Los márgenes de beneficio marcan máximos aupados por la hostelería y la industria

¿Ha notado la subida del precio del café de media mañana? ¿Y del menú del día? ¿Y de la habitación de hotel? La respuesta que estará pensando es un rotundo "sí, evidentemente". Los precios en la hostelería han subido a todos los niveles. La carta de los restaurantes ha subido, de media, un 6,3% en el último año; la comida rápida, un 8% y los hoteles, algo más de un 11%. Si se amplía la comparativa al año 2019, las subidas acumuladas son del 15%, 20% y 27% respectivamente. ¿Dónde se está yendo todo este dinero?

La estadística de márgenes empresariales de la Agencia Tributaria permite obtener una primera respuesta: una parte de ese dinero se ha ido a pagar mayores costes y salarios, pero una parte muy significativa se ha convertido en beneficios empresariales. La hostelería lideró el crecimiento del beneficio de las empresas (antes de inversión, intereses e impuestos) en España en 2024 hasta marcar un nuevo máximo desde el inicio de la serie, en el año 2009.

En concreto, el margen de beneficio que obtuvieron las empresas no financieras en España fue del 12,8% sobre su facturación, casi medio punto más que en 2022 y 1,8 puntos porcentuales más que en 2019. Se constata que las empresas han aprovechado la crisis inflacionista para conseguir un importante aumento de su participación en el valor añadido. Eso sí, existe una gran heterogeneidad entre sectores, y dentro de estos, en cada empresa particular, ya que hay algunas que arrastran problemas de rentabilidad permanentes.

En líneas generales, las empresas han soportado un fuerte incremento de los costes de producción, tanto de insumos como de salarios. Por ejemplo, el gasto en compras intermedias ha aumentado un 26% desde el año 2019 y los gastos salariales, un 22%. Sin embargo, la mayor parte de las empresas ha trasladado íntegramente los costes de producción a sus clientes, por lo que han conseguido retener los márgenes de beneficio, e incluso aumentarlos. En total, los ingresos por ventas han aumentado un 28% en este periodo. El resultado ha sido un crecimiento de los beneficios de casi el 49% acumulado desde 2019 hasta 2023. Una subida muy superior a la inflación y al resto de costes.

En el último año, los beneficios empresariales aumentaron un 6,4% a pesar de que su facturación apenas creció un 2,4%. El motivo es que el coste de los insumos se congeló, gracias a la caída del precio de la energía y de muchas materias primas. De esta forma, las empresas tuvieron recursos para soportar el crecimiento de los costes salariales (un 12%) y, aun así, lograron aumentar sus beneficios y sus márgenes.

La Agencia Tributaria elabora esta estadística a partir de las declaraciones del IVA y las retenciones del IRPF. Con esta información se obtienen los datos de la facturación de las empresas y sus costes de producción, lo que permite calcular el beneficio bruto antes de inversiones, intereses e impuestos. Es importante señalar que esta estadística no incluye a los trabajadores autónomos.

Las empresas han exprimido la crisis inflacionista para elevar sus beneficios. En un primer momento, se limitaron a trasladar a sus clientes el aumento de los costes de producción, en lo que es una inflación de oferta de manual. Sin embargo, en una segunda fase las empresas elevaron sus precios por encima de sus costes, aprovechando el crecimiento del consumo. Se produjo, por tanto, cierta inflación de demanda que ha sido especialmente visible en la hostelería. Y no sólo se debe al precio de los hoteles por los turistas internacionales, también al precio de los bares y restaurantes en una buena parte del territorio impulsado por el aumento del consumo de los residentes, que vuelven a salir después de la pandemia.

Los márgenes de beneficio de las empresas de alojamiento y restauración se ha disparado hasta el 19%, desde el 13,5% que tenían antes de la pandemia, un crecimiento de más de cinco puntos porcentuales. El resultado es que el 40% del aumento de la facturación de las empresas de hostelería se ha convertido en beneficios. Y, aun así, la demanda sigue siendo muy fuerte, lo que no anticipa que los precios vayan a reducirse. Una vez más, se trata de datos agregados, porque en torno al 20% de las empresas del sector cerraron el año con pérdidas, algo que es habitual en la hostelería.

Industria e inmobiliario

En 2023 se produjo una caída de los costes de producción por la energía, las materias primas y los bienes industriales. Por ejemplo, el precio de la electricidad en 2023 se redujo un 37% respecto a 2022 y se situó un 1% por debajo de los niveles previos a la pandemia. El gasóleo y la gasolina cayeron un 6% y un 1% respectivamente, aunque el precio fue un 23% superior al de 2019.

Este ahorro de costes permitió a la industria elevar intensamente sus beneficios sin apenas subir sus precios, o incluso bajándolos levemente. En concreto, sus márgenes subieron al 11,7% desde el 8% del año anterior. Aun así, todavía se sitúan por debajo de los niveles previos a la pandemia, cuando alcanzaban el 12,3%.

Los datos son muy similares si se elimina el sector del refino de petróleo, cuyos beneficios han oscilado en función del precio del crudo. En concreto, la industria manufacturera sin refino obtuvo en 2023 un margen de beneficio bruto del 11,1%, casi tres puntos más que en 2022, pero un nivel idéntico al de antes de la pandemia.

Otro de los sectores cuyo beneficio se ha disparado es el de las actividades inmobiliarias (no incluye la construcción, sino la comercialización y gestión de inmuebles). La subida generalizada de precios ha provocado que las comisiones que se llevan estas empresas sean cada vez más jugosas. Su margen de beneficios en 2023 alcanzó la cifra histórica del 32%, cinco puntos más que antes de la pandemia.

Hay otros sectores que no consiguen recuperar los beneficios que tuvieron históricamente. Es el caso de algunos servicios de alta cualificación que están venidos a menos, como son las actividades de arquitectura o los medios de comunicación. El margen de beneficio en estos dos sectores es 9 y 4 puntos porcentuales inferior a los del año 2019, respectivamente. Tampoco el transporte y la logística consiguen salir de su larga crisis de precios por la subida acumulada del precio de los carburantes. En definitiva, las buenas noticias no son generalizadas, sino que van por barrios.