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España pagana: el secreto de un país trágico que un escritor negro de EEUU descubrió en 1954
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España pagana: el secreto de un país trágico que un escritor negro de EEUU descubrió en 1954

La visita de Richard Wright a una España tan bella como abrasadora, de una gente "como no la hay en ninguna otra parte" y atenazada por la dictadura, dio como resultado un libro cautivador

Foto: Bendición del Santísimo Cristo de la Misericordia que procesionó por primera vez en Sevilla en 1951.
Bendición del Santísimo Cristo de la Misericordia que procesionó por primera vez en Sevilla en 1951.

Cuando en agosto de 1954 al escritor estadounidense Richard Wright le despertaron "las melancólicas campanas" tras pasar su primera noche en España en el pueblo fronterizo de El Pertús, en el Alto Ampurdán gerundense, salió de su destartalada pensión y, mientras echaba gasolina, se le acercó un guardia civil metralleta en ristre y se dirigió a él. Claro, soy extranjero, negro y estoy en un estado policial, pensó, supongo que me van a detener. Pero entonces el empleado de la gasolinera, que hablaba francés, le explicó que aquel guardia solo le estaba pidiendo cortésmente que le llevara en su coche hasta un destino cercano. "El oficial iba vestido de forma muy imponente y yo no podía creer que alguien de su rango no tuviera un coche a su disposición. Consentí y él subió, con metralleta y todo".

Así arranca España pagana, una joya olvidada y polémica de los libros de viajes por nuestro país que ahora rescata el nuevo y prometedor sello editorial Big Sur, Fue su compatriota y amiga, la también escritora Gertrude Stein, la que animó a Wright a visitar España aquel verano pese a sus dudas: "Allí verás el pasado. Verás de qué está hecho el mundo occidental. España es primitiva, pero encantadora. ¡Y la gente! No hay gente como la española en ninguna parte. En España he pasado días que nunca olvidaré". Y así fue como aquel entonces ya célebre poeta y novelista que en su país se había ocupado con garra y persuasión de temas raciales en libros como Los hijos del tío Tom (1938) o Hijos de esta tierra (adaptada en Broadway por Orson Welles en 1941), pero que tras la Segunda Guerra Mundial había abandonado su país —y su militancia comunista— para expatriarse en Francia, llegó a nuestro país.

placeholder 'España pagana', de Richard Wright. (Big Sur)
'España pagana', de Richard Wright. (Big Sur)

"En el tórrido agosto de 1954, estaba yo bajo el cielo azul del Midi, a pocas horas de la frontera española. A mi derecha se extendía la campiña llana y verde del sur de Francia; a mi izquierda, una franja de arena tras la cual el Mediterráneo se agitaba y relucía. Estaba solo. No tenía ningún compromiso. Sentado en mi coche, con el volante entre las manos, quería ir a España, pero algo me detenía. Un estado anímico era lo único que se interponía entre yo y un país para mí tan atractivo como repelente. Dios sabe que los gobiernos y los modos de vida totalitarios no eran ningún misterio para mí. Había nacido en Misisipi en un régimen absolutista racista; había vivido y trabajado durante doce años bajo la dictadura política del Partido Comunista de los Estados Unidos; y había pasado un año de mi vida en el terror policial de Perón en Buenos Aires. Entonces, ¿por qué evitaba la realidad de la vida con Franco? ¿Qué temía?". ¿Qué temía Wright? ¿Y qué encontró?

Una subterránea fe primitiva

España pagana es en realidad el resultado de tres viajes de investigación. El primero y el segundo transcurrieron desde mediados de agosto hasta mediados de septiembre y de principios de noviembre a mediados de diciembre de 1954, y el tercero tuvo lugar de febrero a abril de 1955. El texto final publicado sufrió recortes al respecto del original aceptados por el autor, como sus viajes a Córdoba y su visita a las Fallas de Valencia. Se conservaron sus viajes y entrevistas mantenidas en Barcelona, Guadalajara, Granada, Madrid y Sevilla. Y sus páginas despliegas una impagable combinación de géneros: testimonios, anécdotas, narración en primera persona, dramatización de situaciones... El resultado es tan sórdido como hipnótico, atravesado de una indudable mirada por encima del hombro de un intelectual ilustrado de un país próspero que observa el atraso y la ignorancia del pueblo español de entonces, pero también fascinado por su encanto.

placeholder Richard Wright.
Richard Wright.

Pero la clave de lo que vivió Richard Wright en España, aquel secreto que creyó descubrir allí y que da título a su libro, es su vislumbre —que hoy no podemos leer sin cierto escepticismo por sus excesos barrocos— de una religiosidad primordial, de una subterránea fe primitiva que tenía en los matadores de toros vestidos de luces a una suerte de paganos sacerdotes, de una tierra obsesionada por las reliquias, las vírgenes sagradas, los ángeles, los santos, los símbolos mágicos y un cúmulo de dogma, supersticiones, miedos y represión sexual. En España todo era religión, pero no por ello, pensaba Wright, el país era cristiano. Conviene por ellos proveerse del indiscutible disfrute de este libro con precaución, dejarse llevar por él como un ensalmo, como una alucinación literaria que no gustará a muchos de los nuestros pero que sin duda los mecerá en sus palabras.

España había tenido que volver al pasado, a alguna forma soportable de vida que volviera a unir a su pueblo de mentalidad poética

"Y en España, donde ahora me encontraba —aquí justo en esta ciudad de Sevilla—, el cristianismo para sobrevivir había tenido que instituir una guerra sangrienta, otra forma de colectividad. Asediada por las ideas modernas, asaltada por las fuerzas del progreso social y político, España había tenido que replegarse, había tenido que volver al pasado y encontrar alguna forma aceptable de vida soportable que pudiera volver a unir a su pueblo de mentalidad poética. La libertad ansiosa de la Europa y la América capitalistas y democráticas no podía soportarla el español. La había rechazado porque era demasiado dolorosa, demasiado inhumana. Los tensos nómadas occidentales, hambrientos de destino personal, y, sobre todo, el racionalismo asesino del comunismo sacrificial, habían sido rechazados con desprecio en favor de una arcaica conciencia colectiva basada en los símbolos familiares: un Padre, una Madre, un Espíritu".

Cuando en agosto de 1954 al escritor estadounidense Richard Wright le despertaron "las melancólicas campanas" tras pasar su primera noche en España en el pueblo fronterizo de El Pertús, en el Alto Ampurdán gerundense, salió de su destartalada pensión y, mientras echaba gasolina, se le acercó un guardia civil metralleta en ristre y se dirigió a él. Claro, soy extranjero, negro y estoy en un estado policial, pensó, supongo que me van a detener. Pero entonces el empleado de la gasolinera, que hablaba francés, le explicó que aquel guardia solo le estaba pidiendo cortésmente que le llevara en su coche hasta un destino cercano. "El oficial iba vestido de forma muy imponente y yo no podía creer que alguien de su rango no tuviera un coche a su disposición. Consentí y él subió, con metralleta y todo".

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