Sube la tensión en el PSOE y los críticos temen que Sánchez quiera "blindarse" otra vez
Los barones se enzarzan en una guerra de declaraciones tras la apuesta de un pacto alternativo de Armengol e Iceta. Renace la desconfianza hacia el líder antes del comité federal del sábado
Las armas vuelven a desenfundarse en el PSOE. Retorna la tensión, la profunda desconfianza de los críticos en el secretario general, reina el desconcierto. Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrirá en el comité federal de este sábado, más allá de lanzar un no rotundo a la investidura de Mariano Rajoy. Nadie sabe qué análisis y qué anuncios enhebrará Pedro Sánchez tras casi dos semanas de silencio absoluto. Solo aflora una sensación de embrollo interno, de un rosario de declaraciones cruzadas -algunas, de grueso calibre- y de máxima expectación. Los críticos, que ya perdieron su fe en el líder hace meses, vuelven a sentir más que recelos y se temen una nueva añagaza de última hora que le permita "blindarse" en el cargo.
El clima en el seno del PSOE pegó un vuelco el miércoles. Las nítidas apuestas que hicieron la presidenta balear, Francina Armengol, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, a favor de que Sánchez intente una investidura alternativa en caso de que Rajoy fracase encendieron todas las alarmas. Los más alejados de Ferraz comenzaron a atar cabos y dedujeron que sus declaraciones públicas, junto a las que días atrás había hecho el líder de los socialistas castellanoleoneses, Luis Tudanca, estaban "coordinadas" y formaban "parte de una misma estrategia". Porque los tres, Armengol, Iceta y Tudanca, son barones próximos a Sánchez, de la máxima lealtad, que "no dicen lo primero que se les pasa por la cabeza".
Los lejanos a Sánchez ven como un "síntoma" de lo que puede anunciar el sábado la "estrategia coordinada" de Armengol, Iceta y Tudanca
Sus palabras, en consecuencia, fueron interpretadas por los críticos como un "síntoma", una "señal" de que Sánchez baraja en realidad un plan b y sí acaricia la posibilidad de repetir los pasos que siguieron al 20-D, aunque con cinco escaños menos que entonces: que el PP se estrelle, que el PSOE busque otra vez apoyos y el líder se sitúe en el centro de la escena, y admitir quizá la hipótesis del fracaso, con el riesgo de nuevas elecciones. Mientras, aducen, Sánchez habría "ganado tiempo", retrasando una vez más el congreso federal ordinario, que tendría que haberse celebrado en febrero, cuatro años después del anterior. Para ello, creen que el jefe se servirá de un potente as en la manga, que ya sacó cuando los barones le llevaron a la esquina del 'ring': la consulta a la militancia.
Dos debates mezclados
Hipótesis todas que los sanchistas desmienten radicalmente, adelantando que su jefe no hará "nada extraño", que se guiará por la "sensatez" y que no guarda "ninguna sorpresa" bajo el brazo. Los fieles al secretario general también niegan que se hubiera "coordinado" con Armengol, Iceta y Tudanca, porque todos los barones "tienen criterio propio" y simplemente dan cuenta de su opinión.
Lambán dispara contra quienes defienden un pacto alternativo: "Es un producto de la tramontana, que en determinadas épocas del año altera las mentes"
En el PSOE ya hace mucho que se cruzan y se contaminan dos debates: el orgánico -la guerra de poder interno, aún no resuelta- y el institucional. Y ahora ha vuelto a ocurrir. Porque mientras se dirime qué hacer con la investidura y se habla de una futura abstención de los socialistas para facilitar el Gobierno a Rajoy -tesis secundada este jueves por el patriarca, Felipe González, y este viernes por el que fuera su número dos, el exvicepresidente Alfonso Guerra-, también se discute cuándo y cómo se procederá al relevo de Sánchez.
Solo hacía falta escuchar a dirigentes de distintas federaciones para testar hasta qué punto se agravó la tensión interna después de las declaraciones de Armengol e Iceta (más las de Tudanca, días atrás). En privado, pero también en público. La mejor prueba fueron las palabras del presidente aragonés, Javier Lambán, uno de los barones más afines a la andaluza Susana Díaz. No se anduvo con rodeos y descalificó sin rodeos a quienes apostaron la víspera por un "Gobierno alternativo" en caso de que el jefe del PP naufragara: "Yo creo que eso es un producto de la tramontana, que en determinadas épocas del año altera las mentes". Armengol, según fuentes de su entorno, encajó mal las críticas directas del jefe del Ejecutivo aragonés: "Lo que ha dicho le define. Algunos piensan que pueden decir lo que piensan, y todos tenemos que obedecer".
Díaz: le toca hablar a Sánchez
Con un tono distinto al de Lambán, pero con la misma crudeza, se expresó el presidente manchego Emiliano García-Page, otro de los barones alistados en el frente de Díaz: el Gobierno de España "no puede pasar por los que quieren romper España". Es decir, que no cabe intentar una mayoría alternativa con Podemos y las formaciones independentistas, opción que el comité federal ya rechazó tras el 20-D. "Esto no lo vamos a discutir tantas veces como para que terminemos fracturando el PSOE. Hay que tener cuidado: una cosa es estirar el chicle. Otra cosa es retorcer la realidad y otra cosa muy distinta es tomar responsabilidad", contestó en 'Al rojo vivo' (La Sexta).
García-Page alerta del riesgo de "fractura" en el PSOE: "Hay que tener cuidado: una cosa es estirar el chicle. Otra cosa es retorcer la realidad"
Díaz no quiso alimentar el fuego. Su opinión sobre las negociaciones de investidura "quedaron ya claras", porque ya las lleva manifestando desde hace días, y "escucha y respeta" lo dicho por González, que en una tribuna publicada este jueves en 'El País' pedía a su partido que no obstaculizara la formación de un Gobierno minoritario del PP. Ahora "lo que toca es escuchar a Pedro Sánchez", zanjó. Pero el secretario general no hablará hasta el comité federal de este sábado, al día siguiente de una jornada intensa en la que despachará con nueve barones. Díaz, precisamente, será la última en desfilar por Ferraz.
Lo que se visualizó fue una auténtica pelea entre secretarios generales. Un fuego cruzado que no detuvieron Sánchez ni su ejecutiva. Antes de que los barones se enzarzaran, solo hablaron el número dos, César Luena, y el portavoz del Senado, Óscar López. Sobre un intento de investidura de los socialistas, poco aclararon. Luena advirtió de que no convenía adelantar "ningún acontecimiento", mientras que López cerraba la puerta a la 'fórmula Iglesias' -con Podemos y los nacionalistas- y reconocía como muy difícil la combinación del PSOE con los dos emergentes porque ya se intentó en la pasada legislatura y ambos partidos se vetaron mutuamente. "Es bueno no tropezar dos veces en la misma piedra", señaló.
Los comentarios de los críticos en privado eran mucho más severos hacia Sánchez. La convicción de que había un hilo común entre las palabras de Armengol, Iceta y Tudanca y que traslucían las posibles intenciones del secretario general era prácticamente unánime. Pero más extendida aún era la sensación de desconfianza. En la mente de todos volvía la imagen de lo que ocurrió en otro comité federal, el del pasado 30 de enero: entonces Sánchez anunció por sorpresa la consulta a la militancia para zafarse del control de los barones, a los que no había avanzado sus intenciones en una ronda de contactos semejante a la desplegada esta semana y que culminó aquel mismo día con el extremeño Guillermo Fernández Vara. "Nosotros no vamos a ponernos más de escudo de Pedro. Ahora se deben poner todas las cartas a la vista y no guardar ninguna en la manga porque la paciencia es poca la que queda", apuntaban desde el círculo más inmediato de Vara, el presidente autonómico que camina más por libre y que ahora vuelve a estar más lejos de Sánchez.
No hay números, dicen los críticos
"Ahora que el debate se había centrado en la abstención futura sí o no, salimos con la monserga del pacto alternativo. Estamos empezando a tomar a la gente por gilipollas. ¿Con qué votos? Con esto lo que quiere es alimentar la ficción de una expectativa de investidura, que es falsa, para así no abrir debates internos, que esté todo el mundo quieto y blindarse en el cargo", abundan en el entorno de otro presidente regional, sin poder ocultar su indignación. En las federaciones críticas molesta que Ferraz "intente hacer ver que hay barones buenos y malos", los que apoyan a Sánchez como presidente y los que se inclinan por la abstención, y que Sánchez conduzca el partido "poniendo por delante sus intereses personales", "aferrándose al sillón".
Entre los críticos, se palpa el hartazgo y acusan a Sánchez de querer "alimentar la ficción de una investidura" imposible para ganar tiempo dentro
Los dirigentes que recelan del secretario general creen que ha dibujado un escenario idóneo para poder defender una consulta-plebiscito a las bases. "Él puede llegar el sábado y decir que hay tres opciones -anticipa una responsable que se conoce bien el partido-: no a Rajoy ahora y siempre y posibilidad de pacto alternativo; no ahora a Rajoy y una abstención de última hora [como defiende la mayoría de barones], o una abstención ya para no demorar el bloqueo [la tesis de González y Vara]. Y puede decir que entonces lleva la discusión a la militancia", consciente de que los afiliados pueden rechazar la idea de facilitar el Ejecutivo al PP. El resumen es "un gran lío, un desconcierto, una enorme irresponsabilidad".
Lo que no está claro es cómo responderán los críticos. El asturiano Javier Fernández ya adelantó a su ejecutiva autonómica que se opone a un nuevo referéndum entre las bases, con el que tampoco está de acuerdo Vara o la federación valenciana -"sería un escándalo", advierten desde el entorno del 'president' Ximo Puig-. Díaz se puso de canto. Los críticos entienden que Sánchez hace "populismo orgánico con las bases", vaciando de poder a los órganos de dirección y desnaturalizando la esencia de la democracia representativa que impera en el PSOE. Quien este jueves defendió la pertinencia de un referéndum fue la presidenta balear, consejo que ya dio al jefe de Ferraz la tarde anterior.
Los lejanos a Ferraz interpretan, no obstante, que se trata de "las últimas brazadas de un toro muerto", porque Sánchez no tendrá más vidas y su ciclo como líder está finiquitado. Por eso, al margen de que en el comité federal de este jueves haya sorpresas que obliguen a una reacción rápida (o no) de los barones, el secretario general se topará previsiblemente con fuertes críticas sobre su gestión y durísimos análisis de los resultados del 26-J, ya que el partido cayó más aún en votos y firmó su peor resultado en escaños: 85, cinco menos que el 20-D. Ya es seguro que tomará la palabra su rival en el congreso de 2014, Eduardo Madina.
Escuchar antes
Miembros de la cúpula de Sánchez y los barones que le son fieles tampoco tienen claro el mensaje que trasladará en su intervención en abierto. Sí subrayan que no habrá "nada raro", que "no está prevista la convocatoria de ninguna consulta a la militancia", y que "no abrirá la puerta a una investidura alternativa", porque es consciente de que los números no salen. Otros sanchistas de la ejecutiva, aunque son minoría, sí comparten la filosofía de Armengol y de Iceta y le recomiendan "como mínimo, considerar" la posibilidad de formar Gobierno.
En Ferraz insisten en que Sánchez no anunciará "nada raro", que no se prevé ninguna consulta y que solo ha querido tomar el pulso de los jefes territoriales
"Si Pedro no ha salido a hablar es porque quiere escuchar antes a los líderes territoriales, y todos merecen respeto por igual. Si habla sin haberlos oído, se habría dicho que no les tiene en cuenta, y ahora que hace lo contrario, también malo", defienden fuentes de su entorno, que enfatizan que Sánchez "nunca ha violado aquello que le decía el comité federal", y como prueba de cargo recuerdan que ni intentó ser presidente con los votos de los independentistas. "Tengo el convencimiento de que Pedro hará lo que tiene que hacer. Le he visto madurar y sabe que no nos puede llevar por aventuras", indica un miembro de su ejecutiva.
El PSOE vuelve a ser una olla a presión. Puede explotar en este comité federal o hacer que el malestar contra Sánchez se siga cociendo lentamente. Pero las costuras ya están muy tirantes.
El PSOE mantiene el no a Rajoy, pese a González... y también Guerra
Apenas hay una conclusión que se anticipa del comité federal de mañana: se respaldará un no tajante a la investidura de Mariano Rajoy. Un no, al menos por ahora, aunque en el futuro pueda ser revisable. No ha hecho mella el llamamiento de Felipe González en 'El País', en un artículo publicado este jueves en el sugería la abstención de los socialistas para facilitar el Ejecutivo del PP en poco tiempo antes incluso de que acabe julio o en los primeros días de agosto.
César Luena y Óscar López sostuvieron que las reflexiones de González no difieren tanto de lo sostenido por la dirección, porque es Rajoy quien debe ponerse las pilas y "salir del letargo". Susana Díaz señaló que el PSOE no puede ser "cómplice" de las políticas del PP porque los votos a los socialistas "tienen que ser para proteger a la gente". El aragonés Javier Lambán alabó a "dos cabezas políticas que brillan por encima de todas las demás", las de Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, así que cualquier cosa que escriban o digan "merece la pena ser leída, escuchada con atención". Y el que no atienda a González "es sencillamente un necio".
González no es el único integrante de la vieja guardia que apuesta por dejar gobernar a Rajoy. El exvicepresidente Alfonso Guerra también lo hace este viernes desde la revista 'Tiempo', en un artículo titulado 'Elecciones y Gobierno': "El número de los diputados de unos y otros arroja una verdad incontestable: es a Mariano Rajoy a quien corresponde formar una mayoría de Gobierno, es además el único que puede intentarlo dados los resultados". Y si el líder del PP no es capaz de forjar una mayoría, "todos los partidos habrán de revisar sus posiciones" para que el país no vaya a terceras elecciones.
La víspera del comité federal estará cubierta con el final de la ronda de contactos de Pedro Sánchez con sus barones: Luis Tudanca (Castilla y León); Rafa González Tovar (Murcia), Pilar Cancela (Galicia), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) -por la mañana-, Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Javier Fernández (Asturias), Rosa Eva Díaz Tezanos (Cantabria), Javier Lambán (Aragón) y Susana Díaz (Andalucía).
Las entrevistas del secretario general comenzaron el martes con las líderes de Euskadi y Madrid, Idoia Mendia y Sara Hernández, y siguieron el miércoles con los presidentes de Valencia y Baleares, Ximo Puig y Francina Armengol, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta.
Las armas vuelven a desenfundarse en el PSOE. Retorna la tensión, la profunda desconfianza de los críticos en el secretario general, reina el desconcierto. Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrirá en el comité federal de este sábado, más allá de lanzar un no rotundo a la investidura de Mariano Rajoy. Nadie sabe qué análisis y qué anuncios enhebrará Pedro Sánchez tras casi dos semanas de silencio absoluto. Solo aflora una sensación de embrollo interno, de un rosario de declaraciones cruzadas -algunas, de grueso calibre- y de máxima expectación. Los críticos, que ya perdieron su fe en el líder hace meses, vuelven a sentir más que recelos y se temen una nueva añagaza de última hora que le permita "blindarse" en el cargo.