Citi y UBS avalan con un cheque los 7.000 millones de la ampliación del Santander
El banco estadounidense y el suizo extendieron un cheque en la madrugada del miércoles para comprar el Popular, condición indispensable para cerrar la operación con el BCE
Ana Botín ya tiene los 7.000 millones de euros necesarios para absorber las pérdidas ocultas del Banco Popular. Citi y UBS le han extendido un aval para garantizarle la emisión de nuevas acciones del Banco Santander por el citado importe. Un respaldo financiero previo que la presidenta del ya primer grupo financiero de España consiguió en la madrugada del miércoles y que era condición 'sine qua non' para poder asegurar ante el Banco Central Europeo (BCE) que disponía del dinero suficiente para afrontar la adquisición del Popular.
Así lo han confirmado fuentes próximas a la operación, las cuales añaden que a partir de ahora se formará un sindicato de bancos internacionales para que Citi y UBS puedan repartir el riesgo. El banco estadounidense, dirigido en España por Ignacio Gutiérrez Orrantia, ha sido el asesor principal del Santander en esta transacción, la más importante realizada en solitario —en 2007 se hizo con una parte de ABN Amro en coordinación con Fortis y RBS— del grupo dirigido por Botín desde la toma de control del Abbey National en 2004.
Pero la presidenta del banco cántabro ha querido también que a la operación se incorporase UBS, cuyo primer ejecutivo para Europa, Andrea Orcell, es el banquero de confianza de la familia: primero de su padre y ahora de ella. Fue el que asesoró, cuando era el máximo responsable de Bank of America Merrill Lynch, las adquisiciones de Alliance & Leicester, Banco Real, ABN Amro, Sovereing Bank y Antoneveneta, y después ya desde la entidad suiza. Por todo ello cobró una suculenta comisión de más de 33 millones. Su mano derecha es Javier Oficialdegui, otro alto directivo ex del ‘investment bank’ estadounidense.
Citi y UBS no dudaron en ningún momento su balance a disposición del Santander para absorber el Popular, pese a las dudas que había en el mercado sobre el posible impacto entre los accionistas que tendría una digestión de tal tamaño. La entidad estadounidense, que desde hace años había restringido su riesgo con corporaciones españolas tras verse afectada por varias quiebras, se lanzó a asegurar la ampliación de capital tras obtener el visto bueno exprés desde Londres y Nueva York. Por su parte, UBS lo tuvo más fácil porque ya conocía ambas casas de sobra.
De hecho, el banco de negocios helvético fue el que el pasado año lideró la ampliación de capital del Popular por 2.500 millones, cuyos suscriptores han perdido todo el dinero aportado. Pero además fue el que respaldó en enero de 2015 la emisión de acciones del Santander por 7.500 millones en un momento muy delicado para la entidad dirigida por los Botín y que se tradujo en un desplome en bolsa del 14%, el más abultado desde 1988.
La diferencia entre la ampliación de capital de hace dos años y medio y la que va a lanzar ahora el Santander es que la primera fue solo dirigida a inversores institucionales, mediante un proceso de colocación acelerado o ‘book building’. La que el banco quiere hacer inmediatamente es con derecho de suscripción preferente para todos los accionistas, ya sean particulares o grandes gestoras de fondos, de pensiones o aseguradoras. De esta forma, Botín evita las críticas recibidas por la emisión del día posterior a los Reyes Magos de 2015, cuando sometió a todos sus accionistas a una severa dilución sin consulta previa.
Según distintas fuentes, la nueva ampliación se va a lanzar en las próximas semanas con el fin de que la operación, que tendrá una duración de 30 días, se meta en la segunda quincena de julio, un momento en que los principales gestores de cartera han cerrado ya sus posiciones y rechazan tomar nuevos riesgos. Todavía no se conoce el potencial descuento con el que se venderán las acciones, que en la transacción de 2015 se colocaron a 6,18 euros. Un valor que la cotización del Santander todavía no ha sido capaz de recuperar 30 meses después.
En esta ocasión, el riesgo que asumen Citi, UBS y el resto de aseguradores que se sumarán al proceso —se presupone la presencia de Goldman Sachs— es menor que el que firmaron en 2015, puesto que se da por hecho que gran parte de los accionistas actuales del Santander suscribirán su parte correspondiente. En cualquier caso, será una emisión que pondrá a prueba la capacidad del banco para vender su ‘equity story’ a los inversores, ya que llevan años sin ganar dinero sentados en el capital del primer grupo financiero de España.
Ana Botín ya tiene los 7.000 millones de euros necesarios para absorber las pérdidas ocultas del Banco Popular. Citi y UBS le han extendido un aval para garantizarle la emisión de nuevas acciones del Banco Santander por el citado importe. Un respaldo financiero previo que la presidenta del ya primer grupo financiero de España consiguió en la madrugada del miércoles y que era condición 'sine qua non' para poder asegurar ante el Banco Central Europeo (BCE) que disponía del dinero suficiente para afrontar la adquisición del Popular.