El lado oscuro del sindicalista más poderoso del mundo

No deja de ser una ironía del destino que uno de los poemarios de Luca Visentini, el todavía secretario general de la CSI-ITUC (Confederación Sindical Internacional), se titule en italiano Goffi erotismi pagani, algo así como Torpes erotismos paganos. Aunque el término pagano tiene otras acepciones, la más coloquial se refiere a la persona que paga, generalmente, las culpas ajenas.

Todavía no está clara la participación de Visentini en el llamado 'Qatargate', la trama presuntamente corrupta que habría recibido dinero en metálico de Qatar (ahora también se habla de Marruecos, un país considerado aliado) para dulcificar su imagen en el exterior, pero lo que está meridianamente claro es que el escándalo lo pagará la reputación de la CSI-ITUC, la organización que representa a más de 200 millones de trabajadores sindicalizados y a 338 sindicatos desplegados por 168 países.

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No es irrelevante aclarar que Visentini —con un perfil de intelectual más que de sindicalista clásico forjado en los tajos— fue elegido hace apenas tres semanas secretario general después de haber sido durante siete años secretario general de la CES (Confederación Europea de Sindicatos), que reúne a los principales sindicatos del Viejo Continente, lo que le convierte, al menos formalmente, en el sindicalista más poderoso del mundo.

Lo que se conoce de las investigaciones aún es muy poco. Se sabe, en concreto, que fue detenido y puesto en libertad poco tiempo después por la Justicia belga. Hoy está a la espera de que el magistrado decida su futuro penal. También hay evidencias de que la policía belga (alertada por los servicios secretos del país) encontró una maleta rebosante de fajos de billetes que, según declaraciones anteriores de los fiscales, fue descubierta en una habitación de un hotel de Bruselas. También se conoce la existencia de un maletín con billetes apilados de forma pulcra y cuidadosa, así como el hallazgo de un bolsa de papel abierta que alguna vez habría contenido montones de dinero en efectivo. En total, alrededor de 1,5 millones de euros, la mayoría en billetes de 50 euros.

"No he hecho nada malo"

También es evidente que Visentini (Údine, 1969) no ha dimitido por el momento ni la CSI ha pedido formalmente su renuncia, aunque ya en las cúpulas sindicales se pide que se “eche a un lado”. Él, sin embargo, defiende su inocencia y en una larga entrevista publicada en La Stampa ha dicho con rotundidad y no sin cierta indignación: “Nunca he hecho nada malo”.

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Desde su detención, además de la entrevista, tan solo ha tenido una reunión telemática con su ejecutiva para dar sus explicaciones, pero poco más. En esa reunión, Visentini dio cuentas de su viaje a Doha en octubre pasado para entrevistarse con el ministro de Trabajo de Qatar para tratar una vieja denuncia del sindicalismo internacional, la existencia de la kafala, un sistema laboral medieval que consiste en que los inmigrantes de los países de su entorno están tutelados por su empleador, lo que en la práctica los convierte en semiesclavos, ya que la estancia en el país depende de su tutor.

Formalmente, la kafala ha dejado de estar vigente, pero los sindicalistas consideran que su eliminación todavía no es completa. Durante su viaje a Doha, Visentini también se reunió con la autoridades cataríes para aclarar lo que ha pasado en la construcción de los estadios de fútbol, donde habrían muerto varios miles de trabajadores, según las organizaciones de derechos humanos. Un hecho denunciado sistemáticamente por la CSI-ITUC.

También se sabe, y esto es lo que más preocupa a los sindicatos, que quien lo ha encausado es el magistrado Michel Claise, quien, como sostiene una dirigente sindical española, no es un juez instructor que busque notoriedad. Los sindicatos españoles han hablado con sus colegas belgas y estos les han transmitido que se trata de un magistrado serio y riguroso al que algunos llaman el sheriff. Es verdad que tiene algo de juez estrella, pero más por los asuntos que ha manejado (dinero negro en el fútbol o multa a HSBC por evasión fiscal) que por su interés en asaltar la vida política, aunque no ha desaprovechado la oportunidad para escribir libros sobre la corrupción en su país. Claise viene muy de abajo y en una entrevista con el diario belga Le Soir reveló que su madre lo abandonó dentro de una canasta junto a una panadería nada más nacer. A la historia no le faltan ingredientes. Moisés en busca de corruptos.

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¿Quién es Visentini? Un traidor al sindicalismo de clase que ha trabajado para suavizar la imagen de Qatar ante el mundo o, por el contrario, alguien que ha sido víctima de una emboscada en unos tiempos en que los sindicatos están bajo sospecha por el simple hecho de serlo. Y no es cualquier sindicalista, es el número uno de la jerarquía.

Unidad de acción

Lo primero es secreto del sumario, pero lo segundo es más raro de entender porque no se trata de un sindicalista bisoño. Visentini, pese a proceder del tercer sindicato italiano por número de afiliados, la UIL (Unione Italiana del Lavoro), ha llegado a la cúpula del sindicalismo mundial gracias al peculiar sistema de relaciones laborales que existe en el país transalpino, donde la unidad de acción sindical llega a tal extremo que los cargos de representación son rotatorios en aras de conseguir en el exterior el mayor número posible de cargos.

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Otro de los detenidos, precisamente, es otro veterano sindicalista, Antonio Panzieri, durante tres lustros parlamentario europeo y enrolado durante años en la CGIL, además de ser fundador —ironías de la vida— de la oenegé Lucha contra la Impunidad. Panzeri, incluso, llegó a competir con Sergio Cofferati, otro referente del movimiento obrero, para dirigir el primer sindicato de Italia.

No lo logró, pero eso no le ha impedido mantenerse cerca del poder. Por interés o por devoción, el tiempo lo dirá. La excomisaria Emma Bonino, un emblema en la izquierda italiana, forma parte del patronato de su fundación, y, según ha publicado el semanario alemán Der Spiegel, Panzeri habría recibido sobornos tanto de Qatar como de Marruecos a cambio de influir en las decisiones políticas en el Parlamento Europeo. De acuerdo con los investigadores belgas, dos familiares de Panzeri le ayudaron a transportar regalos que les entregaba en un país de Europa del Este el embajador de Rabat en ese Estado, cuya identidad es desconocida, por el momento. La trama se complica por momentos. También los interrogantes.