hasta donde no quiere su paisano Javier Moll (Prensa Ibérica), favorito desde el principio para quedarse con Zeta, o sea, con ‘El Periódico de Catalunya’ y ‘Sport’. Está en liza el control del segundo actor editorial del mercado catalán, más convulso que nunca por la crisis independentista abierta desde 2017, y para el que también ha enseñado la cartera la dupla Roures-Benet, un poco más rica tras asociarse en Imagina con los chinos Orient Hontai Capital.

Mediapro está descartada desde el 'pool' bancario ante el riesgo de una reorientación de ‘El Periódico de Cataluña’ hacia posiciones independentistas

Aunque nadie da duros a cuatro pesetas, el comprador con más posibles son los fundadores de Mediapro. Sin embargo, su candidatura está penalizada desde el 'pool' bancario liderado por CaixaBank ante el riesgo de una posible reorientación editorial de ‘El Periódico de Cataluña’ hacia posiciones independentistas, de acuerdo a fuentes involucradas en el proceso. Nada de eso ocurriría en caso de ir a parar a manos de Javier Moll, a quien ni siquiera el propio Isidre Fainé ha sido capaz de convencer para superar el miedo a que una operación como esta agrave la errática evolución de Prensa Ibérica (factura la mitad que hace diez años y gana poco más de un millón de euros).

En ese río revuelto asoma la cabeza Fernando Yarza, empeñado en ampliar su negocio más allá de Aragón. Primero lo intentó en Madrid ('20 Minutos' y 'La Información') y ahora quiere probar en Cataluña, así que varios peones de su infantería han vuelto a la carga estos días para sondear los predios de CaixaBank. Aunque está lejos de la dimensión de Prensa Ibérica y ha perdido dinero, el editor aragonés juega a varias bandas, ya que si no pudiera optar a la operación por falta de músculo financiero (factura 120 millones) también podría colarse desde el grupo Vocento, del que es socio (Talle de Editores), accionista (2,7%) y parte del núcleo duro que lo comanda desde el pasado noviembre.

No en vano, la opción del grupo de los Ybarra, Bergareche y Luca de Tena es la otra alternativa compradora que hay en el mercado, tanto por capacidad financiera (factura casi como Godó, Moll y Zeta juntos) como por sinergias industriales (cabeceras regionales líderes). Sin embargo, en un mercado atomizado como el de prensa escrita, donde 80 operadores facturan 1.400 millones, según datos de Deloitte, todos los movimientos posibles son en clave de consolidación. Y en ese contexto, el interés de Vocento puede ir más allá, como posible paso intermedio para una operación con Prisa. En un negocio menguante y con relevos generacionales a la vista, toca baile de fusiones.

Andrés Rubio también se queda

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Firmó su salida del gigante Apollo hace seis meses y ya tiene nuevo proyecto entre manos. El financiero estadounidense Andrés Rubio quiere seguir vinculado a España después de su repentina salida del fondo buitre, desde el que compró activos oportunistas durante los peores años de la crisis como Altamira o Evo Bank. Para ello, prepara su propio vehículo de inversión (1.000 millones) junto a varios de los amigos que ha hecho en nuestro país. Ni siquiera el jefe Leon Black pudo evitar su salida tras las discrepancias que tuvo con otros socios europeos de la firma. Ahora toca trabajar por cuenta propia, algo parecido a lo hecho por el argentino Juan Pepa tras abandonar Lone Star (Neinor).

Valbuena & Pitu buscan socio

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Son amigos desde hace la intemerata, mucho antes de que llegaran a compartir consejo de administración en la antigua Metrovacesa, aunque siempre han tenido carreras por separado: uno como alto cargo de Telefónica, el otro como tiburón bursátil. Sin embargo, hace cuatro años, Santiago Fernández Valbuena y José ‘Pitu’ Gracia apostaron juntos 50 millones para hacerse con la entidad EBN Banco, un pequeño banco de negocios fundado por cinco cajas de ahorro. Tras dar la vuelta a la cuenta de resultados, la pareja de inversores ha decidido abrir el capital a nuevos socios (minoritarios) para que el proyecto siga creciendo y, al tiempo, hacer algo de caja.

Todos quieren pisito en Lisboa

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Entre la capital del Reino Unido y la de Portugal, pocos directivos españoles dudan. Sobre todo si han probado ambas ciudades, como bien sabe Pablo Forero, el consejero delegado de BPI, el banco portugués adquirido por CaixaBank hace unos años. Pese al poco tiempo que lleva en Portugal, el financiero madrileño se ha dado cuenta del actual furor por trabajar o vivir en Lisboa/Oporto, a media hora de avión de Madrid, por parte de muchos altos directivos o grandes fortunas. Esta fiebre por el país vecino, alimentada por las ventajas fiscales vigentes, ha terminado por calar en el mercado inmobiliario, dando pie a una burbuja de precios que ha convertido en un lujo comprar un pisito.

Lleva tantos meses encima de la mesa, que los posibles comensales han perdido el apetito inicial. Acaba el año 2018 y la venta del Grupo Zeta sigue sin completarse, para desesperación de CaixaBank, su primer acreedor y gerente en la sombra. Las exigencias extras de su editor Antonio Asensio Mosbah, volcado y entregado al negocio de la producción audiovisual, han descarrilado la operación cuando ha podido estar más encauzada. El heredero del viejo imperio editorial se enrocó en un planteamiento poco aceptable para las partes en juego: cobrar una prima por la venta pese a que los acreedores asuman una quita de los 100 millones de deuda que arrastra el grupo.

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