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Calviño confía en su plan para desatascar la negociación de las reglas fiscales de la UE
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Calviño confía en su plan para desatascar la negociación de las reglas fiscales de la UE

La presidencia española del Consejo de la UE trata de dar un empujón a la negociación de las reglas fiscales de cara a la vuelta del parón veraniego

Foto:  La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, ha presentado a sus colegas un plan de cuatro bloques con el que busca desbloquear las negociaciones respecto a la reforma de las reglas fiscales de la Unión Europea. La española ha presentado su visión en la primera reunión de ministros de Finanzas de los Veintisiete (Ecofin, en argot bruselense) durante la presidencia rotatoria de España del Consejo de la Unión Europea. Y según la vicepresidenta, sus colegas han considerado que su plan, que está destinado a superar las profundas diferencias respecto al diseño de las futuras normas que han expresado Francia y Alemania, puede ser un buen punto de partida sobre el que trabajar los dos próximos meses.

"Hay un fuerte acuerdo y una determinación para alcanzar el acuerdo en otoño", ha explicado Calviño en una rueda de prensa celebrada al terminar la reunión. "No tenemos tiempo que perder", ha añadido la española. Por eso el objetivo es que los equipos técnicos de los ministerios empiecen a trabajar durante "las próximas semanas" y traten de avanzar lo máximo posible durante el verano. El plan, ha asegurado Calviño, ha recibido un apoyo "unánime".

La estrategia española se basa en cuatro pilares fundamentales. El primero tiene que ver con el equilibrio institucional, "el peso relativo, el papel y el margen de maniobra que tendrán la Comisión y el Consejo en la aplicación de estas reglas", como explicó Calviño este jueves. El segundo pilar consiste en establecer "los parámetros básicos para garantizar sendas de reducción de deuda que sean creíbles, pero que sean compatibles con el mantenimiento del crecimiento económico y la creación de empleo". El tercer pilar, uno de los más relevantes, es la búsqueda de "mecanismos para garantizar el cumplimiento efectivo de estas normas".

El cuarto y último pilar tiene que ver con lograr que estas nuevas reglas fiscales sean compatibles con la financiación de las inversiones necesarias, como por ejemplo en la cuestión de la transición ecológica. "Estamos poniendo las bases de una negociación intensa que permita llegar a un acuerdo antes de final de año", aseguró Calviño este jueves, antes de participar en una reunión de ministros de la zona euro (Eurogrupo). El objetivo, ha explicado la vicepresidenta económica del Gobierno, es lograr un acuerdo "en el curso del otoño".

Choque franco-alemán

Los ministros volverán a reunirse para un encuentro informal en septiembre en Santiago de Compostela, pero fuentes del Ministerio de Economía apuntan al encuentro de octubre como el momento clave para aprovechar el impulso del trabajo técnico realizado durante el verano. Se trata de un ejercicio de aproximación, de medir distancias y de ver dónde podría encontrarse el consenso entre los distintos ministros. El ministerio tiene que dedicarse a sondear las distintas posiciones y presentar una propuesta de acuerdo en el encuentro de octubre o de noviembre, para intentar tener un acuerdo en la reunión de principios de diciembre.

Foto: El ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, en la reunión de la eurozona.

Pero como mostró la primera reunión en la que se abordó el asunto, en Luxemburgo, las divisiones son muy importantes, especialmente en lo que se refiere a la necesidad de incluir "hitos numéricos". Por un lado, algunos ministros como el alemán Christian Lindner, se oponen a la propuesta inicial de la Comisión Europea, que consideran demasiado flexible, que deja demasiada discrecionalidad a Bruselas, e insisten en la necesidad de referencias numéricas, como la propuesta alemana de recorte de un 1% del ratio de la deuda respecto al PIB para los países más endeudados. Pero Berlín no está ni mucho menos sola, y cuenta con el apoyo más o menos firme de Austria, Bulgaria, Croacia, República Checa, Dinamarca, Estonia, Lituania, Letonia, Luxemburgo y Eslovenia.

Otros miembros, como el francés Bruno Le Maire o el italiano Giancarlo Giorgetti quieren que el texto final se quede lo más cercano que sea posible respecto a la propuesta original del Ejecutivo comunitario. Junto a ellos se sitúan los ministros de Grecia y Portugal. La reunión de Luxemburgo, celebrada a mediados de junio, se convirtió en el escenario de un choque de trenes entre Le Maire y Lindner que ha hecho que algunos tengan ahora más dudas de que vaya a ser posible cerrar un acuerdo dentro del Consejo antes de finales de año. Tras alcanzar un consenso en el Consejo, donde se sientan los ministros de los Veintisiete, el trabajo tendrá que continuar, ya que habrá que acordar el texto final con los negociadores del Parlamento Europeo. La meta final es poder tener cerrado un pacto para las nuevas reglas fiscales antes de las elecciones europeas de junio de 2024.

España también prefiere unas reglas fiscales flexibles, que dejen a la Comisión Europea margen de maniobra y que permita a los Estados miembros tener mucho control sobre sus planes de consolidación fiscal. Pero España ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea y eso le obliga a jugar el papel de árbitro, de mediador, de constructor de puentes, e impide que Madrid pueda usar su posición de fuerza para imponer su visión respecto al diseño de las reglas fiscales.

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, ha presentado a sus colegas un plan de cuatro bloques con el que busca desbloquear las negociaciones respecto a la reforma de las reglas fiscales de la Unión Europea. La española ha presentado su visión en la primera reunión de ministros de Finanzas de los Veintisiete (Ecofin, en argot bruselense) durante la presidencia rotatoria de España del Consejo de la Unión Europea. Y según la vicepresidenta, sus colegas han considerado que su plan, que está destinado a superar las profundas diferencias respecto al diseño de las futuras normas que han expresado Francia y Alemania, puede ser un buen punto de partida sobre el que trabajar los dos próximos meses.

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