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Sin la 'sanción letal', Rusia continuará alimentando su maquinaria bélica
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GUERRA EN UCRANIA

Sin la 'sanción letal', Rusia continuará alimentando su maquinaria bélica

47 días y cinco paquetes de sanciones de la UE después, continúa la guerra. ¿Las sanciones no son lo suficientemente duras? El balance muestra que el impacto es contundente, sobre todo a medio y largo plazo

Foto: Manifestante, con una pancarta de 'Paren a Putin' en Lausana, Suiza. (EFE)
Manifestante, con una pancarta de 'Paren a Putin' en Lausana, Suiza. (EFE)
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La amenaza que representaba el absoluto aislamiento. El nuevo instrumento coercitivo del mundo moderno. Un sofoco que extraería del individuo toda inclinación hacia la lucha y supondría un remedio silencioso que no necesitaría la fuerza. "Algo más tremendo que la guerra". Así describía en 1919 el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, las sanciones. Ese paradójico acercamiento a la paz a través de unos efectos devastadores para la población enemiga que acabó bautizándose como "l'arme économique", el arma económica.

Poco más de un siglo después, el instrumento, cuyo fin pretendió ser disuasorio en el periodo de entreguerras, cada vez se usa con más frecuencia. Se ha visto en Venezuela, Siria, Irán… Pero es la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que se aplica a una potencia del tamaño y peso de Rusia. Y a tal escala: cierre de los espacios aéreos, castigo a los oligarcas, exclusión del sistema de pagos Swift, bloqueo de los 643.000 millones de reservas en oro y divisas extranjeras, y restricciones al flujo comercial del país.

Foto: Foto: Reuters.

Aun así, 47 días después, continúa la guerra y ya son abundantes las voces que se alzan escépticas en torno al efecto del castigo económico de Occidente: ¿no es lo suficientemente duro para disuadir al Kremlin de deponer las armas? ¿Es el repunte del rublo reflejo de la recuperación de Rusia? Respuesta rápida: lo es, pero a medio y largo plazo; y no, en absoluto. Lo que muestra la imagen de la divisa nacional borrando las pérdidas registradas desde finales de febrero es el resultado del paquete de medidas impuesto por su banco central, con Elvira Nabiullina al frente, aunque este no es el único factor.

Sin sanción letal, Putin seguirá agrandando su cartera para financiar la guerra. Se quedará antes sin soldados o armamento que sin dinero para su maquinaria bélica. Según los cálculos de Bloomberg Economics, si la Unión Europea continúa comprando gas a Rusia a este ritmo, sus ingresos serán de cerca de 292.000 millones de euros, un tercio más que el año pasado. Estados Unidos y Reino Unido ya la han aplicado, pero su dependencia de estos suministros era mucho menor que la de los Estados miembros.

Eslovaquia, Bulgaria o Hungría importan más del 75% de su gas de Rusia. Por ahora, con Alemania liderando la resistencia al embargo energético, la UE solo ha bloqueado las importaciones de carbón ruso. "Las importaciones rusas de carbón serán sancionadas, pero aún más importantes son las garantías de la Comisión Europea y la disposición de la mayoría de los Estados miembros a empezar a trabajar en las sanciones contra el petróleo, gas y el combustible nuclear", ha expresado el representante permanente de Polonia ante la UE, Andrzej Sados. Los ingresos por carbón fueron de 4.000 millones de euros en 2021, el equivalente al 5% de los que registró por la venta de gas.

China podría no ser el socio ideal para Putin. La relación de poder entre ambas sería muy desigual y similar a la que tiene con Latam

Además, el impacto de las sanciones disminuye cuanto más fuerte es el Estado económica y políticamente, y Rusia llevaba preparándose para un conflicto así desde la anexión de Crimea en 2014. Entonces, "el Gobierno ruso introdujo un sistema de pago doméstico llamado MIR, que al principio era un gasto innecesario para la mayoría de los comercios porque nadie lo utilizaba, pero que ahora está siendo muy útil para saltarse el bloqueo occidental", explica el investigador del Real Instituto Elcano Miguel Otero en su artículo "¿Puede resistir las sanciones la economía rusa?".

En esa misma línea, el Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena (WIIW) subrayaba, en un estudio publicado el martes, que en estos ocho años la economía de Rusia, además de perder cerca de un 10% de su poder adquisitivo, se ha diversificado más allá del sector energético. Sobre todo de cara a su industria manufacturera, que responde a la mayor parte de la demanda doméstica. Algo que diferencia enormemente a Rusia de Irán y sugiere que, a largo plazo, aguantaría mejor las sanciones que el país del golfo Pérsico.

Aquí es donde entra China. A medida que la Unión Europea reducía sus intercambios comerciales con Rusia tras las sanciones impuestas por Crimea, el gigante asiático iba ganando presencia en el país. Tanto, que a día de hoy es su mayor socio comercial individual, y la brecha entre las importaciones de China y la UE se ensanchó hasta el 32% en 2021.

¿Puede China aprovechar el hueco dejado por la Unión? El país liderado por Xi Jinping no se ha unido a las sanciones. Tampoco ha condenado la invasión de Ucrania. La posibilidad está ahí tras su puesta de perfil. Sin embargo, como apunta el informe del 'think thank' WIIW, la ‘fábrica del mundo’ podría no ser el socio deseado por Putin. La relación de poder entre ambos sería muy desigual y podría ser similar a la que tiene con los países latinoamericanos, donde se intercambian materias primas y energía por bienes manufacturados.

Recesión, fuga de cerebros… El medio y largo plazo

El rublo se mantiene a flote, e incluso la gobernadora del banco central de Rusia bajó los tipos del 20 al 17% el viernes porque "los riesgos para la estabilidad financiera han dejado de aumentar por el momento". Una solidez artificial fruto de los controles de capital impuestos a los inversores no residentes y a las empresas rusas energéticas, que tienen que convertir gran parte de sus ingresos en rublos. E incluso habiendo hecho más atractivos los depósitos y cerrado los mercados financieros un mes, hay que tener en cuenta la pérdida de confianza del inversor y el mayor coste de los préstamos para las empresas.

Foto: Josep Borrell. (EFE/Ronald Wittek)

Moscú sigue replicando el mismo discurso de ‘tú me aíslas, pero sales peor parada’ con la UE. La realidad es otra. A medio y largo plazo, las consecuencias van a ser mucho más profundas para Rusia que para Europa. El Kremlin verá el 24 de febrero de 2022 como el momento en que se empezaron a desintegrar los lazos económicos forjados tras la caída de la URSS, dice el 'think tank' austriaco.

¿En qué se traduce eso? En primer lugar, el desacople de Occidente va a implicar un aceleramiento de la inflación en el país, hasta el 27% para finales de año según estima el WIIW. Para el crecimiento económico de Rusia, prevén una contracción del 7,4%. Datos que anticipan una recesión de la economía: aumentarán los costes de la vida, disminuirá el consumo privado, se perderá poder adquisitivo… y la fuga de cerebros acabará erosionando también su capital humano.

Las previsiones siguen la estela de la última década (bajos niveles de inversión y bajas tasas de rendimiento), pero se verán agravadas por unos mercados menos competitivos por la falta de inversión extranjera y el éxodo masivo de las empresas.

Foto: Mural con la imagen de Vladímir Putin como Voldemort en Polonia. (EFE/Jakub Kaczmarczyk)

¿Y para la UE? La adaptación también tiene un coste, sobre todo si se acaban imponiendo sanciones al petróleo o al gas rusos. Los precios de los alimentos están disparados. También los de los fertilizantes y metales como el níquel o el paladio. Rusia es uno de los mayores exportadores de estos productos, al igual que Ucrania lo es del trigo o el maíz. Mercancías que cada vez encuentran más dificultades para llegar a sus destinos: el mar Negro está bloqueado por la guerra, el espacio aéreo cerrado por las restricciones y el coste de asegurar los buques ha aumentado de forma considerable, por enumerar algunos de los factores que siguen presionando al alza los precios.

En marzo, la inflación ha escalado al 7,5% en la eurozona, y en España se ha disparado hasta su cifra más alta en 37 años (9,8%). Pero el ministro de Economía alemán sigue descartando el embargo inmediato del gas o el petróleo rusos. En ese sentido, el análisis de Elcano recoge otras maneras menos agresivas de castigar a la Federación Rusa por el lado energético, como la imposición de tasas, impuestos graduales o sanciones graduales a diferentes tipos de hidrocarburos a través de un depósito de garantía.

"Esto solo puede ir en dos direcciones: o avanza hacia una nueva guerra fría o cambia el régimen en Rusia"

Pese a las reticencias a aplicar la ‘sanción letal’ a Rusia por parte de algunos miembros de la UE, durante la última semana figuras como la del presidente francés, Emmanuel Macron, han pedido dar un paso más. "Lo que ha ocurrido en Bucha requiere de un nuevo paquete de sanciones y medidas muy claras. Estoy a favor sobre todo de un paquete con sanciones al carbón y al petróleo, que sabemos que son particularmente dolorosas. Quiero que seamos capaces de actuar", declaraba hace una semana en una entrevista con la emisora France Inter, antes del anuncio del embargo al carbón ruso que entrará en vigor en agosto.

Los crímenes de guerra que han salido a la luz tras la retirada de los soldados rusos de zonas ocupadas como Bucha, una localidad cercana a la capital ucraniana, están inclinando la balanza, aumentando la rabia ciudadana y dejando espacio a los líderes políticos para dar "el paso, sin duda doloroso desde el punto de vista económico, de cortar los flujos energéticos rusos", apuntan los investigadores del Instituto de Estudios Económicos de Viena.

"Esto solo puede ir en dos direcciones: o avanza hacia una nueva guerra fría o cambia el régimen en Rusia. Hoy, parece más probable la primera que la segunda". Si las tensiones persisten a largo plazo, incluso en el caso de que Rusia deponga las armas, Putin tiene todas las de perder contra Occidente.

La amenaza que representaba el absoluto aislamiento. El nuevo instrumento coercitivo del mundo moderno. Un sofoco que extraería del individuo toda inclinación hacia la lucha y supondría un remedio silencioso que no necesitaría la fuerza. "Algo más tremendo que la guerra". Así describía en 1919 el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, las sanciones. Ese paradójico acercamiento a la paz a través de unos efectos devastadores para la población enemiga que acabó bautizándose como "l'arme économique", el arma económica.

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