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Saracho recurre a su hombre de confianza en JP Morgan para reflotar el Popular
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josé cerezo, asesor 'in pectore' del presidente

Saracho recurre a su hombre de confianza en JP Morgan para reflotar el Popular

El presidente del banco ha pedido asesoramiento para reflotar la entidad financiera a José Cerezo, íntimo amigo suyo y el mayor experto del grupo americano en banca española

Foto: El presidente de Banco Popular, Emilio Saracho (c).
El presidente de Banco Popular, Emilio Saracho (c).

Emilio Saracho va haciendo poco a poco su propio equipo para saber con precisión las fortalezas y las debilidades de Banco Popular. Junto con la contratación de Miguel Escrig como director general adjunto a la presidencia, el que fuera banquero de JP Morgan ha pedido a uno de sus hombres de confianza en la entidad estadounidense que le haga un profundo TAC financiero para detectar hasta dónde ha llegado el tumor y cuál es la mejor solución. Se trata de José Antonio Cerezo, el ex-responsable del sector bancario e íntimo amigo de Saracho desde hace casi tres décadas.

Pepe Cerezo, como se lo conoce en la banca de inversión, dejó JP Morgan a principios de 2016 tras 17 años en la institución financiera americana. Se prejubiló como jefe de Financial Institutions para España y Portugal y como vicepresidente y director general del sector bancario para Europa, Oriente Medio y Africa (EMEA, por sus siglas en inglés). Era, sin duda, el ejecutivo de JP Morgan que mejor conocía las peculiaridades de todos los bancos españoles.

Su relación con Saracho viene de mucho antes. En concreto, de principio de los noventa, cuando ambos coincidieron en Goldman Sachs. Posteriormente, se fueron a Banco Santander a dirigir, junto con Ana Patricia Botín, la filial de banca de inversión, denominada Santander Investment. Cuando el ahora presidente del Popular abandonó la entidad liderada en aquel instante por Emilio Botín para fichar por JP Morgan, Cerezo dejó su puesto como responsable de Corporate Finance en el banco cántabro y se fue con él al grupo estadounidense.

Dada la confianza de Saracho en Cerezo —estudiaron en la Universidad Complutense y posteriormente en otra de California—, el primer ejecutivo del Popular le ha pedido que deje la prejubilación y le eche una mano en diseñar el futuro de la entidad, dadas las grandes dudas sobre su solvencia. Todavía no se ha decidido si el exdirectivo de JP Morgan se incorporará a la alta dirección del grupo financiero participado por Allianz, Crédit Mutuel y familias históricas próximas al Opus Dei o si permanecerá como asesor del presidente, sin vinculación contractual.

La aportación de Cerezo se suma al intento de nombramiento como consejero de Jaime Bergel, expresidente de Merrill Lynch en España —pendiente de autorización del fondo estadounidense HIG, que ha puesto ciertos impedimentos— y a la designación de Miguel Escrig el pasado 7 de marzo como ‘controller’ 'in pectore' del Popular. El ex director financiero de Telefónica es otro hombre procedente del Santander y de JP Morgan, coincidencia que ha provocado suspicacias en la alta dirección del Popular. Sobre todo porque se interpreta con un desembarco de personas próximas a Saracho y una desautorización a la actual cúpula, encabezada por Pedro Larena, el banquero de Deutsche Bank fichado como consejero delegado el pasado mes de septiembre por el anterior presidente, Ángel Ron.

De hecho, la llegada de Escrig ha supuesto cierta pérdida de autoridad de Larena sobre la dirección financiera, las participaciones en filiales o negocios adjuntos y la gestión de las subsidiarias en el extranjero, reduciendo su autoridad al control de la red de oficinas. En definitiva, sobre la gestión de los activos sobre los que Saracho va a tratar de plantear la resurrección del Popular evitando recurrir a una nueva ampliación de capital por hasta un máximo de 3.000 millones de euros.

Tensión entre los jefes del banco malo

De momento, Saracho ya ha contratado a UBS para intentar vender Totalbank, su filial estadounidense, comprada en 2007 por 300 millones de dólares. En breve podrían seguirle las desinversiones en México —BX+— y Portugal, así como su entidad de tarjetas de crédito WiZink y sus divisiones de banca privada y seguros. Las decisiones finales dependerán de los deberes que le ponga el Banco Central Europeo (BCE), que en breve le enviará un informe con las obligaciones a cumplir en los próximos 12 meses.

Donde también puede haber cambios es en el negocio inmobiliario, en manos de Remigio Iglesias y Roberto Rey. El primero, fichado el pasado 26 de noviembre por Ron, fue en su día uno de los hombres en los que más confió Emilio Botín para limpiar el balance del Santander de los créditos de dudoso cobro. Hasta el punto de que fue nombrado directivo del año en 2013. Sin embargo, Saracho tiene muchas dudas sobre la viabilidad del banco malo que pretendía constituir su predecesor, proyecto denominado Sunrise y para el que fueron contratados Iglesias y Rey, procedente este último de Carbures y Constructora San José.

Emilio Saracho va haciendo poco a poco su propio equipo para saber con precisión las fortalezas y las debilidades de Banco Popular. Junto con la contratación de Miguel Escrig como director general adjunto a la presidencia, el que fuera banquero de JP Morgan ha pedido a uno de sus hombres de confianza en la entidad estadounidense que le haga un profundo TAC financiero para detectar hasta dónde ha llegado el tumor y cuál es la mejor solución. Se trata de José Antonio Cerezo, el ex-responsable del sector bancario e íntimo amigo de Saracho desde hace casi tres décadas.

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