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Las eléctricas devolverán parte de la compensación por el tope al gas en la factura de febrero
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EL GOBIERNO ULTIMA LA REFORMA DEL RECIBO

Las eléctricas devolverán parte de la compensación por el tope al gas en la factura de febrero

Cada cliente recibirá una media de 38 céntimos por una carambola: el ajuste para que los ciclos no produzcan a pérdidas fue inferior a las rentas por exportar luz 'subvencionada' a Francia

Foto: Factura de la luz. (iStock)
Factura de la luz. (iStock)

Hasta ahora, muchos ciudadanos recibían en sus facturas un recargo para financiar la compensación de los ciclos combinados por el tope al gas. Desde su entrada en vigor a mediados de junio del año pasado, la llamada excepción ibérica implicaba que muchos clientes del mercado libre —todos los que hubiesen firmado nuevos contratos o renovado los ya existentes a partir del 26 de abril— debían sufragar una indemnización para que las centrales que usan gas en la generación eléctrica no operasen por debajo del precio de coste por culpa de la intervención pública. En febrero, una carambola hará que el sistema funcione al revés: serán los hogares los que recibirán dinero gracias al mecanismo ideado por el Gobierno —con el aval de Bruselas— para abaratar los precios de la luz, especialmente para los usuarios de la factura regulada.

Las eléctricas devolverán en la factura de febrero una parte de la compensación por el tope el gas. La cifra es anecdótica: 1,42 euros por cada megavatio hora (MWh), lo que significa unos 38 céntimos para una familia estándar (el consumo medio mensual es de 0,27 MWh, según Red Eléctrica). Sin embargo, abre un camino para que, a partir de ahora, sean los clientes quienes se empiecen a beneficiar del mecanismo de ajuste. No es un tema menor, habida cuenta de que el Gobierno ha estado muy preocupado durante los últimos meses por el hecho de que la compensación se confundiese con un impuesto que eclipsase los beneficios de la excepción ibérica. El Ejecutivo incluso ha llegado a impulsar una reforma del recibo de la luz para que quedase claro que ese dinero no se lo quedaba Hacienda. Todavía sigue en trámite.

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Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica recuerdan que el fenómeno tiene un origen técnico, pero confirman que las empresas deberán devolver esa cantidad a todos los consumidores del mercado libre que hasta ahora habían estado sufragando la compensación: "Igual que antes se aplicaba un recargo, ahora se tiene que aplicar un descuento. Además de un ahorro invisible [el generado por el propio tope], habrá un ahorro visible". Dos compañías eléctricas consultadas por este periódico confirman que reflejarán la compensación negativa en el recibo, aunque recuerdan que no todos los ciclos de facturación son mensuales, por lo que en algunos casos el resultado final seguirá siendo positivo y los consumidores tendrán que afrontar el recargo.

Foto: Un recibo de la luz. (EFE/Javier Belver)

La explicación de este fenómeno tiene mucho que ver con la bajada del precio del gas y con la diferencia entre el precio de la luz en España y en Francia. Durante las últimas semanas, el hidrocarburo se ha situado en el entorno de los 50 euros/MWh, que es el nivel del tope establecido por el Gobierno para febrero. Esto significa que, cuando este mecanismo se ha activado, la diferencia a compensar ha sido mínima. Nada que ver con las cantidades superiores a 100 euros —e incluso a los 200— del pasado verano, cuando estaba en máximos históricos.

Al mismo tiempo, España ha seguido exportando masivamente electricidad a Francia. Este febrero, por ejemplo, ha enviado el doble que en el del año pasado, según un informe del Grupo ASE. El parón del parque nuclear del país vecino ha encarecido los precios al otro lado de los Pirineos, por lo que la demanda de luz más barata procedente de la península se mantiene, como lleva ocurriendo en el último año, especialmente desde el inicio de la excepción ibérica. Un dato: de los 28 días del mes, solo en tres, la luz resultó más económica al norte que al sur de la frontera. Esta diferencia de precio, que actualmente se sitúa en unos 40 euros/MWh, genera lo que se denominan las rentas de congestión, que se dividen a partes iguales ambas naciones.

Foto: La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. (EFE/Javier Lizón)

Hasta la entrada en vigor de la excepción ibérica, las rentas que recibía España se dedicaban a aliviar los peajes de la factura. Sin embargo, desde el 15 de junio se restan al ajuste del tope que paga la demanda española, y han alcanzado un valor de 618 millones de euros hasta el 31 de enero, según Transición Ecológica. Es una forma de que los consumidores franceses también hagan su contribución por la energía subvencionada que les llega gracias a la medida. Durante el último mes, estas rentas han sido superiores a la indemnización a las centrales de ciclo combinado, lo que hace que el importe final de la compensación sea negativo. Así se ha producido la carambola que hace que los clientes del tope al gas reciban esos 38 céntimos en su factura.

El tope al gas ya no se aplica

En estas circunstancias, la pregunta resulta obligada: ¿seguirán beneficiándose los españoles de este recargo inverso? Es posible que en algunas jornadas siga ocurriendo así, al menos en el corto plazo. Pero la tendencia de los últimos días de febrero alumbra el que, según fuentes del sector, es el escenario más probable de aquí a que expire la medida, el próximo 31 de mayo —el Gobierno ya ha pedido a Bruselas que la prolongue hasta que se reforme el mercado eléctrico—. Lo que está ocurriendo en estos momentos es que la compensación no es positiva ni negativa, sino cero. Como el tope al gas es más elevado que el precio del hidrocarburo, el mecanismo no entra en acción, así que no hay que afrontar el ajuste de los ciclos combinados y las rentas de congestión se destinan a aliviar los peajes.

Durante los próximos meses, todo indica que continuará siendo así. Después de un 2022 caótico, la cotización del gas se ha estabilizado gracias a la menor demanda por las políticas de ahorro de energía, el estancamiento de la economía y un invierno inusualmente suave. Los futuros indican que los precios seguirán a un nivel muy similar durante los próximos meses, siempre y cuando China no incremente su apetito tras el fin de las restricciones por el covid ni se produzcan nuevas sorpresas geopolíticas. Al mismo tiempo, el tope al gas se va incrementando en cinco euros mes a mes, hasta alcanzar los 70 —inicialmente se estableció en 40—, por lo que cada vez será más difícil que los precios se sitúen por encima del umbral.

Foto: Imagen de una torre de electricidad. (EFE/Luis Tejido)

En otras palabras: la excepción ibérica es un seguro de vida que España se guarda por si vuelven a venir mal dadas, pero en el contexto actual no sirve para nada. De hecho, desde medidos de febrero, el tope solo se ha aplicado en cinco jornadas. El mecanismo ha permitido ahorrar 209 euros de media a los hogares el año pasado, según un informe del laboratorio de ideas EsadeEcPol. Esto supone una disminución de la factura del 32%. Sin embargo, lo ha hecho a costa de algunos efectos negativos, como el aumento del consumo de gas para la producción eléctrica, que se disparó un 25% el año pasado, según la Agencia Internacional de la Energía.

Paradójicamente, la excepción ibérica se quedará sin efecto justo cuando el Gobierno ultima los cambios en el recibo que pretendían explicar los beneficios de la medida, previstos inicialmente para diciembre. Tras cerrar el periodo de consultas, fuentes del Ministerio de Transición Ecológica confirman que la segunda modificación de la factura en esta legislatura es inminente. Las empresas han criticado la iniciativa del Ejecutivo, que les supone costes burocráticos. "Todos los ministros cuando llegan dicen que la factura de la luz es muy complicada, pero todos dejan lo que había antes y meten medio folio adicional", denuncian fuentes del sector.

Lo que sí tardará más será la reforma de la factura regulada, conocida como PVPC, para limitar su volatilidad. El Gobierno ha modificado su propuesta inicial tras incluir algunas apreciaciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que en diciembre se mostró muy crítica con el proyecto del Ejecutivo. Desde Transición Ecológica aseguran que se trata de pequeñas apreciaciones técnicas, que no modifican el espíritu inicial. El texto tendrá que ser validado por el Consejo de Estado antes de ir al Consejo de Ministros. Una vez más, lo hará con retraso: Moncloa se había comprometido con Bruselas a tener lista la reforma antes de fin de año a cambio de que la Comisión Europea otorgase su visto bueno al tope al gas.

Hasta ahora, muchos ciudadanos recibían en sus facturas un recargo para financiar la compensación de los ciclos combinados por el tope al gas. Desde su entrada en vigor a mediados de junio del año pasado, la llamada excepción ibérica implicaba que muchos clientes del mercado libre —todos los que hubiesen firmado nuevos contratos o renovado los ya existentes a partir del 26 de abril— debían sufragar una indemnización para que las centrales que usan gas en la generación eléctrica no operasen por debajo del precio de coste por culpa de la intervención pública. En febrero, una carambola hará que el sistema funcione al revés: serán los hogares los que recibirán dinero gracias al mecanismo ideado por el Gobierno —con el aval de Bruselas— para abaratar los precios de la luz, especialmente para los usuarios de la factura regulada.

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