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La receta Lagarde para las reglas fiscales: planes a medida, pero plazos más cortos
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Oposición firme de Alemania

La receta Lagarde para las reglas fiscales: planes a medida, pero plazos más cortos

La presidenta del BCE se opone a la idea alemana de una norma que se aplique a todos los Estados miembros, pero pide periodos de implementación más cortos

Foto: Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

Se suele aprovechar la baja actividad del mes de agosto para hacer obras en el transporte urbano, en edificios, en la vía pública. En la Unión Europea, se aprovecha el parón estival para seguir trabajando en las obras de reforma de las reglas fiscales de los Veintisiete. Lejos del foco de los políticos, aprovechando el relativo silencio y unas cuantas semanas de tranquilidad política, los técnicos de los Veintisiete trabajan estas semanas en la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con el objetivo de lograr progresos tangibles de cara a la reunión de ministros de Economía de la Unión Europea de octubre.

El ejercicio es complejo. Francia y Alemania se encuentran en polos opuestos del debate. Berlín exige un hito numérico común para todos los Estados miembros, algo que rechazan París, Roma o Lisboa, además del Gobierno español, que tiene las manos atadas en esta negociación al ostentar la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, que le obliga a jugar el papel de árbitro entre las distintas posturas. Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, presentó a sus colegas en la reunión de julio un plan con cuatro bloques sobre el que trabajan los técnicos durante este mes de agosto.

Foto:  La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

La Comisión Europea hizo su propuesta a finales del mes de abril, manteniendo los dos grandes pilares de las anteriores reglas fiscales, es decir, los objetivos de un déficit por debajo del 3% y de rebajar la deuda pública a niveles del 60% del PIB. Pero en la propuesta de Bruselas se ofrecía a los Estados miembros planes personalizados de cuatro años, prorrogables hasta los siete años, negociados entre la capital y los técnicos comunitarios. Alemania rechaza este diseño, que considera demasiado laxo, y exige que aquellos países con altos niveles de deuda pública tengan que rebajarla un 1% anual, algo que rechazan frontalmente un buen número de Estados miembros, además de la propia Comisión Europea.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha expresado durante una entrevista con el periódico francés Le Figaro una posible fórmula que podría servir para cuadrar el círculo. Por un lado, la francesa rechaza la idea alemana de una sola regla que se pueda aplicar a todos los Estados miembros. Lagarde ve "el atractivo de tener reglas adaptadas a la situación de cada país en lugar de una sola medida que se aplica a todas las circunstancias". Pero, por el otro, la presidenta del Banco Central Europeo apunta a la necesidad de una acción más rápida y decidida.

placeholder Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. (EFE/EPA/Ronald Wittek)
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. (EFE/EPA/Ronald Wittek)

“El camino propuesto para la reducción de la deuda de cuatro años, que podría extenderse a siete años, es largo para nosotros”, ha explicado Lagarde durante la entrevista. Ese plazo es uno de los elementos centrales de la propuesta de la Comisión Europea. Para los países que incumplen las dos reglas sagradas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, los técnicos comunitarios presentarán una "trayectoria técnica" basada en un análisis de sostenibilidad de la deuda, que será la que marque el ajuste que habrá que hacer durante el plan de cuatro años. La ampliación a siete años es posible siempre y cuando el Estado miembro lo justifique y pueda demostrar que no retrasa el ajuste fiscal para los últimos años del plan.

Aunque Alemania no ha criticado los plazos, lo cierto es que podría convertirse en un punto de encuentro. Algunos académicos y analistas consideran que son plazos demasiado laxos. Lo que Berlín quiere es que los planes sean creíbles, evitar que los gobiernos nacionales puedan acabar, de una manera u otra, librándose de aplicar las reglas gracias al amplio margen de maniobra que la Comisión Europea quiere dejar a los Estados miembros. Una manera de evitarlo podría ser con plazos más cortos, lo que obligaría a las capitales a tomar medidas más decididas para cumplir sus propios compromisos.

"La Comisión inicialmente propuso que los países presentaran planes de cuatro años con hasta tres años de extensiones. Eso es demasiado indulgente, pero tampoco funcionaría políticamente", escribía en marzo Sander Tordoir, economista del Centre for European Reform, un think tank europeo. "Hay pocos incentivos para que un gobierno a un año de las elecciones intente satisfacer a las instituciones de la UE", añadía. El análisis de Tordoir se centraba en los plazos políticos. Si un Gobierno hace compromisos en un plan de cuatro años, puede ser que sea el siguiente Gobierno el que tenga que hacerse cargo de terminar de cumplir esas promesas. Por eso, propone que los "planes fiscales cubran un periodo más corto para que un Gobierno pueda cosechar los frutos de cumplir las reglas durante su tiempo en el cargo".

Los técnicos de los Veintisiete trabajan contra reloj este verano para mantener vivas las opciones de cerrar un acuerdo a nivel de Estados miembros antes de que termine el año, que es el objetivo que se habían impuesto. No está previsto que los ministros aborden el asunto en la reunión informal que se celebrará en septiembre en España, pero sí que se espera poder tener progresos tangibles sobre la mesa de los ministros de Finanzas en la reunión de 17 de octubre en Luxemburgo.

Se suele aprovechar la baja actividad del mes de agosto para hacer obras en el transporte urbano, en edificios, en la vía pública. En la Unión Europea, se aprovecha el parón estival para seguir trabajando en las obras de reforma de las reglas fiscales de los Veintisiete. Lejos del foco de los políticos, aprovechando el relativo silencio y unas cuantas semanas de tranquilidad política, los técnicos de los Veintisiete trabajan estas semanas en la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con el objetivo de lograr progresos tangibles de cara a la reunión de ministros de Economía de la Unión Europea de octubre.

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