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El Gobierno se juega dos años de crisis energética con Putin y la dureza del invierno
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El Gobierno se juega dos años de crisis energética con Putin y la dureza del invierno

El Ejecutivo está en manos del devenir de las negociaciones con Rusia en el corto plazo y de la intensidad del próximo invierno en el medio y largo plazo. Los resultados de estas dos variables marcarán los precios de luz y gas

Foto: Imagen: Irene de Pablo.
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El Gobierno se enfrenta a diversas incógnitas fuera de su alcance de actuación que sin embargo marcarán gran parte de su futuro en lo que queda de legislatura. La subida a niveles récord de suministros de primera necesidad como luz, gas y carburantes está siendo un factor de desgaste para el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos que, lejos de amainar, aún hay pronósticos que indican que se puede alargar por mucho tiempo.

El consenso generalizado, también asumido por Moncloa, es que el nivel de precios anormalmente alto se prolongará hasta la primavera, de ahí que algunas de las medidas recogidas en el BOE para tratar de contener los precios se extiendan hasta marzo del año que viene. Sin embargo, los analistas cada vez ven más incertidumbres que pueden afectar al precio de los futuros, previsiones bajo extrema volatilidad en este momento.

Para Javier Revuelta, 'principal senior' de Afry, la crisis por los costes del gas, que a su vez determina el precio de la electricidad, podría alargarse hasta mediados o finales de 2023 si el invierno que ahora entra es muy intenso. "Si China, Japón, EEUU y Europa sufren fuertes olas de frío y se dispara la demanda de gas, la sensación de escasez de este hidrocarburo en el mercado se mantendrá en primavera y verano, cuando será necesario más gas para reponer los almacenamientos, por lo que el ciclo de precios récord que vivimos en la actualidad se podría repetir y extender la tensión de precios otro año más".

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Este pronóstico es compartido por Darío Castagnoli, director de Gestión de la Energía de Nexus, que añade otro problema a lo anterior: "Si miras actualmente los futuros del verano de 2022 e invierno de 2023 para el gas, son parecidos. Y como los alquileres para la regasificación son altos, las empresas no tendrán este incentivo y preferirán ir al mercado 'spot', por lo que la incertidumbre se alargará".

En línea con lo anterior, el CEO y fundador de Aleasoft Energy Forecasting, Antonio Delgado, también ve como uno de los grandes problemas a futuro que la demanda se dispare por un gasto desaforado de gas en países como China como consecuencia de un invierno muy crudo. Sin embargo, para este experto, se da la gran paradoja en el mercado eléctrico español de que una meteorología adversa también suele disparar la producción eólica e hidráulica, que puede ayudar a contener los precios, aunque en la actualidad las renovables difícilmente son capaces de cubrir toda la demanda, de ahí que su impacto pueda ser limitado.

Foto: gas-natural-crisis-energetica-batalla-mundial

El precio del gas es actualmente el elemento que está revolucionando los precios, ya que actúa como base para el precio de la electricidad, a su vez el elemento que más castiga el poder adquisitivo de los ciudadanos y la competitividad de las empresas. De ahí su importancia. Pero hay, sin embargo, elementos para el optimismo. En este sentido, aunque podría alargarse mucho la crisis si el invierno se complica, para Revuelta, de Afry, no es el escenario más probable, ya que estadísticamente es difícil que se produzcan dos inviernos con crisis meteorológicas como fue Filomena o lo ocurrido en Texas a principios de 2021.

Por otro lado, añade Castagnoli, países como China han decidido de forma excepcional reactivar la producción de sus minas de carbón para pinchar la burbuja que se estaba produciendo sobre este combustible fósil y aplacar los precios. La tonelada ha pasado en poco tiempo de 300 euros a unos 150 euros. Cabe destacar que una de las razones fundamentales del fuerte crecimiento del precio del gas, que ha pasado de estar en 20 euros MWh, incluso por debajo de esa cifra durante la pandemia, a superar los 100 euros por MWh, en parte viene de China: la economía más pujante del mundo ha decidido sustituir parte de sus necesidades energéticas desde el carbón por el gas para tratar de cumplir con los compromisos en materia de descarbonización y lucha contra el cambio climático.

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Además, como apunta el experto de Afry, la coyuntura actual no viene determinada por una cuestión estructural de que no haya suficiente gas en el mundo para cubrir toda la demanda, sino que determinados problemas en países productores como Noruega, Trinidad y Tobago, Argentina o Australia, así como otros factores como indisponibilidad fortuita de transporte en la pospandemia, se han alineado y han provocado el alza récord de precios.

Lo que los expertos ven más difícil es que España sufra apagones por falta de suministro, tal y como ha deslizado Austria que podría pasar en el próximo invierno. Sobre esta base, otras voces están alimentando este peligro por el cierre del gasoducto del Magreb, que va de Argelia a España por Marruecos. En este sentido, el Gobierno asevera con rotundidad que no habrá problemas de suministro porque Argelia se ha comprometido a suministrar por barco aquello que no llegue por tubo, como venía siendo habitual, lo que no quita para que el transporte se encarezca con fuerza. En este sentido, además, está habiendo aprovisionamientos extra para evitar cualquier tipo de problema. El Ejecutivo ha elevado los umbrales mínimos obligatorios de reservas y Enagás, el gestor del sistema gasista, ha lanzado subastas extra para almacenamiento subterráneo.

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En el medio plazo, Castagnoli también destaca el problema que se puede generar en cuanto a precios y seguridad de suministro por el cierre anticipado de nuclear y carbón, acelerado en las principales economías de Europa, ya que no hay garantía de que las renovables, de producción mucho más intermitente al depender del viento y el sol, sean capaces de cubrir el hueco que dejan las otras tecnologías.

Putin, con la sartén por el mango

En el corto plazo, la crisis energética —que está disparando la inflación y echando por tierra las previsiones macroeconómicas del Gobierno— y sus consecuencias pasan por las negociaciones con Rusia, destacan los analistas consultados. Para poner en contexto la situación actual, el precio del gas alcanzó máximos a principios de octubre y entonces se produjeron las peores perspectivas tanto en el mercado gasista como en el eléctrico.

Foto: Un hombre traslada cilindros de gas en Karachi, Pakistán. (EFE)

Desde ese momento, las promesas de Putin de abastecer a Europa han aplacado en parte la crisis de precios, con lo que su influencia se ha evidenciado en el mercado. Pero la incertidumbre no se ha disipado. Castagnoli, de Nexus, explica que para entender esta situación hay que remontarse a 2016, cuando grandes energéticas europeas como Uniper, Eni y otras rompieron contratos de largo plazo con la gasista estatal rusa, Gazprom, por entender que pagaban de más al estar los precios entonces vinculados al petróleo cuando el mercado 'spot' de gas marcaba precios más bajos.

Esta situación motivó arbitrajes que hicieron que esos contratos se rompieran y ya no hubiera compromisos de abastecimiento. Por eso, ahora Gazprom no tiene por qué satisfacer la demanda, explica el director de Gestión de la Energía de Nexus. En este sentido, Putin está forzando a nivel geopolítico y aprovechando la coyuntura para arrancar compromisos a Europa de contratos a largo plazo. Precisamente ahora, cuando se cuestionan cada vez más los hidrocarburos por su contribución al cambio climático, se da la paradoja de que la necesidad de gas es extrema.

Foto: Imagen: Laura Martín.

Javier Revuelta destaca que la intensidad de la crisis del gas también dependerá de cuándo se active el gasoducto Nord Stream 2, que cruza el Báltico desde Rusia hasta Alemania y es una de las grandes esperanzas para reducir la tensión de precios de la energía. Existe la posibilidad de que se inicie el bombeo en diciembre, lo que daría mucho más margen de actuación a los países de la Unión Europea este invierno. Sin embargo, si fueran ortodoxos con la regulación preexistente, la aprobación de entrada en funcionamiento de este gasoducto se alargaría hasta verano, con la consecuente incertidumbre de precios que introduce eso en los próximos meses.

Uno de los problemas está en la relación con Ucrania, que teme que un menor paso de gas por sus fronteras, como sucede habitualmente, debilite su posición frente a Rusia, tal y como denunciaba este lunes su gasista estatal en el 'Financial Times'. Esto, además, no está bien visto por EEUU, que pide que se proteja al Gobierno de Kiev de la influencia de Rusia, que se anexionó Crimea en 2014.

Pero la actual dependencia gasista de Europa juega a favor de Vladímir Putin, que mientras las renovables no cubran toda la demanda europea seguirá contando con la baza energética a su favor, máxime cuando la crisis de precios lastra la macroeconomía y se convierte en un problema político de primer nivel para los diferentes Estados, incluido España.

El Gobierno se enfrenta a diversas incógnitas fuera de su alcance de actuación que sin embargo marcarán gran parte de su futuro en lo que queda de legislatura. La subida a niveles récord de suministros de primera necesidad como luz, gas y carburantes está siendo un factor de desgaste para el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos que, lejos de amainar, aún hay pronósticos que indican que se puede alargar por mucho tiempo.

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