El gatillazo de Nadia Calviño ante el sorpaso hipotecario de Yolanda Díaz

¿Ha cambiado de bando el populismo económico? Esta pregunta se hacían en los grandes despachos bancarios del Ibex esta semana, ante la propuesta hipotecaria planteada por la vicepresidenta Nadia Calviño. La titular del Ministerio de Economía intentó que todas las hipotecas a tipo variable de España (para la adquisición de primera vivienda) se beneficiaran de una medida de alivio, consistente en una ampliación de la vida del crédito de tres años.

Esta sugerencia sorprendió en el sector por el fondo y la forma. Recuerda a las medidas tan criticadas tras el estallido de la guerra de Ucrania, como la rebaja en 20 céntimos por litro del precio de la gasolina. Entonces, el Banco de España ya criticó que se usara la política fiscal para regar la economía a discreción, en lugar de dirigir las ayudas a colectivos vulnerables. Como con la medida de 2022, cualquier hipotecado podría beneficiarse del planteamiento de Calviño, incluidas las rentas más altas.

TE PUEDE INTERESAR

El BdE frena un intento de Calviño de rebajar la cuota de las hipotecas a tipo variable

Jorge Zuloaga

Fue el gobernador Pablo Hernández de Cos el encargado de pinchar el globo hipotecario de Calviño. Según explicó la vicepresidenta a los medios, el gobernador vio "prematuro" realizar cambios en el código de buenas prácticas negociado a finales del año, y los posibles cambios se aplazaron a septiembre. Lo argumentó por la falta de necesidad, debido a que todavía no hay morosidad en el sistema; y por la falta de datos con la que evaluar las implicaciones de la nueva propuesta de Calviño.

Junto a estas razones de fondo, la forma de presentar esta medida también ha sorprendido en el sector financiero. Los bancos tuvieron la primera noticia el pasado lunes, en una reunión preparatoria con el Tesoro antes de la oficial del jueves con Calviño. Las patronales se cerraron en banda a dicha petición, exponiendo que no es necesario tomar medidas en un momento en el que no hay apenas solicitudes del código de buenas prácticas (33.000) y los bancos están yendo más allá proponiendo refinanciaciones a los que no cumplen esta normativa (29.000).

Las entidades sospechan que el nuevo plan de Calviño es una respuesta a las declaraciones hechas una semana antes por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. La titular del Ministerio de Trabajo propuso que se dé un bono social para hipotecas concedidas en los últimos 10 años y para créditos de hasta 250.000 euros, que tendría un coste fiscal de 1.000 millones que sufragaría el impuesto a la banca. Algo con lo que podrían estar de acuerdo los bancos y el Banco de España, e incluso el PP, al ser directas a los clientes vulnerables y convertir el tributo al sector en un impuesto finalista. Junto a esta idea, Díaz afirmó que el código de buenas prácticas "no está funcionando": "Economía anunció que beneficiaría a un millón de familias, el Banco de España rebajó las expectativas a 200.000 y solo ha habido 10.000 peticiones".

Calviño reaccionó a estas declaraciones señalando, respecto al bono social, que "hay que huir de todas aquellas medidas que vuelvan justamente a dar dinero a los bancos". Algo que sorprendió en el sector, ya que este bono no iría a las entidades, sino a sus clientes vulnerables.

Lo que este cruce de declaraciones refleja es que las hipotecas y la banca se han convertido en un frente electoral para los partidos del Gobierno. Actualmente, hay en torno a 4 millones de hipotecas a tipo variable que están viendo encarecidas sus cuotas, lo que supone un gran caladero de votos. La pelea electoral también se ha trasladado a los depósitos, con el encargo de Calviño a la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) de que se investigue por qué los bancos españoles no están remunerando a sus clientes.

Riesgo moral

Las fuentes consultadas también ven un riesgo moral en la propuesta realizada por Calviño. Si automáticamente se extienden tres años todas las hipotecas a tipo variable para la compra de primera vivienda, habría motivos de queja para todos aquellos clientes con tipos fijos que han estado pagando más que las variables durante los últimos años, y que actualmente también sufren para pagar la cuota por la inflación. "Se estaría castigando a los que fueron más prudentes", exponen dichas fuentes.

Al margen de estas consideraciones, la principal demanda del Banco de España y las entidades es que se deje tiempo para funcionar al actual código de buenas prácticas, y que los posibles cambios no se apliquen hasta que haya certezas de que hay fallos y un plan claro de cómo corregirlos. Y recuerdan que no hay que descuidar la estabilidad financiera, ya que sin ella los perjudicados serían los futuros hipotecados, a los que se les cerraría el grifo.