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Razones por las que Susana Díaz se enroca y se niega a dar un paso atrás
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Razones por las que Susana Díaz se enroca y se niega a dar un paso atrás

El PSOE asegura que si Rivera quiere gobernar en Andalucía debe retratarse y asumir el alto coste de un pacto con Vox en las generales que daría oxígeno a Pedro Sánchez

Foto: Susana Díaz, tras su comparecencia este 3 de diciembre en Sevilla. (EFE)
Susana Díaz, tras su comparecencia este 3 de diciembre en Sevilla. (EFE)

Susana Díaz compareció sin haber asumido que de su mano el PSOE ha perdido el Gobierno de Andalucía después de 36 años ininterrumpidos en el poder. "Tomamos nota", "hago autocrítica", "entiendo que hay muchos socialistas de corazón que se han quedado en su casa", pero más allá de eso, no habrá medidas ni asume errores. "El PSOE sigue siendo el partido de Andalucía". Descartó su dimisión y no contestó si se plantea la repetición de elecciones. Aunque en Ferraz abrieron esa puerta, Díaz prefirió ignorarlo. Sobre eso no contestó. Se limitó a advertir de que las andaluzas han sido las primeras elecciones del ciclo electoral y que todos deben tomar nota.

El batacazo es tan fuerte y tan inesperado que es lógico que la noche electoral Díaz diera síntomas de estar desnortada. Horas después, en la sede socialista de San Vicente, la líder del partido convocó su ejecutiva para amarrar una estrategia. Y sigue enrocada. Ni dimisión ni paso atrás, y ni siquiera análisis autocrítico en profundidad. Repite lo que hizo cuando perdió las primarias: se repliega y se enroca. Tras hora y media de reunión de ejecutiva, bajó rodeada de todo su equipo.

Foto: Susana Díaz, a su llegada este 3 de diciembre a la comparecencia ante los medios en Sevilla. (EFE)

No se plantea dimitir, explico Díaz, porque ha ganado las elecciones. "Si hubiera perdido, me habría ido, pero he ganado", respondió la presidenta en funciones de la Junta. Se debe, explicó, "al millón de andaluces" que la han votado. Va a llamar al resto de fuerzas políticas, excepto Vox, que sitúa al margen del Estatuto de Autonomía. Tratará de liderar un frente constitucionalista pese al mensaje de las urnas.

¿No ha entendido el mensaje de que los andaluces quieren cambio? La socialista se mostró convencida de que no es así porque ella no piensa ni contar los 12 diputados cosechados por Vox ni normalizar o blanquear a este partido, explicó. "Si suma a Vox, sí, pero si no cuenta a este partido, hay una mayoría de izquierdas en el Parlamento", sostuvo. Da igual que 400.000 andaluces hayan optado por esa formación y que tenga ya grupo parlamentario quiera o no el PSOE.

placeholder Rueda de prensa tras la ejecutiva. (EFE)
Rueda de prensa tras la ejecutiva. (EFE)

Si cuando perdió las primarias su reacción fue convocar el congreso regional para replegarse en Andalucía, ahora que ha perdido también el poder andaluz Susana Díaz sigue con estrategias a la defensiva. Morir matando. El PSOE tiene en su mano aceptar la oferta de Cs y dar paso a quienes fueron sus socios de investidura en 2015. Si el grupo socialista apoya a Juan Marín y Cs obtiene la abstención de otros grupos como Adelante Andalucía, se conjura ese peligro del que Díaz viene alertando y se cortaría el paso, como pide la socialista, a la "extrema derecha" de Vox. Pero claro, eso no, dice el PSOE. Susana Díaz quiere seguir liderando el frente constitucionalista como si los andaluces no hubieran pedido su salida de la Junta de Andalucía. Ellos, repiten una y otra vez, han ganado.

Susana Díaz: "Lo más normal es que el tercero apoye al primero"

En las filas del PSOE, que lleva toda la campaña llamando a no pensar en clave de las próximas elecciones generales sino en Andalucía, piensan ahora en el futuro del partido y de Pedro Sánchez. Insisten en que desde luego no van a dar vía libre a Cs para que gobierne Andalucía impulsando a Albert Rivera para que se haga con el centro político sin asumir costes. Quieren que Cs se retrate y que desvele si estaría dispuesto o no a gobernar y pactar con Vox. En eso están desde el primer momento. En buscar el desgaste de sus adversarios políticos sin mirarse hacia dentro.

Foto: El candidato a la Junta de Andalucía por Ciudadanos, Juan Marín (C), junto a Albert Rivera e Inés Arrimadas. (EFE)

El desalojo del PSOE del Gobierno, la irrupción de Vox, el hecho de que el peor PP de la historia en Andalucía pueda optar a tener despacho en San Telmo y el papel de Ciudadanos, que se postula para liderar el Ejecutivo autonómico, son tantos elementos que es normal que se necesite tiempo, calma y serenidad para analizar con perspectiva los resultados. Si no lo hacen todas las partes, Andalucía estará abocada a segundas elecciones. Quizás es mucho pedir que apenas sin horas de sueño Susana Díaz haga lo que viene prometiendo que iba a hacer y se eche a un lado para no bloquear el futuro Gobierno de Andalucía. Es complicado apelar a la generosidad de ningún partido en un escenario como este. "¿Pero nadie ha pensado que por el bien de Susana Díaz y el PSOE lo mejor es que se retire?", se preguntó en voz alta un exdirigente socialista que venía alertando de que algo pasaba en Andalucía. Ferraz avanzó también en esa línea.

Los socialistas se han aferrado al mensaje de que es necesario un pacto de todas las fuerzas constitucionalistas para formar Gobierno en Andalucía y poner "un cordón sanitario" que aísle a Vox. La realidad es que el partido de Santiago Abascal ya no está fuera del sistema. Les guste o no, tiene 12 diputados en el Parlamento andaluz. Ahora el único cordón sería impedir que entren en el Gobierno.

Foto: Santiago Abascal, esta mañana, en Sevilla (Reuters).

Nadie en el PSOE asume abstenerse o apoyar un Gobierno en Andalucía que no sea socialista. Todo lo contrario. Aunque los andaluces han dejado muy claro que quieren que los socialistas salgan del Gobierno y han respaldado el cambio en la Junta, hay enrocamiento en las filas de Susana Díaz. Repiten que han ganado las elecciones, que el PSOE ha sido la principal fuerza en siete provincias y 615 de los 778 municipios. ¿Por qué se han dejado 400.000 votos por el camino? ¿Por qué muchos votantes del PSOE se han quedado en casa y han optado por la abstención en una de las elecciones con menos participación que se recuerdan? ¿Qué pasa con el liderazgo de Susana Díaz, que encaja su segunda gran derrota tras el fracaso de las primarias?

Esas preguntas se ocultan y desde luego no se responden públicamente. "Hemos entendido el mensaje. Tomamos nota. Puede que no hayamos estado a la altura" y "nos consuela que los socialistas de corazón que se han quedado en casa nos están esperando y no se hayan ido a otro partido" es el mantra que repiten.

Susana Díaz compareció sin haber asumido que de su mano el PSOE ha perdido el Gobierno de Andalucía después de 36 años ininterrumpidos en el poder. "Tomamos nota", "hago autocrítica", "entiendo que hay muchos socialistas de corazón que se han quedado en su casa", pero más allá de eso, no habrá medidas ni asume errores. "El PSOE sigue siendo el partido de Andalucía". Descartó su dimisión y no contestó si se plantea la repetición de elecciones. Aunque en Ferraz abrieron esa puerta, Díaz prefirió ignorarlo. Sobre eso no contestó. Se limitó a advertir de que las andaluzas han sido las primeras elecciones del ciclo electoral y que todos deben tomar nota.

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