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La inflación eleva la pobreza severa hasta empeorar los datos de la crisis financiera
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Alcanza el 9% por primera vez

La inflación eleva la pobreza severa hasta empeorar los datos de la crisis financiera

La creación de empleo permite reducir la tasa de riesgo de pobreza, pero quienes se quedan abajo están en una situación límite. Mantener la vivienda caliente o comprar carne y pescado es un imposible

Foto: Imagen de la Gran Recogida de Alimentos del Banco de Alimentos de Madrid. (EFE)
Imagen de la Gran Recogida de Alimentos del Banco de Alimentos de Madrid. (EFE)

La recuperación económica va por barrios. Aquellos que han conseguido encontrar un empleo han salido de la pobreza, como ocurre siempre que aumenta la ocupación. Sin embargo, los que no trabajan viven en una situación límite por la escalada de los precios. La Encuesta de Condiciones de Vida que ha publicado este lunes el INE muestra esta doble cara de la pobreza en España en esta fase de la recuperación. Por ejemplo, la escalada de los precios de la energía provocó que el 21% de la población no pudiera mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante el año 2023. Nunca antes se había registrado un dato tan negativo de pobreza energética, que es el doble que durante la crisis financiera. En el caso de los jóvenes, el dato es más dramático, ya que supera el 23%. Casi una de cada cuatro personas de 16 a 29 años pasa frío en sus casas durante el invierno y calor en verano.

Los alimentos frescos también se han convertido en un problema para las clases populares. En total, casi un 7% de la población no puede permitirse comer carne o pescado al menos una vez cada dos días. Esta carencia es casi el triple de la que había durante la crisis financiera. Casi el 14% ha tenido retrasos en el pago de sus recibos, ya sean gastos de la vivienda (incluyendo la hipoteca) o préstamos al consumo, una cifra que tampoco llegó a alcanzarse en los peores momentos de la crisis financiera. El encarecimiento de la comida ha provocado una situación tan extraña de que hay ya más población que no puede permitirse comer carne o pescado habitualmente que tener un ordenador personal.

La crisis inflacionista ha provocado que cada vez haya más hogares que viven totalmente al día. En total, el 37% de la población no puede permitirse afrontar gastos imprevistos, el peor dato desde 2016. En los peores momentos de la crisis financiera, llegó a superar el 42%, pero, antes de la pandemia, había caído por debajo del 34%.

En total, el INE sondea la situación de los hogares en torno a nueve indicadores básicos que revelan los problemas de carencia material. Aquellos que suman cuatro de los nueve indicadores se consideran en nivel de pobreza severa y este porcentaje subió en 2023 al máximo histórico. En total, la población con una carencia material severa alcanzó el 9% de la población, casi dos puntos más que en los peores momentos de la crisis financiera.

Sin embargo, hay algunos conceptos que sí han mejorado. Por ejemplo, el 33% de la población no puede irse de vacaciones una semana al año, una cifra alarmante, pero que es la más baja de la serie de la encuesta, que comenzó en 2004. Además, el 30% de la población no puede cambiar sus muebles viejos o estropeados, un porcentaje que, si bien ha empeorado respecto a los dos años anteriores, es 15 puntos menos que en el peor momento de la crisis financiera.

Estos datos corroboran que los esfuerzos para crear una red de seguridad frente a la pobreza no están dando el resultado esperado. El Gobierno puso en marcha el ingreso mínimo vital para combatir contra esta carencia material severa, pero los problemas de despliegue de esta ayuda pública provocan que todavía haya muchas familias que no reciben una prestación pública. Además, la escalada de los precios ha obligado a estos hogares a cambiar sus hábitos de consumo para intentar ahorrar. Una de las opciones elegidas ha sido reducir el consumo de carne o pescado, o desistir de mantener sus viviendas a una temperatura adecuada.

La creación de empleo

El crecimiento de la pobreza severa ha sido compatible con una reducción de la población en riesgo de pobreza. La creación de empleo es siempre la mejor política contra la pobreza, el problema es que en España las tasas de paro todavía son muy elevadas. La renta media por persona aumentó un 7,2% en 2022, hasta los 24.100 euros (medida por unidad de consumo con alquiler imputado).

El mayor aumento lo disfrutaron los jubilados, cuya renta aumentó casi un 9%, hasta superar los 26.700 euros. Por el contrario, la renta que menos creció fue la de los ocupados, con un aumento del 6,4%. Aunque la renta media de los ocupados apenas creciese, sí aumentó su número por la creación de empleo, lo que permitió la reducción de los niveles de pobreza del total de la población.

El resultado es que la tasa de riesgo de pobreza se redujo en 2022 al 17,4% de la población, el dato más bajo desde 2008. Sin embargo, existen grandes diferencias por grupos de edad. Los niveles de pobreza de los hogares con menores de edad siguen siendo muy elevados, de casi el 29%, muy cerca de los peores datos históricos. Por el contrario, la población mayor de 65 años en riesgo de pobreza es casi tres veces menos, el 10%. Estos datos siguen constatando que el sistema de protección social en España sigue muy volcado en proteger a los mayores, mientras deja desasistida a la infancia.

En 2022 se produjo una importante reducción de la pobreza laboral tras el salto experimentado durante la pandemia. En los meses del confinamiento, muchos trabajadores se vieron afectados por ERTE o por despidos, quedando en una situación muy complicada. En 2022, esta situación ya se normalizó, con un descenso de la pobreza laboral hasta el 11,9% de los ocupados. Este dato es casi idéntico al que había antes de la pandemia, que fue del 12%. Esto es, apenas se ha producido mejora alguna en la reducción de la pobreza laboral tras la aprobación de las subidas del salario mínimo profesional (SMI) y la reforma laboral. En definitiva, estos datos preliminares parecen indicar que toda la mejora en la pobreza se debe a la creación de empleo y no a la mejora de la calidad de las condiciones laborales.

La recuperación económica va por barrios. Aquellos que han conseguido encontrar un empleo han salido de la pobreza, como ocurre siempre que aumenta la ocupación. Sin embargo, los que no trabajan viven en una situación límite por la escalada de los precios. La Encuesta de Condiciones de Vida que ha publicado este lunes el INE muestra esta doble cara de la pobreza en España en esta fase de la recuperación. Por ejemplo, la escalada de los precios de la energía provocó que el 21% de la población no pudiera mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante el año 2023. Nunca antes se había registrado un dato tan negativo de pobreza energética, que es el doble que durante la crisis financiera. En el caso de los jóvenes, el dato es más dramático, ya que supera el 23%. Casi una de cada cuatro personas de 16 a 29 años pasa frío en sus casas durante el invierno y calor en verano.

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