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Los informes concursales vuelven a poner en evidencia la liquidación de Banco Madrid
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Guerra de valoraciones

Los informes concursales vuelven a poner en evidencia la liquidación de Banco Madrid

Nueva sombra sobre la controvertida intervención, y posterior liquidación, de Banco Madrid: Andorra responsabiliza a la filial española del agujero, mientras esta dice que tiene plusvalías

Foto: Sede de Banco Madrid en la Plaza de Margaret Thatcher.
Sede de Banco Madrid en la Plaza de Margaret Thatcher.

Nueva sombra sobre la controvertida intervención, y posterior liquidación, de Banco Madrid. Cuando parecía que la entidad empezaba a ver la luz al final del túnel de su cuestionado proceso concursal, el procedimiento paralelo que se lleva en la vecina Andorra sobre su matriz BPA ha vuelto a poner en evidencia el exceso de interrogantes y la falta de respuestas que desde el principio acompañan a estos dos procesos.

La última gran cuestión que surge es ¿cuánto vale realmente Banco Madrid? Esta misma pregunta se la ha hecho la familia Cierco en la demanda que ha presentado en la Batllia, primera instancia judicial del Principado, en la que solicita anular el plan de resolución aprobado por la Areb (Agencia Estatal de Resolución de Entidades Bancarias) y la valoración económica que se ha realizado de la entidad.

Sobre esta última, pocos datos se conocen, ya que el informe completo continúa sin hacerse público, pero hay dos aspectos que ponen en entredicho cómo se está llevando el proceso a sendos lados de los Pirineos. El primero es la valoración que se ha realizado de Banco Madrid, principal responsable del agujero que ha detectado Areb en BPA y que asciende a unos 313 millones de ajustes negativos, "lo que provoca un desequilibrio patrimonial de 103 millones, es decir, una valoración económica negativa de 103 millones", anunció la Areb el pasado 22 de julio.

La agencia responsabiliza de estos números rojos a "las entidades participadas por BPA, especialmente el derivado de la situación del grupo encabezado por Banco Madrid, en concurso-liquidación, que se estima que puede generar unas pérdidas de 181 millones de euros, un 58% de las pérdidas totales, mientras que el resto de ajustes relevantes provienen de la valoración en el escenario de resolución de la cartera de crédito de ciertos activos intangibles", añadió el organismo.

Estos números contrastan con el informe preliminar realizado por la administración concursal española de Banco Madrid, que estima un superávit patrimonial de 42,8 millones de euros "una vez elaborado el inventario de la masa activa, determinada la masa pasiva, y formada la lista de créditos contra la masa", según señala el informe concursal, que confiere un valor total al activo de la entidad de 808,26 millones de euros.

Y eso que –y aquí viene el segundo aspecto que pone en entredicho cómo se están haciendo los números– entre los bienes que entran dentro de la liquidación de la filial española no figura la joya inmobiliaria del grupo, la sede que posee en la madrileña plaza de Margaret Thatcher, que sí está, en cambio, en las entrañas de BPA y, por tanto, permite engordar la masa de la matriz andorrana.

Según fuentes conocedoras, BPA tenía contabilizada la sede de Banco Madrid en 12 millones de euros, cifra que la entidad preveía duplicar con el plan de remodelación del inmueble que tenía en marcha justo cuando se intervinieron tanto la matriz como la filial, el pasado 10 de marzo. De hecho, sólo la inversión que estimaba llevar a cabo el banco ascendía a cerca de 12 millones, una obra que, gracias al acuerdo a tres bandas sellado entre Banco Madrid, Meliá y el Ayuntamiento de Madrid, le iba a permitir aumentar el tamaño del edificio.

La joya inmobiliaria

La plaza de Margaret Thatcher, ubicada en una esquina de la famosa Plaza de Colón, en plena confluencia de la calle Goya con el Paseo de la Castellana, es un espacio de propiedad privada del banco y la cadena Meliá, pero de uso público. BPA, a través de Banco Madrid, utilizó su titularidad sobre esta área para negociar con el consistorio una ampliación de su sede, conversaciones que obtuvieron sus frutos hace un año, cuando la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó la remodelación total de este espacio de 2.270 metros cuadrados de superficie.

Sólo por la suscripción del contrato de colaboración y cesión de aprovechamientos urbanísticos firmado entre Meliá y Banco Madrid, la entidad desembolsó 3 millones de euros en el verano de 2013, indicador del valor que puede llegar a tener el inmueble. De hecho, desde la intervención de la entidad, numerosos inversores inmobiliarios trataron de acercarse a la administración concursal para ir tomando posiciones ante la previsible futura venta del inmueble, aunque fue entonces cuando se llevaron la sorpresa de que este estaba fuera de la filial española y forma parte de los activos de BPA. Ahora falta saber en cuánto lo valora la Areb.

Nueva sombra sobre la controvertida intervención, y posterior liquidación, de Banco Madrid. Cuando parecía que la entidad empezaba a ver la luz al final del túnel de su cuestionado proceso concursal, el procedimiento paralelo que se lleva en la vecina Andorra sobre su matriz BPA ha vuelto a poner en evidencia el exceso de interrogantes y la falta de respuestas que desde el principio acompañan a estos dos procesos.

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