La UE activa el 'modo emergencia' para acordar las reglas fiscales antes de que termine el año

El reloj sigue corriendo y los ministros de Finanzas de la Unión Europea intentan darse prisa para intentar cerrar el acuerdo sobre las futuras reglas fiscales del club comunitario en las próximas semanas, en todo caso antes de que termine el 2023 para tener el tiempo suficiente para que estén en vigor antes del parón previo a las elecciones europeas de junio de 2024. La presidencia española del Consejo de la Unión Europea ha activado el modo emergencia y ya ha convocado una nueva reunión de ministros de Economía y Finanzas para finales de este mismo mes.

El objetivo es que para ese encuentro, que todavía no tiene fecha confirmada oficialmente, aunque se espera para el 23 de noviembre, los ministros tengan encima de la mesa un texto legal en el que los técnicos de la presidencia española tendrán que trabajar durante las próximas semanas y que empezarán a circular en los próximos días. No será, previsiblemente, una reunión sencilla. El encuentro extraordinario era prácticamente inevitable, como admitían fuentes diplomáticas, porque el calendario solamente preveía una reunión más, la del 8 de diciembre, y nadie cree que sea posible cerrar un pacto con un solo encuentro más. Pero, aunque inicialmente las fuentes hablaban de una posible reunión extraordinaria después de la ordinaria de diciembre, se ha apostado por una cita previa para intentar tenerlo cerrado el día 8 y contar todavía con algunos días de margen después en caso de que no sea posible alcanzar un acuerdo entonces.

Este jueves Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno en funciones, ha presentado a sus colegas un documento de compromiso llamado landing zone, un texto que busca encontrar un equilibrio entre las posiciones de los distintos Estados miembros. El equipo negociador español, que lo ha elaborado con base en unas 50 reuniones celebradas en las semanas desde la última vez que los ministros se reunieron en Luxemburgo a mediados de octubre, considera que lograr un consenso sobre ese documento era un paso necesario antes de la siguiente etapa, la más delicada: traducir ese consenso en un texto legislativo.

Ahí el trabajo se complicará, se embarrará y se frenará. Los equipos de cada ministerio mirarán con lupa cada coma y cada palabra. Será muy complicado avanzar. Por eso la presidencia quería tener el máximo nivel de consenso a nivel político, con un lenguaje más amplio y vago, antes de intentar plasmarlo negro sobre blanco en un texto legislativo. "La palabra que puede resumir la propuesta que hemos puesto sobre la mesa es equilibrado. Hay acuerdo en los principales elementos y mecanismos", ha asegurado Calviño en la rueda de prensa posterior al encuentro.

España ha buscado desatascar las negociaciones ofreciendo nuevas cesiones a Berlín en las últimas semanas. Por ejemplo, la presidencia española ha incluido la idea de "margen de seguridad" por debajo del límite del 3% del déficit, algo que Christian Lindner, ministro de Finanzas alemán, exigió en la última reunión de ministros. Algunas delegaciones están preocupadas por esa idea de una "salvaguardia del déficit" y Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, cuya propuesta original no incluía esa idea y se alejaba de las exigencias alemanas, ha señalado que será necesario estudiar la "calibración" de dicho margen.

Números y calendarios

En el landing zone que los ministros han tenido este jueves sobre la mesa, y a cuya versión actualizada de este miércoles por la tarde tuvo acceso El Confidencial, sigue sin aparecer una sola cifra. Los números que hay que incluir en el texto son enormemente divisivos, y por eso la estrategia de la presidencia española del Consejo ha sido dejarlo para el final, como admitían fuentes negociadoras esta misma semana. Un ejemplo claro es ese "margen de seguridad" para el déficit, ¿en qué se traduce exactamente en términos numéricos? Despejar esa X de la ecuación será el trabajo de los ministros y sus técnicos durante el próximo mes.

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El calendario es muy ajustado. De hecho, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, reunidos recientemente en el Consejo Europeo, aumentaron la presión sobre los ministros para que concluyeran ya las negociaciones a nivel de los Veintisiete. La razón es que acumular un retraso puede poner en riesgo la transición entre las viejas reglas fiscales, que llevan suspendidas desde el año 2020 a raíz de la crisis del coronavirus, pero que se reactivarán en enero de 2024, y el nuevo régimen de normas. La idea de la Comisión Europea es que las viejas reglas, que ahora volverán a estar activadas, puedan aplicarse siguiendo el espíritu de la reforma, aunque para eso se deben hacer progresos suficientes en los primeros meses de 2024.

Ya en los primeros compases de la presidencia belga del Consejo de la UE, que ocupará el primer semestre del año que viene, con un texto legal acordado entre los ministros, se tendría que empezar a trabajar con los negociadores del Parlamento Europeo, que en diciembre también tiene que adoptar su propia versión del texto legislativo. Son los conocidos como trílogos, negociaciones complejas y maratonianas. Según fuentes europeas, solamente contarán con unos tres meses en 2024 para llegar a un acuerdo sobre una versión común del texto que sea adoptado antes de que la Eurocámara entre en el receso previo a las elecciones europeas de junio de 2024.

Esa es la fecha crítica. Si los ministros fracasan en obtener un acuerdo bajo la presidencia española, se reduciría mucho el tiempo para los trílogos con la Eurocámara y, si el acuerdo con los negociadores del Parlamento Europeo se produjera sin tiempo para completar los procesos de ratificación debido al inicio del receso previo a las elecciones europeas, cualquier acuerdo tendría que esperar ya como mínimo hasta julio de 2024, cuando se conforma la nueva Eurocámara. Y eso es lo que se quiere evitar a toda costa.