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La consejera de Vladímir Putin atrapada al frente de la guerra económica contra Occidente
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La consejera de Vladímir Putin atrapada al frente de la guerra económica contra Occidente

Elvira Nabiullina es una de las personas más cercanas al líder del Kremlin, y la responsable de construir la 'fortaleza anticrisis' que protegería a Rusia de las sanciones. Aquí la trayectoria hasta la fecha del 'halcón de la inflación'

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

En un mundo tradicionalmente controlado por hombres, una mujer de pequeña estatura, voz suave, pero apariencia seria y con carácter conciliador, se coló en la élite rusa allá por 2013. Entonces se convirtió en algo así como una suma sacerdotisa del mundo financiero, logrando hacerse con la silla de gobernadora del Banco Central de Rusia. Un hito histórico en el país que levantó los aplausos de algunos sectores, y las dudas y temores de otros.

“Ella es probablemente la candidata más equilibrada de todos”, explicaba hace casi diez años Igor Yurgens, del Instituto de Desarrollo Contemporáneo, un think-tank muy ligado a Dmitry Medvedev, expresidente de la Federación Rusa hasta 2012. Pero también alertaba: “Es la persona más cercana al presidente. Puede influenciarle”. Y viceversa. “La decisión es un varapalo a las esperanzas de una política monetaria más independiente en los próximos años”, contaba el jefe de mercados emergentes de Capital Economics a la CNBC.

Nabiullina es quien mueve los hilos de la economía y abre el grifo del dinero en Rusia

Para ser justos con la historia, Elvira Nabiullina no era nueva en las altas esferas de poder ruso. Antes de 2013, había sido directora ejecutiva de Sberbank -el mayor banco de rusia y Europa Oriental-, ministra de Economía y Desarrollo y asesora económica personal de Putin. Algo que no pasó desapercibido para los más críticos con su figura, que aprovecharon su nombramiento para subrayar su falta de experiencia en el sector bancario, o para tacharla de extremadamente controladora con sus subordinados. Sin embargo, a punto de concluir con su segundo mandato como gobernadora, Elvira, de 58 años y procedente de una familia trabajadora de origen tártaro, se ha convertido en una de las figuras más respetadas por los inversores internacionales, e incluso ha sido nombrada ‘Banquera Central del año’ por The Banker, la publicación mensual de negocios del ‘Financial Times’.

Y lo más importante, tras casi veinte años a su lado, forma parte del círculo de confidentes de Putin. Nabiullina es la cabeza pensante que mueve los hilos de la economía y abre el grifo del dinero en Rusia. Bajo su tendencia liberal y su apariencia austera de tecnócrata se esconde una economista que ha pasado por la Universidad Estatal de Moscú y la prestigiosa Yale, miembro de la selecta Ivy League de Estados Unidos. Pero también una amante de la poesía francesa y la ópera que lanza mensajes a través de su vestuario o sus broches.

Cuando elevó los tipos de interés hasta el máximo en dos décadas (20%) para lidiar con el impacto de las sanciones, en su chaqueta llevaba un broche de un halcón, en referencia al tono restrictivo de su política monetaria. Era la primera vez que subía los tipos en tres años. Cuando tuvo que salir junto a Putin y su equipo económico tras la invasión de Ucrania, la gobernadora vistió de negro, de los pies a la cabeza. Un color que, para los ojos más analíticos, significó la muerte de la economía rusa, o el apoyo al ‘no a la guerra’.

Patrocinada por Putin

Ahora, tras ver deshecha la mayor parte de su trabajo en los últimos nueve años, Nabiullina ha quedado atrapada en primera línea de la guerra económica contra Occidente. Le guste o no. Su mandato acaba en un año, pero el mismísimo Putin la ha vuelto a nominar para un nuevo periodo que la encadenará otros cinco al frente del Banco Central. Abandonar al líder del Kremlin en su momento más crítico habría sido visto como traición. Según informaba Bloomberg hace poco más de una semana, pese a sus intentos de renuncia, Vladímir Putin no le dejó otra opción más que continuar al frente de una institución a la deriva.

«Nabiullina podría pensar que su dimisión sería igualmente inútil. No cambiaría demasiado las cosas. [...] Como ex asesora económica del presidente ruso, es en gran medida una designada política que debe gran parte de su carrera al patrocinio de Putin», recogía un analista en The Telegraph. Personas que la conocen desde hace años la definen como una persona conciliadora, inteligente, seria y capaz de defender los intereses de los grupos más variados. “Pero no puede discutir con Putin y no dimitirá por un asunto político”, decía ya en 2014 un reputado economista ruso a The Moscow Times, una publicación independiente de noticias sobre Rusia editada en habla inglesa.

Foto: Elvira Nabiullina, gobernadora del Banco Central de Rusia. (Reuters/Shamil Zhumatov)

El relato de su dimisión no quedó exento de recelos por su vínculo con el presidente. “La naturaleza del régimen de Putin era clara hace un año, cinco, diez… Hemos visto la situación en el Donbás y en Crimea, y con Sergei Skripal o Alexei Navalny. Se ha tenido mucho tiempo para renunciar y no se ha hecho”, apuntaba Tim Ash, estratega en BlueBay Asset Management. Según se lea, económica o políticamente, menos de una semana después de la invasión de Ucrania, la gobernadora envió a su equipo un vídeo en el que, en una descripción de la “extrema” situación económica vivida, decía: “Todos nosotros hubiéramos querido que esto no ocurriera”.

Pero Putin así lo ordenó. Y los años de Nabiullina al frente del banco central lo permitieron. “Ahora está claro que no era una política económica sensata, sino una preparación para la guerra”, opina el economista sueco Anders Aslund en TMT sobre los años previos de austeridad.

La institución estudió múltiples escenarios hasta la invasión ‘de facto’, pero en ninguno se pensó que Occidente llegaría tan lejos, ni tan unido. Barajaron hasta la hipotética exclusión de Rusia del sistema SWIFT, pero no que se congelarían también las reservas del banco central, una de las más grandes de todo el mundo. Una fortaleza anticrisis de oro y divisas extranjeras por valor de 643.000 millones de dólares que las sanciones han logrado derribar, congelando las transacciones del país.

¿El resultado? La gobernadora se ha visto obligada a actuar en contra de sus propios principios y ha impuesto un control de capitales. El escenario actual es “extremo”. Para contenerlo, Nabiullina también tuvo que cerrar los mercados durante un mes, y subió los tipos de emergencia del 9,5 al 20% para hacer más atractivos los depósitos en rublos. Pese al desplome inicial de la divisa, que llegó a perder más de un 60% de su valor frente al euro, y cerca de un 65% con respecto al dólar, el rublo ha borrado todas las pérdidas desde el comienzo de la guerra. La moneda se mantiene en respiración asistida con la esperanza de que el pago de los suministros energéticos a Rusia se pueda realizar “a futuro” en rublos, algo que el G-7 ya ha calificado de “inaceptable”.

El halcón de la inflación, ¿también con un IPC del 25%?

El mes pasado, Putin se mostró confiado en que superarían las dificultades económicas y Rusia emergería más independiente que nunca (desacoplada de Occidente). El futuro, sin embargo, no está nada claro, y el riesgo de impago acecha al gobierno y a las empresas, aisladas de gran parte del mundo y faltas de inversión extranjera.

Para finales de 2022, tanto Mooddy’s como JP Morgan prevén una caída del 7% del PIB ruso, frente a las estimaciones anteriores de un crecimiento del 2%; y los economistas calculan que la inflación tocará el 20 o hasta el 25%. Un nivel no visto en Rusia desde 1998, cuando sufrió el mayor impago de deuda soberana del mundo.

Foto: EC.
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En una reciente rueda de prensa, la gobernadora posponía su meta de lograr el 4% de inflación hasta 2024 y alertaba de turbulencias y de una contracción económica sin fin a la vista. “We take it as an indication, that the CBR will be ready to start the cut cycle after some signs of sustainable deceleration in the CPI. Currently, we expect such signs to appear not earlier than by the end of 2022”, escribe en una nota el equipo de analistas de ING.

El exagente de la KGB confía en Nabiullina, cuyos objetivos de inflación son el centro de sus políticas. Pero el tablero ha cambiado y el manual usado tras la crisis posterior a la anexión de Crimea en 2014 podría quedar inservible. Aquella fue la mayor prueba de estrés superada por la gobernadora hasta el día de hoy. La economista se enfrentó a los controles de capital impuestos como castigo, flotó el rublo, e incluso logró su objetivo de inflación antes de lo previsto.

Mantener los precios en niveles bajos forma parte de la credibilidad de la institución. Ya a finales del año pasado, en una entrevista con la agencia Reuters, confesaba que una alta inflación prolongada en el tiempo podría socavar la credibilidad de la institución. Lo que no dijo explícitamente la apodada ‘halcón de la inflación’ es que la suya también estaría en juego.

placeholder Elvira Nabiullina durante una entrevista en Moscú con Reuters.
Elvira Nabiullina durante una entrevista en Moscú con Reuters.

Sobre si será capaz de lograr superar la debacle de una guerra reina la incertidumbre, y no todas las voces se muestran optimistas. “[Nabiullina] no es el tipo de persona que pueda trabajar con los mercados financieros cerrados y unas sanciones económicas catastróficas”, cuenta el profesor de Economía en la Science Po de París Sergei Guriev a Bloomberg, quien conoce a Elvira desde hace quince años. “Cree que su trabajo es importante para los ciudadanos rusos y que lo hace mejor que cualquier otro, por lo que necesita ser leal a Putin y no retirarse. Si empezara a hablar contra él, la echarían y no podría ayudar al pueblo ruso”, relata también al ‘Financial Times’.

Un argumento que para la exbanquera central de Ucrania Valeria Gontareva no es suficiente. Para la ucraniana, sin valores, la profesionalidad y la experiencia no valen nada. "La única manera de avanzar es arreglar [los tipos], imponer todas las restricciones ahora mismo, detener el pánico bancario, y enviar su carta de dimisión. Y será una persona respetada en el mundo", expresó al diario británico. "De lo contrario, acabará sentada en La Haya con todos estos bandidos".

Citando a la propia Nabiullina, en una entrevista para el Fondo Monetario Internacional (2019): "En cualquier política, incluida la monetaria, no es posible evitar los compromisos. Sin embargo, es importante entender que los compromisos tienen límites".

En un mundo tradicionalmente controlado por hombres, una mujer de pequeña estatura, voz suave, pero apariencia seria y con carácter conciliador, se coló en la élite rusa allá por 2013. Entonces se convirtió en algo así como una suma sacerdotisa del mundo financiero, logrando hacerse con la silla de gobernadora del Banco Central de Rusia. Un hito histórico en el país que levantó los aplausos de algunos sectores, y las dudas y temores de otros.

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