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El IPC sube por el fin de las ayudas y la crisis del mar Rojo (3,4%), pero la subyacente afloja
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DATO ADELANTADO DE ENERO

El IPC sube por el fin de las ayudas y la crisis del mar Rojo (3,4%), pero la subyacente afloja

El índice general remonta tres décimas, pero el subyacente, que mide el contagio de la crisis de precios en el conjunto de la economía, se modera dos, hasta el 3,6%

Foto: Un mercado de frutas. (EFE/Carlos Ortega)
Un mercado de frutas. (EFE/Carlos Ortega)

El proceso de desinflación que está viviendo la economía española es sólido. Tanto que resiste a la mayor prueba de fuego a la que se ha enfrentado en los últimos meses: el cambio de año, marcado por el fin de algunas de las ayudas del Gobierno para combatir el alza de precios y la crisis en el mar Rojo por el ataque de los rebeldes hutíes de Yemen a los barcos de bandera occidental. De momento, ambos hechos han tenido un impacto limitado en la evolución de la inflación, cuyo indicador general subió tres décimas en enero, hasta el 3,4%. Sin embargo, el subyacente, que indica hasta qué punto la crisis de precios permea el tuétano de la economía, sigue su camino de moderación, y se dejó dos décimas, hasta el 3,6%.

Los datos adelantados este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes al mes de enero, suponen la primera subida del índice de precios de consumo (IPC) desde septiembre, y su mayor nivel desde octubre. Sin embargo, la inflación subyacente está en mínimos de marzo de 2022, justo en el inicio de la guerra Ucrania.

Las cifras no son preocupantes, ya que los factores que las motivan son principalmente coyunturales. Por un lado, el incremento del precio de los fletes de los barcos que atraviesan el mar Rojo, debido al cambio de ruta que muchos han emprendido para sortear los ataques, y que obliga a extender la navegación hasta 12 días. Por el otro, el inicio de la recuperación de los tipos habituales de varios impuestos energéticos, entre ellos el IVA de la luz y el gas, que irán regresando progresivamente a la normalidad en los próximos meses, una vez dejado atrás lo peor de la crisis energética.

En ese escenario, en el que han coincidido ambos hechos con el cambio de año, el IPC mensual solo ha subido un 0,1%, su primera alza desde octubre. En otras palabras: la vida es una décima más cara que antes de comernos las uvas, cuando el IVA de la electricidad y el gas estaban en el 5%, en lugar del 10% actual, y el impuesto especial de la electricidad en el 0,5%, frente al 2,5% de enero.

A la espera del dato de mediados de mes, cuando se conocerán más detalles sobre las causas del aumento de los precios, no es de extrañar la primera explicación que esboza el INE en su nota de prensa: "Esta evolución [del IPC interanual] se debe principalmente al aumento de los precios de la electricidad, en comparación con la disminución de enero de 2023". En sentido contrario, operarían los combustibles, que siguen abaratándose, frente a las subidas que registraban hace un año.

Tendencia desinflacionista

Estas pequeñas variaciones ocultan un dato más secundario, pero que es el que mejor explica la tendencia desinflacionista que está experimentando la economía española. A diferencia del indicador general, muy condicionado por los factores coyunturales, el subyacente, que excluye los elementos más volátiles —como la propia energía—, es el que más tendrán en cuenta los bancos centrales para decidir el inicio del repliegue de los tipos de interés. Y lo cierto es que cada vez deja mejores noticias.

Podría alegarse que la bajada de dos décimas de la lectura interanual está provocada por el llamado efecto base, un sesgo estadístico que favorece repliegues si hace 12 meses había alzas. Sin embargo, el dato mensual no deja lugar a dudas: la inflación subyacente cayó cuatro décimas en solo 31 días. Teniendo en cuenta que el IPC general solo subió una, blanco y en botella: si no fuera por la energía, es decir, por el incremento de los impuestos energéticos, los precios no estarían aumentando. Mientras la crisis del mar Rojo no escale o se cronifique, no hay razones para preocuparse. Por eso, el Gobierno ha empezado a retirar algunas medidas antiinflacionistas, y por eso la inflación ha subido coyunturalmente en enero.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha recordado que otras rebajas fiscales, como la del IVA de los alimentos, sí continúan: "La moderación de la inflación está siendo compatible con el manteamiento de las medidas de apoyo a los hogares y empresas más afectados por las subidas de los precios". El Ejecutivo se ha cuidado mucho en no eliminarlas todas de golpe, ante un escenario internacional muy volátil que todavía podría deparar sorpresas en los próximos meses.

El proceso de desinflación que está viviendo la economía española es sólido. Tanto que resiste a la mayor prueba de fuego a la que se ha enfrentado en los últimos meses: el cambio de año, marcado por el fin de algunas de las ayudas del Gobierno para combatir el alza de precios y la crisis en el mar Rojo por el ataque de los rebeldes hutíes de Yemen a los barcos de bandera occidental. De momento, ambos hechos han tenido un impacto limitado en la evolución de la inflación, cuyo indicador general subió tres décimas en enero, hasta el 3,4%. Sin embargo, el subyacente, que indica hasta qué punto la crisis de precios permea el tuétano de la economía, sigue su camino de moderación, y se dejó dos décimas, hasta el 3,6%.

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