Las pensiones encaran el primer aumento del déficit desde 2016 pese a la transferencia récord del Estado

El Sistema de la Seguridad Social va camino de sufrir el primer aumento del déficit desde el año 2016. Solo una ampliación del crédito presupuestario del Estado podría evitar lo que hasta el mes de noviembre era la tendencia anual, como han puesto en evidencia los últimos datos de ejecución presupuestaria publicados por la IGAE. Se trata del último mes antes del cierre del ejercicio, que no se conocerá hasta el mes de marzo.

La reducción del déficit del Sistema de la Seguridad Social (que excluye al Fogasa y al SEPE, cuyos gastos son muy volátiles en función del ciclo económico) venía siendo una constante en los últimos seis años gracias a las transferencias crecientes del Estado a la Seguridad Social. Sin embargo, la tendencia cambió en 2023 debido al gran shock de gasto que tuvo que asumir el Sistema como consecuencia de la revalorización de las pensiones con el IPC. El incremento del gasto ha sido de tal magnitud que un aumento de los ingresos de unos 17.300 millones de euros no serán suficientes para compensarlo.

En concreto, el saldo presupuestario hasta el mes de noviembre del Sistema arrojaba un superávit de 3.400 millones de euros, un 22,5% menos que en el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, este superávit se convertirá en déficit cuando se publiquen los datos de cierre de año, ya que la Seguridad Social tiene que abonar dos pagas en el último mes del año: la nómina normal de diciembre y la extra.

Por ejemplo, en el año 2022 el Sistema acumulaba un superávit de casi 4.100 millones de euros hasta noviembre, pero en diciembre se convirtieron en un déficit de 8.100 millones. Es difícil pensar que 2023 haya sido diferente, sobre todo porque a lo largo del año se ha acumulado un déficit creciente. Además, no quedaban créditos presupuestarios para nuevas transferencias del Estado a la Seguridad Social. A fecha de noviembre, el Estado ya había transferido a la Seguridad Social 38.754 millones de euros, el 99,96% de todo el montante incorporado a los PGE.

Hasta el mes de noviembre los gastos del Sistema de la Seguridad Social se habían disparado un 10,5% respecto al mismo periodo del año anterior. Y eso a pesar de que el final de las prestaciones relacionadas con el covid generó un ahorro de unos 1.500 millones de euros en 2023. Si se mantiene este ritmo de crecimiento en el cierre del año, el Sistema habrá disparado su gasto en casi 20.000 millones de euros. Esta cifra incluye las pensiones contributivas y no contributivas, las bajas por incapacidad temporal, las prestaciones familiares y el Ingreso Mínimo Vital.

Este ritmo de los ingresos es difícil de compensar con el incremento de los ingresos, y eso a pesar de que la Seguridad Social se encuentra en un momento excepcional de crecimiento de sus recursos por la suma de tres factores que en pocas ocasiones han funcionado en paralelo: las transferencias del Estado, la subida de los tipos y las bases de cotización y la creación de empleo con subidas salariales. Según los datos de la IGAE, los ingresos aumentaron un 9,7% hasta noviembre, lo que a final de año supondrá unos 17.000 millones de euros adicionales.

Lo que muestran estos datos es que la indexación de las pensiones al IPC complica la reducción del déficit de las pensiones

La Seguridad Social se lleva cada año un montante mayor de los presupuestos del Estado. En 2023, la transferencia del Estado para cubrir el déficit de la Seguridad Social marcó un nuevo récord histórico tras aumentar un 7%, hasta los 38.800 millones de euros. Esta transferencia forma parte de la culminación del traspaso al Estado de los que el Pacto de Toledo denominó "gastos impropios" de la Seguridad Social. El objetivo no era otro que trasladar el déficit de la Seguridad Social al Estado para lanzar un mensaje de solvencia de las pensiones. Por su parte, los ingresos por cotizaciones sociales aumentaron a ritmos del 10,1%.

El Gobierno se comprometió en 2018 a eliminar íntegramente el déficit de la Seguridad Social con la asunción, por parte del Estado, de los "gastos impropios" hacia el año 2022 o 2023. Pero esta esperanza ya se ha desvanecido, porque una vez completada la separación de fuentes, el equilibrio presupuestario está lejos.

TE PUEDE INTERESAR

El Gobierno negocia unos presupuestos sin apenas margen para conceder más gasto público

Javier Jorrín

Lo que muestran estos datos es que la indexación de las pensiones al IPC complica la reducción del déficit de las pensiones. En una coyuntura de tanto crecimiento de los ingresos está siendo imposible acercar la estabilidad presupuestaria. En 2024 las pensiones vuelven a experimentar una revalorización importante, del 3,8%, por lo que estira la presión de gasto sobre el Sistema.

La subida de los salarios es la gran esperanza del aumento de la recaudación con cotizaciones a lo largo del año. Sin embargo, sin unos nuevos presupuestos generales del Estado, la transferencia de compensación del déficit no aumentará por primera vez desde 2019, lo que dificultará el control del saldo negativo de la Seguridad Social.