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Ocho claves para intentar cerrar las nuevas reglas fiscales de la UE tras una noche maratoniana
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Retoman contactos este viernes

Ocho claves para intentar cerrar las nuevas reglas fiscales de la UE tras una noche maratoniana

Los ministros de Finanzas de los Veintisiete mantuvieron una cena sin hora prevista de finalización con el objetivo acercar mucho el acuerdo para la reforma de las reglas fiscales

Foto: Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno. (EP/Alberto Ortega)
Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno. (EP/Alberto Ortega)

Este jueves, los ministros de Finanzas de los Veintisiete mantuvieron una cena de trabajo, que finalizó de madrugada sin acuerdo a pesar de haber conseguido "avances". La comida fue tan secundaria que fueron todo platos fríos. El verdadero menú ha sido la reforma de las reglas fiscales de la Unión Europea, uno de los principales dosieres de la presidencia española del Consejo de la UE. Fue un encuentro difícil porque todavía existen diferencias sustanciales en algunos puntos, pero fuentes diplomáticas explicaban que los españoles, "a todos los niveles", desde los técnicos hasta Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, apostaban por un acuerdo que finalmente no ha llegado. Paolo Gentiloni, comisario de Economía, ha cifrado en un 51% la probabilidad de un acuerdo. Los ministros retoman este viernes sus contactos, aunque sin visos de lograr todavía un pacto.

"Todos (los interlocutores españoles) están hablando solamente del plan A. Que habrá un acuerdo, están totalmente comprometidos a ello. Nosotros, como tantos otros países, queremos que haya un acuerdo, pero solamente cuando haya un equilibrio en todo el paquete", explican fuentes diplomáticas de uno de los países que todavía tienen reservas sobre algunos puntos. El tiempo comienza a agotarse. Fuentes europeas consideran que los colegisladores (es decir, la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo) tienen solamente hasta marzo para ponerse de acuerdo y que la Eurocámara pueda ratificar la nueva gobernanza económica antes del receso previo a las elecciones europeas de 2024. Pero para poder comenzar esas negociaciones entre colegisladores, los llamados trílogos, hace falta que los Estados miembros se pongan de acuerdo sobre una visión común de la reforma y acuerden un texto legislativo.

La presidencia española lleva meses intentando acercar posiciones entre el bloque de los más ortodoxos, los que consideran que hay que preservar una disciplina fiscal estricta, y los más flexibles, que buscan una nueva gobernanza más ágil y menos encorsetada que permita espacio para las inversiones. Pero lo que han tenido que hacer los equipos de Calviño ha sido, fundamentalmente, intentar convencer a Alemania y a su ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, que se está mostrando muy rígido en las exigencias con las que ya intentó presionar a la Comisión Europea antes de que esta hiciera pública su propuesta, por lo que el sector de los más flexibles consideran que el texto se está decantando demasiado hacia Berlín.

Los ministros de los Veintisiete tuvieron delante de ellos esta noche un documento con ocho grandes puntos pendientes de la reforma de las reglas fiscales que han sido recogidos en un documento de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea y al que ha tenido acceso El Confidencial. Se trata de un delicado equilibrio entre los intereses de aquellos países que exigen unas reglas creíbles para lograr la consolidación fiscal y aquellos países que piden que las nuevas normas dejen espacio para inversiones clave en materia como la transición tecnológica, ecológica y también en materia de soberanía y defensa.

Foto: La vicepresidenta de España, Nadia Calviño, realiza declaraciones desde Bruselas. (EFE/Pablo Garrigós)

La lógica de la nueva reforma fiscal es que la Comisión Europea establecerá una trayectoria técnica del gasto neto primario (que excluye gastos cíclicos como desempleo o intereses, y que se definirá, entre otras cosas, a raíz de un análisis de sostenibilidad de la deuda) y que los Estados miembros tendrán que trazar planes de ajuste a cuatro años, extensibles a siete en caso de que justifiquen que están haciendo reformas e inversiones, que serán negociados con los técnicos comunitarios, dando así a las capitales más control a la hora de diseñar cómo lograr la consolidación fiscal. Todo ello manteniendo los dos pilares fundamentales de la gobernanza económica de la UE, que son los objetivos de un déficit inferior al 3% y de un ratio de deuda pública inferior al 60% del PIB. El objetivo inicial de los técnicos comunitarios era que las futuras reglas fiscales fueran más o menos eso. Sencillas, fáciles de entender y rápidas de aplicar.

Brazo preventivo

Sobre esa base hay ocho puntos abiertos, tres referidos al brazo preventivo del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (el nombre oficial de las reglas fiscales de la UE), es decir, el conjunto de reglas aplicables a los Estados miembros que se encuentran por debajo del 3% del déficit y del 60% de deuda, y cinco referidos al brazo correctivo, aplicables a los que no cumplen dichos criterios. El primero tiene que ver con la transparencia de esas trayectorias técnicas que hará la Comisión y se incluye una obligación para que cuando un Estado miembro apueste por una trayectoria de aumento del gasto neto primario que difiera de la senda técnica establecida por la Comisión Europea tenga que proporcionar "argumentos económicos sólidos y verificables" y que explique la diferencia.

El segundo y tercer punto abierto tiene que ver con una de las garantías que se ha tenido que ofrecer a Alemania. Ya en la última reunión de ministros de Finanzas se le ofreció a Berlín una salvaguarda en materia de déficit, con el compromiso no solamente de que aquellos países en el brazo correctivo (es decir, por encima del 3% del déficit) tengan que reducir su gasto neto primario un 0,5%, sino además se le ofreció también que aquellos países en el brazo preventivo (por debajo del 3%) también tuvieran que seguir recortando el déficit hasta que el desequilibrio sea solamente del 1,5%, para crear el suficiente colchón fiscal. Además, ahora aparece una salvaguarda de deuda. Aquellos países que tengan una deuda superior al 90% del PIB tendrán que recortar su nivel de deuda en un 1% de media anual durante el plan, y aquellos que lo tengan por encima del 60%, pero por debajo del 90%, tendrán que hacerlo un 0,5%.

Respecto a las salvaguardias en materia de déficit, fuentes diplomáticas francesas muestran, en todo caso, algunas reservas. Piden que si se están haciendo reformas e inversiones se pueda justificar que el recorte anual sea menor, por ejemplo del 0,3% o del 0,4%. Las fuentes de Bercy, el ministerio de Finanzas francés, señalan que han "respondido" a las peticiones alemanas en tres campos fundamentales como son los diseños de los procedimientos de déficit excesivo, el recorte de deuda anual, y también la salvaguardia del déficit para crear un colchón fiscal. "Creo que Francia ha hecho todos los pasos necesarios hacia Alemania para llegar a un compromiso", ha asegurado este miércoles una fuente, que habla de que mantener el espacio para seguir alentando a las inversiones de los Estados miembros "cualquiera que sea su situación financiera" es una "línea roja absoluta de la posición francesa". Es decir, piden que en ese recorte del déficit se permita que el ajuste anual sea algo más flexible.

El cuarto punto hace referencia a que las inversiones del Mecanismo de Reforma y Resiliencia (MRR), el conocido como Fondo de Recuperación, deben tenerse en cuenta como válidas a la hora de justificar una extensión del periodo de ajuste de 4 años a 7 años. Esta medida cuenta con la oposición de algunos Estados miembros, como Países Bajos.

Brazo correctivo

El quinto punto que está abierto tiene que ver con un control de desvíos por parte de la Comisión Europea, tanto desvíos anuales respecto a la senda acordada como desvíos acumulados. Los números todavía no se han fijado y el texto aparece entre corchetes, es decir, que está sujeto a negociación, pero fundamentalmente consiste en que si un Estado miembro que se encuentra por encima del 3% del déficit y del 60% de la deuda se desvía un año de su senda más de una determinada cifra (la parte baja de la horquilla en el documento es un 0,25%) la Comisión le abriría un expediente, y exactamente igual en caso de que se acumule un desvío a lo largo de los años (la parte baja de la horquilla en este caso es del 0,5% del PIB).

El sexto punto es otro de los complejos. En este caso tiene que ver con una de las salvaguardias ofrecidas a Alemania en materia de déficit que establece que habrá un ajuste del 0,5% del gasto neto primario en caso de un procedimiento de déficit excesivo. Se discute si este ajuste debería ser en términos estructurales, que incluye los intereses de la deuda, o estructurales primarios, que los excluye. La presidencia considera que en términos estructurales provocaría un ajuste muy brusco, especialmente en los primeros años teniendo en cuenta el entorno de altos tipos de interés actuales, y que, sin embargo, un 0,5% en términos estructurales primarios permitiría un ajuste más suave.

Foto: Reunión del Ecofin en Santiago de Compostela, el pasado mes de septiembre. (EFE / Lavandeira Jr.)

El séptimo punto aborda los factores que se deben tener en cuenta a la hora de abrir un procedimiento de déficit excesivo. Así, la presidencia española ha propuesto que haya dos elementos determinantes, uno agravante y el otro atenuante. El primero es en caso de que haya un alto nivel de desafío de la deuda pública, aunque sin automatismos, y el segundo es atenuante en caso de que el déficit excesivo tenga que ver con inversiones en defensa, una exigencia de varios Estados miembros, pero fundamentalmente de países del este.

El octavo punto abierto tiene que ver con las sanciones, un punto fundamental a la hora de aplicar las reglas fiscales. Hasta ahora la Comisión Europea nunca ha impuesto multas a países incumplidores por ser demasiado grandes, lo que las hacía políticamente tóxicas. El artículo 12.3 incluía un tope a esas multas de Bruselas, señalando que la acumulación de sanciones de la Comisión no debía superar el 0,5% del país multado. Esa frase ha sido ahora eliminada.

Este jueves, los ministros de Finanzas de los Veintisiete mantuvieron una cena de trabajo, que finalizó de madrugada sin acuerdo a pesar de haber conseguido "avances". La comida fue tan secundaria que fueron todo platos fríos. El verdadero menú ha sido la reforma de las reglas fiscales de la Unión Europea, uno de los principales dosieres de la presidencia española del Consejo de la UE. Fue un encuentro difícil porque todavía existen diferencias sustanciales en algunos puntos, pero fuentes diplomáticas explicaban que los españoles, "a todos los niveles", desde los técnicos hasta Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, apostaban por un acuerdo que finalmente no ha llegado. Paolo Gentiloni, comisario de Economía, ha cifrado en un 51% la probabilidad de un acuerdo. Los ministros retoman este viernes sus contactos, aunque sin visos de lograr todavía un pacto.

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