Salto cualitativo en las fugas del PP: Garrido sí tenía sitio y era tildado de 'ejemplo'

La fuga de Ángel Garrido a Ciudadanos es la primera que sufre el Partido Popular de un alto cargo con puesto y futuro asegurado en los próximos comicios, en concreto como número cuatro en la lista al Parlamento Europeo para las elecciones del 26 de mayo. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, presumía este mismo martes de que los fichajes que habían hecho Albert Rivera y Santiago Abascal en las filas populares eran de dirigentes que no contaban para la nueva etapa. Se refería a las últimas salidas, como la de Íñigo Henríquez de Luna, concejal del Ayuntamiento de Madrid y antiguo hombre de confianza de Esperanza Aguirre, que se apuntó a Vox a los seis días de que le confirmaran en la sede de Génova que no iba a repetir. Con Henríquez se fue también a Vox un edil veterano, Fernando Martínez, que se atribuye la idea del logo de los populares, el charrán que decidió Manuel Fraga.

Garrido ha roto el argumentario del equipo de Casado para restar importancia a las fugas que sufre desde que empezó el proceso de elaboración de las listas. Y el disgusto es doble, porque en el caso del expresidente de la comunidad presumían de haber sabido hacer el relevo sin heridas, al aceptar el ahora considerado tránsfuga una salida con futuro, como es la de convertirse en eurodiputado. Estaba considerado un ejemplo de integración y, de hecho, en la dirección del partido estaban encantados con el trabajo que desarrollaba Garrido, tanto en sus últimos días al frente de la presidencia autonómica como con su presencia en los actos de precampaña.

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En la vieja guardia del PP de Madrid no querían ni ver a Garrido. Procedente de las filas del CDS, nunca le consideraron uno de los suyos e hicieron todo lo posible para que no siguiera en la presidencia de la comunidad, heredada de la crisis que costó la dimisión de Cristina Cifuentes.

La nueva dirección nacional buscó al presidente autonómico una salida, "de lujo", según sus detractores, por delante en la disputada lista europea de pesos pesados del Grupo Popular en la Eurocámara y de exministros como Juan Ignacio Zoido, relegados a puestos nada seguros en la candidatura, por debajo del décimo.

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Garrido continúa una relación de fugas de políticos en activo del PP hacia Ciudadanos que inauguraron el expresidente de la comunidad autónoma de Baleares y senador José Ramón Bauzá y la presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente. El primero había sido derrotado en las elecciones internas del partido y se había quedado sin opciones para repetir en el escaño.

El fichaje de Clemente se saldó en un fiasco para los riveristas, al concluir con la votación telemática amañada para imponer a los militantes de Cs en la región la candidatura de la ex del PP, que también se había quedado sin sitio en su partido original por un oscuro episodio de subvenciones cuando era consejera de la Junta. Tampoco logró Rivera convertirla en cabeza de lista.

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Antes de Henríquez de Luna, Vox ya había fichado de entre las filas del Partido Popular, en concreto para su candidatura por Valencia al Congreso. Abascal recuperó a un veterano del Grupo Popular en el Cámara, Ignacio Gil Lázaro, quien había dejado la militancia en los tiempos de Mariano Rajoy después de quedarse sin el escaño que ocupó durante más de dos décadas en los comicios de 2016.

Lourdes Méndez Monasterio, otra exdiputada del PP por Murcia en tres legislaturas críticas con la dirección del partido, en su caso por no derogar la ley del aborto, también ha sido repescada por los de Abascal para encabezar la lista de la misma circunscripción.