La inflación repunta al 3,4% por el fin de las medidas y los alimentos frenan su corrección

El índice de precios de consumo (IPC) repuntó en enero hasta el 3,4% interanual, tres décimas más que en diciembre, según el dato revisado que ha publicado este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE). La inflación escala por primera vez desde septiembre, en un escenario marcado por la supresión, total o progresiva, de algunas de las medidas para hacer frente a la crisis de precios, así como por el conflicto del mar Rojo, que ha alterado las rutas marítimas debido a los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen a los barcos de bandera occidental. Sin embargo, el indicador subyacente, que refleja hasta qué punto la espiral impregna el conjunto de la economía, se moderó dos décimas, hasta el 3,6%. Los alimentos siguen preocupando y frenan su corrección de los últimos meses.

Por si había alguna duda cuando se conoció el dato adelantado, hace dos semanas, la confirmación de este jueves corrobora que el repunte inflacionista se debe a un hecho aislado. Se trata de un paréntesis nacional —muy condicionado por el nuevo paquete anticrisis de principios de año— en el proceso de desinflación que vive la economía europea, tras el fin de la espiral energética y en un escenario de crecimiento cero en la eurozona, como corroboró Eurostat este miércoles, que hace pensar en una pronta bajada de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE).

De ahí el mérito de España, que sí es capaz de crecer y seguir reduciendo la inflación subyacente, la que más preocupa a los bancos centrales, al mismo tiempo: en enero registró su mejor lectura interanual desde marzo de 2022, al inicio de la guerra en Ucrania. De hecho, si se cogen los datos mensuales, se puede comprobar cómo el indicador, que no incluye los elementos más volátiles —como la energía o los propios alimentos—, ha bajado en los últimos 30 días un 0,4%, frente a la subida de una décima del índice general.

La energía suma inflación

Energía y alimentos son, precisamente, los responsables del repunte de los precios, tanto si se compara con la situación de hace un mes como con la de hace un año. En el primer caso, la electricidad se ha disparado un 9,4%, después que el IVA pasase del 5% de diciembre al 10% actual, y el impuesto especial del 0,5% al 2,5%, mientras que el gas, que ha sufrido la misma alza del IVA, es un 8% más caro que antes de tomarnos las uvas. Cuatro décimas de la inflación mensual se deben a la vivienda, de la que forman parte ambos suministros. En otras palabras: si el paquete de medidas del Gobierno se hubiese mantenido, los precios habrían bajado en enero.

En el segundo caso, la electricidad es casi un 10% más cara que hace un año, mientras el gas se ha desplomado un 20%, gracias a la relajación de las cotizaciones en los mercados internacionales. La luz, que se había abaratado un 40% en enero de 2023, es, de hecho, la principal responsable de la subida interanual de la inflación: si no se tuviese en cuenta, el IPC habría bajado, como lo ha hecho el subyacente. En contraste, los combustibles se abarataron más que hace un año, debido a la caída del precio del petróleo, que ya se ha revertido durante las últimas semanas. Esto es especialmente relevante en el caso del gasóleo, que se desplomó un 7,5% respecto a hace 12 meses.

Los alimentos, en cambio, no pudieron continuar la racha de moderación de los últimos meses, y el dato interanual repuntó hasta el 7,4%, frente al 7,3% de diciembre. Solo en los últimos 30 días, se encarecieron un 0,5%, debido, principalmente, a la subida de los precios del pescado y marisco, legumbres y hortalizas y aceites y grasas. Una décima de la inflación mensual viene de ahí, lo que, junto a la energía, completa la brecha de medio punto entre el dato general (0,1%) y el subyacente (-0,4%).