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Las empresas frenan los despidos por miedo a no poder cubrir las bajas en el futuro
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INDICADOR DE ACAPARAMIENTO

Las empresas frenan los despidos por miedo a no poder cubrir las bajas en el futuro

La falta de mano de obra se ha colado entre las preocupaciones empresariales. Esto explica que muchas hayan decidido frenar los despidos pese a la caída de la demanda para no quedarse sin personal

Foto: Las empresas frenan los despidos. (Pexels)
Las empresas frenan los despidos. (Pexels)
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La falta de mano de obra se ha colado entre las preocupaciones de muchas empresas europeas desde hace años. En particular, en sectores de alta estacionalidad –agricultura, hostelería o turismo– o demandantes de empleo cualificado. Algo que explica que en el tercer trimestre de 2023 (últimos datos publicados) el 2,9% de los puestos de trabajo en la eurozona estuvieran vacantes.

Lo singular, sin embargo, es que esa carencia ha coincidido en el tiempo con un periodo de estancamiento económico derivado de factores como la pandemia o la hiperinflación. Pese a ello, y precisamente por eso, aquí está la paradoja, las empresas han renunciado a despedir a una parte de sus trabajadores para ajustar oferta y demanda, como lo revela un nuevo indicador elaborado por los servicios técnicos de la Comisión Europea.

El nuevo indicador pone cifras a la parte del personal que se considera innecesario para satisfacer la demanda, pero que sigue en plantilla ante el temor de la empresa de que cuando remonte la actividad sus directivos no dispongan de mano de obra suficiente. O expresado de otra manera, las empresas tienden a acaparar personal aunque según sus previsiones en un futuro inmediato se producirá una disminución en su producción.

El instrumento de medición es una herramienta analítica que se denomina Indicador de Acaparamiento Laboral (LHI, por sus siglas en inglés), y que puede definirse como la parte del insumo de mano de obra que una empresa no utiliza totalmente por causas variadas. Por ejemplo, porque despedir a los trabajadores suele conllevar costes de indemnización o porque contratar nuevos empleados cuando remonte el vuelo económico es complicado en términos de búsqueda de personal o de necesidades de formación.

Los dos extremos

Lo que revela el indicador es que el acaparamiento de mano de obra ha estado en un nivel elevado durante los últimos dos años y, por lo tanto, constituye una fuente de vulnerabilidad del mercado laboral de la Unión Europea en el futuro, como señala un trabajo publicado en CEPR, una plataforma que publica investigaciones académicas en el ámbito de la economía. Ese acaparamiento de plantillas es especialmente relevante en Alemania, Francia y, en menor medida, los Países Bajos, donde más del 10% de las empresas están acaparando mano de obra sin que lo justifique su situación financiera o su nivel de actividad. Por el contrario, la cifra está por debajo del 10% en Italia, España y Polonia.

En España, en concreto, se situó en febrero en el 7,9%, después de haber alcanzado un máximo histórico del 30,1% en mayo de 2020, coincidiendo con la pandemia, cuando las empresas mantuvieron a buena parte de sus plantillas en el marco de los ERTE. Como sostienen los autores del estudio, desde una perspectiva de más largo plazo, los niveles estructuralmente más bajos de acaparamiento de mano de obra en Italia y España son coherentes con la existencia de una menor rigidez del mercado laboral medida por el porcentaje de empresas que reportan que su producción/actividad está limitada por una escasez de mano de obra.

La divergencia, sostienen los autores del artículo, está en consonancia con las diferentes tasas de crecimiento trimestral de los países en el tercer y cuarto trimestre del año pasado. Mientras que el PIB se mantuvo estable o disminuyó en Alemania, Francia y los Países Bajos, por el contrario, creció en Italia, España y, en particular, Polonia. Es decir, pese a que la economía se estancó en los países centrales del euro, las tasas de desempleo se mantuvieron en niveles históricamente reducidos por el temor a no encontrar en el futuro el personal que necesitan. Esta sería una razón, de hecho, de la resistencia del empleo al empeoramiento de la situación económica, lo que ha dado margen al Banco Central Europeo a subir en vertical los tipos de interés sin afectar de forma intensa la actividad económica.

La relevancia del nuevo indicador es significativa, porque de forma automática el fenómeno del acaparamiento de mano de obra conduce a una reducción de la productividad por trabajador durante el periodo en que la actividad de la empresa es menor, y, por lo tanto, a un incremento del coste laboral unitario (relación entre el salario y la productividad).

Desempleo estructural

Esto afecta, lógicamente, a la medición de la NAWRU, el instrumento más preciso que se utiliza en el análisis económico para identificar si el nivel de empleo afecta a la evolución de la inflación. La NAWRU, como se sabe, es una medida de desempleo estructural, y sirve a los gobernantes para diseñar sus políticas económicas, por ejemplo, para estimar el crecimiento potencial, que es un dato no observado. La Comisión Europea llegó a calcular en 2017 (última estimación oficial) que el paro estructural de España se situaba en torno al 17%, aunque las reformas posteriores del mercado de trabajo lo habrían rebajado de forma relevante.

Esto es lo que ha sucedido en la actual fase: pleno empleo con tipos de interés reales positivos

Como ha expresado la propia Comisión Europea en un documento en el que explicó el nacimiento del indicador de acaparamiento, las empresas que acumulan mano de obra pueden aumentar su producción en las fases de recuperación económica sin tener que contratar nuevo personal, algo que puede ayudar a contener las presiones salariales y, por lo tanto, la inflación. Esto hace que se haya convertido en un indicador muy útil para el BCE a la hora de elaborar su estrategia de tipos de interés. De hecho, esto es lo que ha sucedido en la actual fase del ciclo: pleno empleo con tipos de interés reales positivos.

La cifra de acaparamiento no es observable, por lo que para calcularla el instrumento más sofisticado es la productividad del trabajo por persona ocupada, es decir, la producción per cápita, y el promedio de horas trabajadas por trabajador. La desventaja de ambos instrumentos es que no son indicadores puramente cíclicos, ya que el primero también incorpora los cambios en el stock de capital y su utilización, además de la tasa de progreso tecnológico y la composición de habilidades de la fuerza laboral. Igualmente, las horas trabajadas por trabajador siguen una tendencia estructural a la baja que refleja, entre otras cosas, una proporción creciente del trabajo a tiempo parcial.

La falta de mano de obra se ha colado entre las preocupaciones de muchas empresas europeas desde hace años. En particular, en sectores de alta estacionalidad –agricultura, hostelería o turismo– o demandantes de empleo cualificado. Algo que explica que en el tercer trimestre de 2023 (últimos datos publicados) el 2,9% de los puestos de trabajo en la eurozona estuvieran vacantes.

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