Demasiado grandes para ser rentables: así sufren Deutsche y los gigantes europeos
Los grandes bancos europeos como Deutsche Bank se quedan atrás, según la consultora Bain & Company, que alerta sobre la poca solvencia de las entidades españolas
‘Too big to fail’ (demasiado grande para caer) es una de las premisas de la crisis que han quedado para la posterioridad. Hace apenas una década, el 15 de septiembre de 2008, el mundo pudo comprobar qué significa que quiebre una entidad con lazos sistémicos con el resto del sector financiero, como ocurrió con Lehman Brothers. Pero el tamaño de la banca, además de elevar la vigilancia de las autoridades, no es garantía de éxito.
De hecho, en Europa hay cierto grado de correlación inversa entre el volumen de activos de las entidades financieras y sus niveles de rentabilidad o eficiencia. Así lo pone de manifiesto el quinto análisis anual ‘Health check of the banking system’, de la consultora Bain & Company, sobre el sistema bancario europeo, que se centra en los datos de rentabilidad y eficiencia, solvencia y negocio de 100 entidades a partir de cifras de SNL Financial y Moody’s. “Diez años después de la crisis, los bancos europeos siguen enfrentándose a retos relacionados con la debilidad de los balances y la obsolescencia de sus modelos de negocio”, arguye João Soares, socio de Bain.
En este sentido, el informe concluye que los grandes bancos europeos han perdido terreno tanto en rentabilidad como en su posición de capital en relación al sector en su conjunto. “Han estado en una trayectoria descendente durante varios años, una tendencia que podría representar un problema para los inversores y el sistema financiero en general”, señala la consultora.
Entre los 10 principales bancos por activos, solo uno mejoró su posición financiera durante 2017, mientras que el resto sufrió un empeoramiento de la salud financiera y de su resiliencia ante potenciales ‘shocks’. En este sentido, el agregado del ‘top ten’ por tamaño está en una posición débil en la que se diferencian dos tipos, por una parte la escasa rentabilidad de los gigantes de la City londinense y Alemania (Deutsche Bank), y por otra la banca española, con indicadores de solvencia por debajo de la media europea.
La consultora evita nombres propios, aunque en Alemania el gran banco sistémico europeo es Deutsche Bank, que también tiene presencia en España, donde este lunes publicó los resultados del primer semestre con un beneficio de 27 millones de euros (cuatro veces más que en 2017). Mientras que en la City hay varios ejemplos. Este grupo de entidades, explica Bain & Company, supone el 23% del total, “cuyos modelos comerciales continúan teniendo dificultades”. En este sentido, cotizan con un valor bursátil respecto al de libros de 0,6 veces (0,63 veces en 2016), por debajo de la media, que está en 0,92 veces (0,82 veces en 2016), debido a que “los inversores han sido cada vez más tolerantes desproporcionadamente con los balances relativamente débiles de los bancos, ya sea porque fueron tranquilizados por recapitalizaciones recientes o porque no han encontrado mejores alternativas para su dinero”.
Menos banca de inversión
En el caso de los bancos británicos, la consultora señala que están tendiendo a reducir el peso de la banca de inversión en favor de la comercial, igual que Deutsche Bank, pero todavía tienen niveles de eficiencia (la ratio se mide por costes sobre ingresos) rezagados frente al conjunto de la industria bancaria, con un 60%.
De hecho, el conjunto de los 10 bancos europeos más grandes, entre los que están Deutsche y varios británicos, tiene una ratio de eficiencia del 69% —los bancos españoles, por ejemplo, están entre el 45% y el 55%—. No obstante, los grandes bancos mejoran la media en calidad crediticia, con un 2,5% de activos considerados préstamos problemáticos, en comparación con el 5,1% de los 90 bancos restantes.
La banca española merece mención aparte en este informe, aunque se centra en su solvencia, ya que las entidades tienen un balance débil. La mitad de los bancos españoles está por debajo del nivel aspiracional del 13% en la ratio de capital —y lejos del 16% del conjunto de la banca europea—, y “los bancos españoles más grandes tienen una posición particularmente pobre”, asegura Bain & Company. En este sentido, advierte de que “cualquier cambio más estricto en la regulación o una desaceleración económica elevarían el nivel de los préstamos en mora y posiblemente forzarían a los grandes bancos españoles a entrar en la categoría de mayor preocupación”.
Esta categoría, en la que están el 26% de los bancos europeos analizados, se reserva para algunas entidades de Italia, Grecia, Portugal y Chipre, que “tienen niveles de rentabilidad y calidad de activos en dificultades”. Por su parte, los bancos ganadores están en el norte de Europa, con sedes en los países escandinavos, Países Bajos o Bélgica, cotizando a 1,3 veces el valor en libros, algo que en España solo consigue Bankinter.
‘Too big to fail’ (demasiado grande para caer) es una de las premisas de la crisis que han quedado para la posterioridad. Hace apenas una década, el 15 de septiembre de 2008, el mundo pudo comprobar qué significa que quiebre una entidad con lazos sistémicos con el resto del sector financiero, como ocurrió con Lehman Brothers. Pero el tamaño de la banca, además de elevar la vigilancia de las autoridades, no es garantía de éxito.